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Urgencias oncológicas
Felipe Espinoza Ch.
Un paciente oncológico puede presentar todo tipo de emergencias que afecten cualquier
órgano o sistema, siendo muchas de ellas graves y potencialmente mortales. Pueden darse en
todo momento durante el curso de la enfermedad o incluso como primera manifestación de la
misma. La mayor parte de ellas no se diferencian de las que se presentan en otros tipos de
patología, por lo que este capítulo se refiere únicamente a las más características y que se
presentan con peculiaridades específicas en este tipo de pacientes.
Síndrome de lisis tumoral
Se produce antes de iniciar el tratamiento o en los cinco primeros días después de iniciado
el tratamiento citotóxico. Es más frecuente en el linfoma de Burkitt y en la leucemia aguda, en
las que coinciden una gran masa tumoral y una alta sensibilidad a la quimioterapia. También
se ha descrito en rabdomiosarcomas, hepatoblastoma y neuroblastoma.
Constituyen factores predisponentes una gran masa tumoral, valores elevados de ácido
úrico y LDH, y diuresis escasa. La lisis aguda por necrosis y/o apoptosis de células tumorales
origina la liberación de diversas sustancias.
Se caracteriza por:
– Hiperuricemia: Por destrucción celular masiva
– Hiperpotasemia: Por lo mismo y por la insuficiencia renal aguda
– Hiperfosfemia: Por su alto contenido en los linfoblastos
– Hipocalcemia: Por precipitación de fosfato cálcico en el riñón
– Insuficiencia renal aguda: Multifactorial
Manifestaciones clínicas: Tetania, temblores y cuadro clínico de insuficiencia renal.
El tratamiento ideal es el preventivo. Se basa en la hidratación y alopurinol.
– Hiperhidratación: 3.000 a 6.000 cc/m
2
/día de solución glucosada al 5% con NaCl sin potasio ni
calcio. El objetivo es lograr una diuresis mayor a 100 cc/m
2
/h. Si el flujo urinario es menor que
el esperado se puede aumentar el volumen como se definió anteriormente hasta 6.000 cc/m
2
/día
y/o forzar diuresis con furosemida 0,5 a 1 mg/kg/dosis o manitol 0,5 mg/kg/ en 15 minutos. Si
existe glucosuria, combinar con suero fisiológico.
– Alopurinol. Dosis inicial: 300 mg/m
2
/día o 10 mg/kg/día fraccionado c/8 hrs.
La alcalinización persigue la idea de aumentar sustancialmente la solubilidad del ácido
úrico en la orina, lo que se consigue adecuadamente con un pH urinario entre 7 y 8. Esta
misma conducta modifica mínimamente la solubilidad de la xantina e hipoxantina. La
alcalinización urinaria puede lograrse adicionando 40 a 60 mEq/L de bicarbonato de sodio a
8,4% al suero de hidratación. Debe tenerse en cuenta que esta misma terapia puede producir
alcalosis metabólica y estimula a precipitar cristales de fosfato cálcico en los túbulos
colectores, por lo que su uso en la actualidad es controversial, por esta razón en nuestro
servicio ya no se indica al ingresar pacientes en riesgo de lisis tumoral.
Otro medicamento muy útil en estos pacientes es una urato oxidasa recombinante
(Rasburicase
®
), una enzima capaz de degradar el ácido úrico a alantoína, que es mucho más
soluble en orina y por lo tanto disminuye la posibilidad de precipitación y de uropatía