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10 Febrero 2010

Psiquiatría

El mercurio no se relacionaría con el autismo

En este estudio, niños de 2 a 5 años con autismo o espectro autista presentaron concentraciones de mercurio en sangre similares a los controles después de ajustar estadísticamente una variedad factores. Este resultado se mantuvo cuando el análisis se restringió a los no consumidores de pescado.

El autismo es un trastorno generalizado del desarrollo que se caracteriza por el déficit en las interacciones sociales recíprocas y la comunicación. Los trastornos del espectro autista también incluyen el síndrome de Asperger, una forma más leve de autismo, y los factores de riesgo establecidos son: género masculino, retraso de la maternidad, edad de los padres e historia familiar. La heredabilidad es alta y los estudios de asociación genómica indican la vinculación con diferentes regiones en todos los cromosomas, sugiriendo que un considerable número de genes pueden conferir gran susceptibilidad al autismo. Es sabido, que muy a menudo no es el autismo en sí el que se hereda sino más bien una anomalía genética del lenguaje o de la sociabilidad, que interactúa con otros factores para producir la enfermedad.

Irva Hertz-Picciotto y colaboradores (Universidad de California-Davis, Estados Unidos), compararon las concentraciones de mercurio total en sangre en niños de 2-5 años con autismo o trastorno espectro autista (AU/TEA) y en controles con desarrollo típico (DT) para determinar el efecto del consumo de pescado. Después de evaluar el diagnóstico, se analizaron tres grupos: AU/TEA; no AU/TEA pero con retraso del desarrollo (DD) y la población control (DT). Las madres fueron entrevistadas sobre los hogares, exposición médica y la dieta. El metal en la sangre se midió por ICP-MS y una regresión lineal múltiple se llevó a cabo (n = 452) para pronosticar la presencia de Hg.

La ingesta de pescado predijo fuertemente la concentración de Hg total. Los niños AU/TEA comían menos pescado. Después del ajuste para los peces y otras fuentes de mercurio, los niveles de Hg en niños AU/TEA eran similares a los de los niños con desarrollo normal (p = 0,75), lo que también se dio entre los no consumidores de pescados (p = 0,73). Los niños DD presentaron menores concentraciones en sangre en todos los análisis realizados. Las amalgamas dentales en jóvenes con hábitos de uso de goma de mascar o el pulido de dientes predijeron niveles más altos.

En conclusión, después de explicar las diferencias en la dieta y otras exposiciones al mercurio, la concentración de Hg total en sangre no se vio más elevada o reducida en preescolares con AU/TEA, en comparación con los controles.

Fuente bibliográfica

Environ Health Perspect doi:10.1289/ehp.0900736

Ciencia y Medicina

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