Virus herpes y demencia senil: evidencia de causalidad
Tres recientes estudios proporcionan las primeras pruebas a nivel poblacional de un vínculo entre la infección y el posterior desarrollo del síndrome neurológico.
La enfermedad de Alzheimer (EA) es un trastorno neurodegenerativo que afecta principalmente a ancianos, en el que aún no existen tratamientos efectivos. Los enfoques terapéuticos se han centrado en la remoción del péptido β-amiloide (βA) característico de la EA, pero estos, sin excepción, no han tenido éxito. Los hallazgos de que agentes infecciosos como virus herpes están presentes en el cerebro y pueden inducir la formación de βA y tau -los componentes principales de cerebros con EA- han llevado a la propuesta de que la infección por esta clase de patógenos podría ser la base de algunos casos de demencia senil (DS).
Muy recientemente se han publicado tres artículos de especial relevancia para las causas de la demencia y su potencial tratamiento. Los primeros dos (DOI: 10.1371/journal.pone.0188490 y DOI: 10.4088/JCP.16m11312) muestran un mayor riesgo de desarrollo posterior de DS en pacientes con infección aguda por varicela zóster. Estos estudios presentan datos muy relevantes para el tercer y más importante artículo (DOI: 10.1007/s13311-018-0611-x) publicado a finales de febrero de 2018. En esta investigación, los autores reportan que la infección con un patógeno de un género diferente pero de la misma familia, el virus herpes simple tipo 1 (HSV1, por sus siglas en inglés), lleva a un riesgo mayor de desarrollar DS posteriormente.
Además, cuando los autores observaron a los pacientes tratados agresivamente con medicamentos antiherpéticos en ese momento, el riesgo relativo de DS se redujo en un factor de 10. El estudio no incorporó a sujetos que ya sufrían de DS. Adicionalmente, los tratados fueron los pocos casos raros gravemente afectados por HSV. Sin embargo, la medicación antiherpética previno el desarrollo posterior de DS en el 90% de su grupo de estudio.
En suma, estos artículos proporcionan la primera evidencia poblacional de una relación causal entre la infección por el virus herpes y la demencia senil.
