Pesadillas como predictores de párkinson
El cribado de estas perturbaciones del sueño podría ser usado para el desarrollo de intervenciones tempranas que ayuden a frenar la aparición de síntomas físicos, como temblores, rigidez y lentitud.
La enfermedad de Parkinson (EP) es la segunda de carácter neurodegenerativa más común y de más rápido crecimiento en el mundo. Con el envejecimiento de la población mundial y los cambios en los factores de riesgo ambientales relacionados con la patología, se prevé que su prevalencia podría duplicarse en la próxima década.
Estudios transversales han demostrado sistemáticamente que esta condición está asociada a alteraciones en la fenomenología de los sueños, que incluye cambios en su contenido (aumento de las emociones negativas, de la agresión física y mayor prevalencia de personajes animales), así como el desarrollo de un trastorno del comportamiento caracterizado por movimientos oculares rápido o "conductas de representación de sueños".
Investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) probaron la hipótesis de que los sueños angustiosos frecuentes estarían asociados con un mayor riesgo de desarrollar EP en 3830 hombres con un seguimiento de hasta 12 años, proporcionando evidencia sobre esta relación.
Los participantes que experimentaron pesadillas frecuentes eran casi 5 veces más proclives a experimentar los síntomas dentro de los primeros 4 años de seguimiento, sin embargo esta asociación se atenuaba y dejó de ser significativa durante los 8 años siguientes. Esto sugiere que este tipo de distorsión del sueño puede ser un síntoma prodrómico de la EP.
El cribado de su aparición en la población general puede ayudar a identificar individuos con mayor riesgo de desarrollar un subtipo de EP de rápida evolución, para los que se podrían dirigir las intervenciones tempranas.
