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01 Octubre 2008

Neurología

Consumo de pescados disminuye peligro de anomalías cerebrales

Además, estos resultados apoyan la necesidad de realizar futuros ensayos aleatorios sobre la relación entre la costumbre de ingerir pescados, o derivados como el aceite, y la reducción de eventos isquémicos en los adultos mayores.

Clínicamente no reconocidos o "silenciosos", los infartos cerebrales son muy comunes, sobre todo en edad avanzada. Entre los adultos sanos mayores de 65 años, casi el 20% presenta al menos un infarto según estudios de resonancia magnética. Las personas con infartos experimentan mayor deterioro cognitivo que las sin infartos, y también están en mayor riesgo de futuros accidentes cerebrovasculares. Se ha observado que el consumo de pescado está asociado con el riesgo de accidentes cerebrovasculares reconocidos clínicamente. Entre las personas mayores, la ingesta de atún o de otro tipo de pescados se correlaciona con los niveles plasmáticos de ácidos grasos poliinsaturados n-3 (AGPI n-3), con un menor riesgo de eventos cerebrovasculares, de demencia y deterioro cognitivo. Por otra parte, también se ha visto que el consumo de pescado frito no se correlaciona con las concentraciones de AGPI n-3 y sí con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular.

Docentes de la Universidad de Kuopio, Finlandia, investigaron la asociación entre el consumo de pescado y la presencia de anormalidades cerebrales subclínicas. 3660 participantes mayores de 65 años de edad se sometieron a una resonancia magnética en el período 1992-1994. Cinco años más tarde, 2.313 fueron escaneados. Se utilizó una encuesta sobre frecuencia de consumo de alimentos para evaluar la ingesta diaria.

Después de ajustar para múltiples factores de riesgo, el peligro de tener uno o más infartos fue menor entre aquellos que habían consumido atún u otro tipo de pescados más de 3 veces a la semana, en comparación a una vez al mes (riesgo relativo 0,74, IC del 95% = 0,54 -1,01, P = 0,06, p tendencia = 0,03). En general, los pescados y el atún se relacionaron también con una menor tendencia de infartos subclínicos. Además, estos alimentos se asociaron con una mejor calidad de sustancia blanca. No se hallaron asociaciones significativas entre el consumo de pescado frito y anormalidades cerebrales subclínicas.

En conclusión, entre adultos mayores, el consumo modesto de atún y otros pescados, pero no el frito, se asoció con una menor prevalencia de infartos subclínicos y anomalías de la sustancia blanca. Estos resultados añaden pruebas a los postulados que sugieren que la alimentación en base a pescados con mayor contenido de ácidos eicosapentaenoico y docosahexaenoico puede tener importantes beneficios para la salud.

Fuente bibliográfica

Neurology 2008; 71(6):439-446

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