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03 Junio 2024

Enfermedades mentales: de padres a hijos

Algunas patologías que sufren los progenitores pueden manifestarse en la descendencia. Por otro lado, en grupos de adolescentes existiría mayor riesgo de transmisión de ansiedad y trastornos del ánimo.

El desarrollo de la neurociencia ha ayudado a develar parte de los secretos del cerebro, comprender mejor sus mecanismos y cómo estos influyen en el lenguaje y aprendizaje [1].

Sin embargo, surgen interrogantes. ¿Los hijos de personas con enfermedades mentales tienen más predisposición a sufrirlas? ¿estos trastornos se pueden transmitir? Investigadores pertenecientes al Hospital Clínic-Idibaps de Barcelona, Universidad de Dalhousie, King's College de Londres y la Universidad de Helsinki suman evidencias.

Riesgos comparativos

De nuestros padres no solo heredamos la apariencia física y costumbres. Existe una predisposición que resulta de variaciones genéticas específicas que pueden contribuir al desarrollo de una enfermedad mental. Así lo confirma este grupo de científicos según un metaanálisis publicado en la revista World Psychiatry [2].

Basados en datos de 3.172.115 de hijos de pacientes diagnosticados con trastornos mentales, para ellos no solo aumenta el riesgo de sufrir exactamente la misma condición de sus padres, sino que también crece la posibilidad de padecer otro tipo de afección psiquiátrica que no provenga de la ascendencia.

Los autores elaboraron tablas descriptivas para determinar el riesgo comparativo al que se exponen. Si los padres padecen trastornos depresivos, la probabilidad de que los hijos también los desarrollen, se multiplica por 2,3. 

La lista incluye el trastorno bipolar (2,1) y de ansiedad (2). Se descubrió que más de un tercio de los hijos de padres con trastornos por consumo de sustancias y una sexta parte de los hijos de padres con psicosis desarrollarán una afección mental. El riesgo por déficit de atención e hiperactividad se duplica, los trastornos disruptivos se multiplican por 1,8, los obsesivo-compulsivos por 3,2 y en el caso de la conducta alimentaria es casi cuatro veces mayor.

En tanto, la probabilidad de que los niños desarrollen el mismo trastorno que el progenitor, es considerable. Por ejemplo, si los adultos tienen psicosis, la predisposición de los menores se multiplica por 2,6 y en el caso del trastorno bipolar alcanza hasta el 34% de la descendencia. Este patrón se observa también con la ansiedad, que puede llegar a triplicarse.

"Debemos tener en cuenta que hasta 55% de los hijos de padres con trastornos mentales desarrollarán uno a lo largo de su vida, por eso es tan importante realizar una síntesis completa de los riesgos que nos ayuden a mejorar las técnicas de prevención", comenta Lydia Fortea, investigadora del grupo Imagen de los Trastornos Relacionados con el Estado de Ánimo y la Ansiedad (IMARD) del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) y coautora del metaanálisis.

Desarrollo gradual de síntomas

Paralelo a la herencia, otra línea de estudio ha explorado la posibilidad de la transmisión. Investigadores de la Universidad de Helsinki en Finlandia sugieren que los adolescentes con compañeros de curso que los padecen estarían más expuestos a sufrir trastornos psiquiátricos.

El artículo, publicado en JAMA Psychiatry [3], reúne datos de 713.809 estudiantes que fueron monitoreados, como promedio, durante 11 años. "Dentro de una red de pares específica existe mayor riesgo de transmisión de depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación", concluye Jussi Alho, investigadora postdoctoral de la Universidad de Helsinki, quien advierte que las asociaciones observadas alcanzan el 3%. 

"Faltan trabajos a gran escala para determinar con claridad las posibles influencias. Aun así, creemos concebible que la exposición prolongada a un individuo depresivo pueda conducir al desarrollo gradual de los mismos síntomas, a través de mecanismos neuronales de contagio emocional", plantean los autores.

Los resultados podrían conducir a nuevos tratamientos basados en intervenciones que incluyan el apoyo de pares, estrategia que ha sido de utilidad en adultos, pero poco explorada en la adolescencia.

Especialistas creen que las experiencias vividas modifican el cerebro abriendo nuevas interrogantes e impulsando a la ciencia hacia la búsqueda permanente de respuestas que beneficien nuestra salud mental.

Referencias
[1] Diamond, A., & Amso, D. (2008). Contributions of Neuroscience to Our Understanding of Cognitive Development. Current directions in psychological science, 17(2), 136–141.
[2] Uher, R., Pavlova, B., Radua, J., Provenzani, U., et al. (2023). Transdiagnostic risk of mental disorders in offspring of affected parents: a meta-analysis of family high-risk and registry studies. World psychiatry: official journal of the World Psychiatric Association (WPA), 22(3), 433–448.
[3] Alho, J., Gutvilig, M., Niemi, R., Komulainen, K., et al. (2024). Transmission of Mental Disorders in Adolescent Peer Networks. JAMA psychiatry, e241126. Advance online publication.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez