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28 Octubre 2024

Ejercitar para pensar mejor

La actividad física cumple un rol clave en la vascularización cerebral y en el aumento del número de sinapsis, mejorando el aprendizaje y la memoria. Además, retrasa la aparición de enfermedades neurodegenerativas.

Como herencia de nuestros ancestros cazadores-recolectores, que subsistieron durante miles de años recorriendo grandes distancias para alimentarse, estamos diseñados para hacer ejercicio. "Perseguir y atrapar animales requiere una marcada actividad física y una estrategia grupal, que a su vez favoreció un cerebro más evolucionado", comenta José Luis Trejo, investigador y responsable del Grupo de Estilo de Vida y Cognición del Instituto Cajal CSIC de España [1].

Luego vino el auge de la agricultura y, más tarde, la tecnologización. Casi sin darnos cuenta, el sedentarismo se enquistó en la sociedad impactando en la población y afectando la salud de nuestros cerebros. De acuerdo con un estudio publicado en The Lancet, no alcanzar el umbral de 150 minutos semanales de ejercicio recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), nos expone a una delicada situación que puede conducir a varias enfermedades, en particular, cerebrovasculares [2].

"Estar sentado en un escritorio o frente al televisor durante períodos prolongados está ligado a una menor expectativa de vida", concluye Herman Pontzer, docente de antropología evolutiva y salud global de la Universidad Duke en Estados Unidos, en un artículo publicado en la revista Scientific American [3].

Para José Luis Trejo, el encéfalo está irrigado por vasos sanguíneos que aportan oxígeno y nutrición, por lo que conservar y proteger la salud cardiovascular es fundamental. "El sedentarismo es el principal enemigo de un cerebro sano", asegura.

Factor neurotrófico

El ejercicio físico es en un pilar de las políticas públicas de salud y prevención. Según la OMS, este tipo de actividad reporta beneficios en el manejo de la depresión, ansiedad y estrés, además de disminuir el deterioro cognitivo, mejorar la memoria y potenciar la salud cerebral. [4]. Así lo respaldan varios estudios que indagaron en su contribución al bienestar físico y mental [5].

Sin embargo, estamos lejos de incorporar este hábito de forma masiva y regular. Por el contrario, el sedentarismo se ha posicionado durante los últimos años como un problema de salud pública y es considerado una epidemia [6]. De acuerdo con un informe publicado en The Lancet Global Health, la inactividad física entre los adultos creció cinco puntos porcentuales entre 2010 y 2022 y, de no revertir esta tendencia, podría alcanzar al 35% de la población en 2030 [7].

En este escenario, investigadores de la Universidad de Harvard hicieron un importante aporte al descubrir que la hormona proteica irisina aumenta con el ejercicio de resistencia cruzando la barrera hematoencefálica, mejorando la expresión del factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC), esencial para la creación de nuevas sinapsis en el hipocampo, y activando los genes implicados en la cognición [8]. Sus autores plantearon que la irisina podría incluirse en un medicamento, lo que llevaría a la implementación de mejores terapias contra la degeneración cognitiva y enfermedades neurodegenerativas.

En esa línea, un artículo publicado en la revista Neuronal Regeneration concluye que, incluso, tendría la capacidad de prevenir la pérdida de memoria relacionada con la enfermedad de Alzheimer [9].

Beneficios heredables

Para el presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), David Ezpeleta, la actividad física cumple un rol clave en la vascularización cerebral y en el aumento del número de sinapsis. "También se asocia a un envejecimiento del cerebro más saludable y retrasa la aparición de las manifestaciones clínicas de las enfermedades neurodegenerativas".

En los niños, niñas y adolescentes, agrega, aporta beneficios adicionales: aumenta los factores de crecimiento neural, favorece la formación de sinapsis y otros procesos relacionados con la plasticidad cerebral. "Esto tiene especial relevancia para ellos debido a los altos niveles de sedentarismo infantil que genera el uso excesivo de pantallas".

Incorporar este hábito no solo reporta beneficios para quien decide hacerlo. Investigadores descubrieron que estos se pueden heredar a hijos y nietos, los que muestran mejor capacidad de aprendizaje y memoria [10]. "Estas ventajas cognitivas se transmiten a través de las células sexuales mediante micro ARNs que regulan la expresión génica y están implicados en la herencia epigenética", explica José Luis Trejo.

Tomar conciencia sobre el valor del ejercicio en nuestras vidas es el primer paso. El segundo, llevarlo a la práctica y posicionarlo como una herramienta de salud al alcance de todos. También resulta fundamental educar e inculcar en las nuevas generaciones su importancia en el cuidado de un cerebro en desarrollo.

Referencias
[1] Salud cerebral: la actividad física es clave. Nota de prensa. https://www.agenciasinc.es/Reportajes/Salud-cerebral-la-actividad-fisica-es-clave
[2] Hallal, P. C., & Pratt, M. (2020). Physical activity: moving from words to action. The Lancet. Global health, 8(7), e867–e868.
[3] Pontzer H. (2019). Evolved to Exercise. Scientific American, 320(1), 22.
[4] Cada movimiento cuenta para mejorar la salud. Nota de prensa. https://www.who.int/es/news/item/25-11-2020-every-move-counts-towards-better-health-says-who
[5] Strain, T., Brage, S., Sharp, S. J., Richards, J., Tainio, M., Ding, D., Benichou, J., & Kelly, P. (2020). Use of the prevented fraction for the population to determine deaths averted by existing prevalence of physical activity: a descriptive study. The Lancet. Global health, 8(7), e920–e930.
[6] Arocha Rodulfo J. I. (2019). Sedentary lifestyle a disease from xxi century. Sedentarismo, la enfermedad del siglo xxi. Clinica e investigacion en arteriosclerosis: publicacion oficial de la Sociedad Espanola de Arteriosclerosis, 31(5), 233–240.
[7] Strain, T., Flaxman, S., Guthold, R., Semenova, E., Cowan, M., Riley, L. M., Bull, F. C., Stevens, G. A., & Country Data Author Group (2024). National, regional, and global trends in insufficient physical activity among adults from 2000 to 2022: a pooled analysis of 507 population-based surveys with 5·7 million participants. The Lancet. Global health, S2214-109X(24)00150-5. Advance online publication.
[8] Wrann, C. D., White, J. P., Salogiannnis, J., Laznik-Bogoslavski, D., Wu, J., Ma, D., Lin, J. D., Greenberg, M. E., & Spiegelman, B. M. (2013). Exercise induces hippocampal BDNF through a PGC-1α/FNDC5 pathway. Cell metabolism, 18(5), 649–659.
[9] Kim, E., Tanzi, R. E., & Choi, S. H. (2025). Therapeutic potential of exercise-hormone irisin in Alzheimer's disease. Neural regeneration research, 20(6), 1555–1564.
[10] Cintado, E., Tezanos, P., De Las Casas, M., Muela, P., McGreevy, K. R., Fontán-Lozano, Á., Sacristán-Horcajada, E., Pignatelli, J., de Ceballos, M. L., Del Hierro, M. J., Fernández-Punzano, J., Montoliu, L., & Trejo, J. L. (2024). Grandfathers-to-Grandsons Transgenerational Transmission of Exercise Positive Effects on Cognitive Performance. The Journal of neuroscience : the official journal of the Society for Neuroscience, 44(23), e2061232024.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez