Crisis climática y salud global
Esta es una realidad innegable en nuestro tiempo. No sólo afecta al medioambiente, también presenta consecuencias significativas para el bienestar humano.
¿Siente calor en este momento? Independiente de cuál sea la respuesta, algo es seguro: lo hará. Una de las principales consecuencias del cambio climático son las alzas extremas de temperatura, cada vez más recurrentes y peligrosas en casi todos los rincones del planeta. La cantidad de personas afectadas va en rápido aumento, tal como la preocupación que este fenómeno genera en distintos organismos.
En la octava edición del Countdown on Health and Climate Change que reproduce la revista The Lancet [1], se publica que la mortalidad asociada al calor en mayores de 65 años creció 85% entre 2013 y 2022 en comparación con el período de 1991 a 2000.
Las repercusiones sobre la población son evidentes y uno de los caminos parece ser la adaptación [2]. “Nuestro análisis revela que las amenazas del cambio climático están afectando vidas y los medios de subsistencia”, subraya en El Mundo [3] la doctora Marina Romanello, directora ejecutiva de Lancet Countdown en University College London del Reino Unido.
Según un estudio publicado en Nature Climate Change [4], más de un tercio de los fallecimientos por calor entre 1991 y 2018 son atribuibles al cambio climático. Las condiciones extremas elevan los riesgos de mortalidad y morbilidad por enfermedades específicas como las cardiovasculares, renales y psiquiátricas [5]. Niños, ancianos, minorías étnicas, comunidades con menores ingresos también son grupos vulnerables.
Complejidades y recomendaciones
Para el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, en 2018 el deterioro de importantes ecosistemas llegó a un punto sin retorno. Entre 2030 y 2052, la temperatura podría aumentar en 2 °C, provocando efectos negativos en la salud de la población.
En su sexto informe, publicado en 2022, concluye que “las variaciones en el clima son generalizadas, se intensifican y no tienen precedentes. Es indiscutible que las actividades humanas lo generan y hacen que los eventos extremos como las olas de calor sean cada vez más frecuentes y graves” [6].
En esa misma línea, un año antes, comités editoriales de más de 200 revistas científicas [7] dieron a conocer una declaración, donde enfatizan la urgencia de implementar políticas e iniciativas que refuercen la lucha contra este problema. “Los objetivos que se han establecido para reducir las emisiones, conservar la biodiversidad, limitar el aumento de la temperatura y proteger la salud no son suficientes. Deben combinarse con planes creíbles a corto y largo plazo”.
¿Cuáles son las perspectivas? Expertos proyectan un calentamiento de la Tierra de 2,7 °C para 2100, mientras la liberación de gases dañinos para el medioambiente y la salud parecen batir sus propios récords. “Con una cifra de 1.337 toneladas de dióxido de carbono por segundo, no estamos siquiera cerca de reducir las emisiones con la rapidez necesaria para mantener los peligros climáticos dentro de los niveles tolerables para nuestros sistemas sanitarios”, asegura Romanello.
Durante la última década ha subido en promedio 1,14 °C globalmente. Las olas de calor también van en aumento afectando la calidad de vida de millones de personas. Los síntomas del estrés térmico y agotamiento por calor pueden incluir mareos, náuseas, desmayos, confusión, cansancio, sudoración abundante, deshidratación, cefalea, calambres musculares y mal funcionamiento de órganos como el corazón, lo que podría ser potencialmente mortal, según el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS).
El cambio climático también favorece la transmisión de algunas enfermedades infecciosas como el dengue, además de generar sequías que exacerban la malnutrición. En 2021, 127 millones de personas de 122 países se declararon en estado de inseguridad alimentaria por la falta de agua para sus cultivos.
Ante episodios puntuales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mantenerse hidratado y en lugares que cuenten con aire acondicionado, vestirse con ropa holgada, construir una red de apoyo y evitar bebidas azucaradas, alcohólicas o con cafeína. También reforzar el sistema inmunitario mediante una dieta equilibrada y ejercicio regular. Medidas paliativas a la espera de nuevas iniciativas que consideren la participación de toda la sociedad y entreguen esperanza frente a un escenario adverso.
Referencias
[1] Romanello M, Di Napoli C, Green C, Kennard H. The 2023 report of the Lancet Countdown on health and climate change: the imperative for a health-centred response in a world facing irreversible harms. The Lancet [Internet]. Elsevier BV; 2023 Nov 1; Available from: https://doi.org/10.1016/s0140-6736(23)01859-7
[2] Hondula DM, Balling RC, Vanos JK, Georgescu M. Aumento de las temperaturas, salud humana y el papel de la adaptación. Informes actuales sobre el cambio climático. (2015); 1: 144-54.
[3] Más enfermedades infecciosas, exceso de calor, problemas respiratorios... así es la huella de la crisis climática en la salud. https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2023/11/15/6553a4e8e85ecec84d8b459f.html
[4] Vicedo-Cabrera, A.M., Scovronick, N., Sera, F. et al. The burden of heat-related mortality attributable to recent human-induced climate change. Nat. Clim. Chang. (2021). 492-500.
[5] Obradovich N, Migliorini R, Paulus MP, et al. Empirical evidence of mental health risks posed by climate change. Proc Natl Acad Sci U S A. 2018 Oct 23;115(43):10953-10958.
[6] Sexto informe de evaluación del IPCC: Cambio Climático 2022. https://www.unep.org/es/resources/informe/sexto-informe-de-evaluacion-del-ipcc-cambio-climatico-2022
[7] Atwoli L, H Baqui A, Benfield T, et al. Call for emergency action to limit global temperature increases, restore biodiversity and protect health. BMJ Open. 2021;11(9):e056565.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez