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19 Diciembre 2022

Cómo cambia el cerebro cuando somos padres

Los factores sociales, culturales y psicológicos, que determinan cuánto se involucran los hombres con la crianza, influyen sobre la plasticidad cerebral y el vínculo que logran establecer con sus hijos. 

El embarazo es un proceso biológico extremo que marca una transición monumental en la vida de la mujer. Este período involucra una intrincada cascada de cambios endocrinos, que orquestan un sinnúmero de adaptaciones [1]. 

Prácticamente, todos los sistemas corporales se ven afectados, lo que implica transformaciones duraderas en la fisiología femenina, las cuales se mantienen durante décadas después del parto; y una plasticidad cerebral única que facilita el cuidado, atención y “enamoramiento” hacia el bebé [2].

Se ha demostrado que se manifiestan alteraciones en la estructura de la materia gris, que no implica una merma de la capacidad cognitiva de ellas [3], sino lo contrario: se trata de una selección de las mejores conexiones neuronales para favorecer un procesamiento mental más maduro y eficiente.

¿Qué pasa en el caso masculino?

Según un estudio del Pew Research Center de Estados Unidos, el tiempo que los padres dedican al cuidado de los niños, cada semana, se ha triplicado en los últimos 50 años en esa nación [4]. Aumento que es aún más pronunciado en países que han ampliado la licencia de paternidad pagada como Alemania, España, Suecia e Islandia. 

Debido a esta mayor implicación en la crianza, la neurociencia quiere averiguar si el cerebro del hombre también cambia y cómo lo hace al convertirse en progenitor. Ya se ha analizado la influencia de la oxitocina y vasopresina en las relaciones de ellos con sus hijos y los resultados son similares a las investigaciones realizadas en mujeres. Cuanto más se involucra el padre en el cuidado, menores son las diferencias con los cerebros maternos [5].

Sorprendentemente, existe poca evidencia respecto a las adaptaciones neuroanatómicas de ellos en transición hacia la paternidad. Al igual que con la práctica de cualquier habilidad nueva, la experiencia de cuidar a un bebé puede dejar una marca en la sustancia gris de los nuevos padres. Esto es lo que los neurocientíficos llaman plasticidad cerebral inducida por la experiencia, que es similar a la que ocurre cuando se aprende un nuevo idioma o domina un instrumento musical.

Un cuerpo de investigación escaso, pero creciente, está observando este tipo de plasticidad en los papás que experimentan las demandas cognitivas, físicas y emocionales de cuidar a un recién nacido sin pasar por el embarazo. 

En términos de función cerebral, por ejemplo, los padres homosexuales que son cuidadores principales muestran conexiones más fuertes en el funcionamiento de dos sistemas: la red de procesamiento emocional, que incluye estructuras subcorticales y paralímbicas asociadas con la vigilancia, prominencia, recompensa y motivación; y la de mentalización, que involucra circuitos frontopolar-medial-prefrontal y temporoparietal implicados en la comprensión social y empatía cognitiva, en comparación con los cuidadores masculinos secundarios [6].

Padres primerizos

Para aprender más sobre la neuroplasticidad de los nuevos papás, la Universidad del Sur de California en Estados Unidos y el Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón de Madrid en España, asociados en el proyecto BeMother (BabyBrain), colaboraron en un nuevo estudio [7]. 

Reclutaron a 40 hombres, 20 en España y 20 en Estados Unidos, y los sometieron a resonancia magnética dos veces: durante el embarazo de su pareja y después de que el bebé cumpliera seis meses. También se incluyó a un grupo de control de 17 individuos sin hijos.

Tanto en las muestras españolas como en las estadounidenses, se evidenciaron cambios significativos en regiones de la corteza que contribuyen al procesamiento visual, atención y empatía desde el período prenatal hasta el posparto, que no surgieron en los hombres sin descendencia a los que se les hizo seguimiento durante el mismo período.

Tiempo de calidad

Aunque la participación paterna en el cuidado de los niños en muchas partes del mundo es cada vez mayor, esta varía ampliamente. Y ese rango podría explicar por qué se encontraron diferencias más sutiles en ellos, en comparación con los observados en las madres primerizas. 

Los factores sociales, culturales y psicológicos que determinan cuánto se involucran pueden influir sobre las transformaciones en el cerebro paterno. De hecho, los españoles -que, en promedio, tienen permisos de paternidad más generosos que los estadounidenses- mostraron alteraciones más pronunciadas en las regiones del cerebro que apoyan la atención dirigida a objetivos, en comparación con los californianos. 

Se está produciendo una evolución paternal. A diferencia de la forma en la que se ejercía años atrás, actualmente ellos se vinculan emocionalmente de forma natural con sus hijos dejando de lado las prácticas autoritarias, para dar paso a relaciones afectivas sanas. Una adaptación en la especie humana que la hace superior frente a la mayoría de los mamíferos, en la que el macho actúa como protector de la cría. 

La paternidad implicada está transformando la arquitectura cerebral de los hombres para cuidar mejor y más conscientemente de sus hijos y, de esa manera, facilitar la crianza cooperativa.

Referencias
[1] Leuner B, Sabihi S. The birth of new neurons in the maternal brain: Hormonal regulation and functional implications. Front Neuroendocrinol. 2016;41:99-113.
[2] Kinsley CH, Bales KL, Bardi M, Stolzenberg DS. Reproductive experiential regulation of cognitive and emotional resilience. Neurosci Biobehav Rev. 2015;58:92-106.
[3] Hoekzema E, Barba-Müller E, Pozzobon C, et al. Pregnancy leads to long-lasting changes in human brain structure. Nat Neurosci. 2017;20(2):287-296.
[4] https://www.pewresearch.org/fact-tank/2019/06/12/fathers-day-facts/ft_19-06-10_fathersday_1/
[5] Li T, Chen X, Mascaro J, Haroon E, Rilling JK. Intranasal oxytocin, but not vasopressin, augments neural responses to toddlers in human fathers. Horm Behav. 2017;93:193-202.
[6] Abraham E, Hendler T, Shapira-Lichter I, Kanat-Maymon Y, Zagoory-Sharon O, Feldman R. Father's brain is sensitive to childcare experiences. Proc Natl Acad Sci USA. 2014;111(27):9792-9797.
[7] Martínez-García M, Paternina-Die M, Cardenas SI, et al. First-time fathers show longitudinal gray matter cortical volume reductions: evidence from two international samples [published online ahead of print, 2022 Sep 4]. Cereb Cortex. 2022;bhac333.

Por Carolina Faraldo Portus