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16 Agosto 2021

Camino a la nutrición consciente

Poner en práctica el Mindful Eating, ayudaría a prevenir algunos trastornos alimentarios a través de la satisfacción, el cuidado y una mejor salud.

Para la OMS la salud es “el completo estado de bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia”, por lo que tenerla es más que un fin. Considera un equilibrio entre ser humano y el ambiente en que se desempeña, lo que facilita sus relaciones y actividades diarias. 

Ese balance es posible, entre otros aspectos, con un estado mental favorable, pues su deterioro afecta a otros sistemas y funciones del organismo, además de agravar enfermedades preexistentes.

El Mindfulness es la capacidad intrínseca de la mente para estar presente y consciente de manera plena en un momento determinado: el ahora. Esa es una característica propia de cualquier persona, la cual ha sido motivo de estudio, principalmente, en países orientales. 

En las últimas dos décadas, existe un creciente interés en su uso como mecanismo para mejorar el rendimiento cognitivo, equilibrio emocional y bienestar. Por defecto, se han acumulado diversas investigaciones sobre sus efectos psicológicos y los mecanismos neuronales que se activan con su práctica [1].

Puede utilizarse en tres situaciones: como constructo, es decir, como una experiencia del momento presente libre de juicios, con reflexión y aceptación; práctica, lo que permite a profesionales de la salud y pacientes admitir y reconocer pensamientos, sensaciones y emociones sin categorizarlas; y como proceso psicológico, que supone focalizar la atención en el devenir del organismo y sus conductas. Para lo cual se debe pasar de las respuestas automáticas e inconscientes (reactividad de la mente) a las controladas y conscientes (responsabilidad) [2].

Aunque los objetivos iniciales en la investigación con Mindfulness fueron dolor, estrés y calidad de vida, las posibles aplicaciones clínicas se han diversificado. En esa línea, se está utilizando para abordar trastornos de la conducta alimentaria fortaleciendo la conciencia, atención y recuerdos mediante el balance emocional y la autoaceptación. 

En la literatura, el Mindful Eating o alimentación consciente es un proceso que se centra en la dieta y su relación con los procesos autocríticos, autoestima, sentimientos y pensamientos de la persona. 

Se trata -como dice su nombre- de llevar el conocimiento de la propia existencia a la nutrición para aprender a escuchar al cuerpo con sus emociones y necesidades, para así entregarle los nutrientes conforme a lo que requiere.

La evidencia actual refiere que su entrenamiento ayudaría a prevenir la obesidad, porque disminuye el número de atracones, mejora el sentido de autocontrol y reduce síntomas depresivos. Esto se relaciona directamente con un cambio de hábitos y cuidado de la salud, cuyo efecto es más duradero [3].

Un metaanálisis examinó ensayos controlados aleatorios que comparan la eficacia de las intervenciones basadas en la atención plena (Mindfulness Based Interventions, MBI) con grupos de control que fomentan, especialmente, cambios de comportamiento según la dieta y ejercicio en personas con sobrepeso, obesidad y trastorno por atracón (Binge Eating Disorder, BED) [4].

Utilizando las pautas de PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic reviews and Meta-Analyses) los investigadores concluyeron que las “MBI fueron más eficaces que en el grupo de control para aumentar los puntajes de atención plena y disminuir los síntomas de BED antes y después del tratamiento”. 

Sin embargo, no fueron más eficaces para reducir el índice de masa corporal (IMC), lo que puede atribuirse a la variabilidad en la duración de las intervenciones. “Si bien las más cortas de seis semanas mostraron mayores caídas del IMC en comparación con las de más 24 semanas, estas últimas condujeron a mejoras significativas en las puntuaciones de atención plena y síntomas de BED”, destacan los autores.

Llevar una dieta consciente ayuda a comer por necesidad y no por ansiedad. Saber qué productos preferir para, por ejemplo, ayudar a secretar serotonina en el cuerpo, enriquecer la biodiversidad de bacterias intestinales o potenciar el buen descanso y la regulación del ritmo circadiano podrían ser un aporte importante para cambiar hábitos.

Más que seguir un régimen específico para adelgazar, se trata de adoptar un estilo de vida, una manera nueva de relacionarse con la comida. Es llevar la atención plena al que engloba: qué escoger, cómo cocinar y de qué manera sentarse a ingerir los productos, porque cada bocado que ingresa al organismo es una oportunidad para elegir entre salud o enfermedad.

La pediatra Jan Chozen Bays del Randall Children’s Hospital de Portland en Estados Unidos, en su libro “Comer atentos” distingue diferentes “tipos de hambre”: visual, olfativa, bucal, celular, estomacal, mental, de corazón y de sed, que juegan un papel importante en la sobre ingesta. Ella sugiere que la atención plena es clave para restaurar la relación saludable con los alimentos, recuperar el placer de comer sin culpa y entregar a los niños una metodología positiva que les aportará valor por el resto de sus vidas. 

Referencias
[1] Venditti S, Verdone L, Reale A, Vetriani V, Caserta M, Zampieri M. Molecules of Silence: Effects of Meditation on Gene Expression and Epigenetics. Front Psychol. 2020;11:1767.
[2] Vásquez-Dextre, Edgar R. Mindfulness: Conceptos generales, psicoterapia y aplicaciones clínicas. Rev Neuropsiquiatr. 2016, vol.79, n.1, pp.42-51.
[3] Simonson AP, Davis KK, Barone Gibbs B, Venditti EM, Jakicic JM. Comparison of mindful and slow eating strategies on acute energy intake. Obes Sci Pract. 2020;6(6):668-676.
[4] Daniela Mercado, Robinson L, Gordon G, Werthmann J, Campbell IC, Schmidt U. The outcomes of mindfulness-based interventions for Obesity and Binge Eating Disorder: A meta-analysis of randomised controlled trials. Appetite. 2021;166:105464.

Por Carolina Faraldo Portus