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30 Mayo 2022

Beneficios y lecciones de las zonas azules

Vivir en un lugar cercano a cuerpos de agua en grandes proporciones tiene un positivo impacto en la salud individual y bienestar colectivo. Las ciudades cuentan con estas áreas, pero requieren ser potenciadas y socializadas.

Tal como el resto de las pandemias que han afectado a la humanidad, la provocada por el virus SARS-CoV-2 desencadenó una serie de cambios en las conductas y hábitos de la población. La implementación del teletrabajo en miles de organizaciones abrió la posibilidad para mujeres y hombres de alejarse de las grandes urbes y dar un giro en sus vidas que impactara positivamente en el bienestar individual y familiar. Un reinicio en un entorno seguro, alejado de las aglomeraciones, de la contaminación ambiental, visual, lumínica y acústica y del estrés citadino. Encontrarse con la naturaleza y ver crecer a sus hijos en contacto con ella.

El fenómeno se ha dado en varios países. ¿Los destinos? La montaña, costa y campo. Pero existe uno que, según la evidencia científica, es particularmente beneficioso para la salud: las áreas azules.

Estas son definidas como aquellos espacios al aire libre -ya sean naturales o artificiales- que cuentan con agua prominente y son accesibles para los humanos de manera próxima (estando en, dentro o cerca de ella) o virtual (pudiendo ver, escuchar o sentirla de otra forma). Se incluyen los océanos, ríos, lagos y las fuentes ornamentales construidas en zonas urbanas [1].

De acuerdo con la organización europea BlueHealth, las personas que viven a menos de un kilómetro de distancia de un lugar con agua en grandes proporciones suelen ser física y mentalmente más saludables en comparación a quienes residen tierra adentro. La cercanía a áreas azules motivaría, por ejemplo, mayor práctica de ejercicio, lo que libera endorfinas disminuyendo el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y osteomusculares. Se plantea, incluso, que esto podría ser utilizado como un recurso en salud pública mediante políticas que promuevan el deporte en bordes costeros [2].

Para Clara García, bióloga y doctora en neurociencia de la Universidad de Barcelona de España, vivir cerca de estos espacios no solo estimularía la actividad física. “Ayuda a recuperarse del estrés, ansiedad y estados anímicos bajos. Es decir, sería un indicador de bienestar psicológico. Un entorno libre de índices elevados de material particulado respirable disminuye los riesgos asociados a patologías pulmonares. También favorecen la interacción social y como consecuencia la salud mental”, comenta en un artículo escrito para Fundación Aquae [3].

Así lo confirma un estudio que indagó en los beneficios de residir en ciudades costeras y las ventajas comparativas que tendrían las zonas azules por sobre las verdes como bosques y parques urbanos [4]. “El aumento de las vistas del espacio azul se asocia significativamente con niveles más bajos de angustia psicológica. Nuestra investigación es la primera en establecer una relación concreta entre la salud y visibilidad del agua”, asegura Amber Pearson, profesora asistente de geografía de la salud y miembro de la Red de Ciencias del Agua de la Universidad Estatal de Michigan en Estados Unidos.

El secreto de la longevidad

Estas áreas cuentan con otra llamativa característica: la longevidad de sus habitantes. El gerontólogo italiano Gianni Pes y el demógrafo belga Michel Poulain descubrieron una población con alta presencia de octogenarios, nonagenarios, centenarios e incluso algunos supercentenarios. Se trataba de Barbaglia, un pueblo ubicado en la isla de Cerdeña, en Italia. Identificaron el lugar como una “zona azul”, tras marcarla en un mapa con un lápiz con tinta de ese color. En 2004 acuñaron el término y publicaron los resultados de su investigación en la revista Experimental Gerontology [5].

“Dada la prevalencia excepcionalmente alta de personas centenarias es razonable suponer que las características ambientales o los factores genéticos, o ambos, ejercen su efecto favorable con más fuerza”, destacan.

Apoyado por National Geographic, el periodista e investigador Dan Buettner identificó otros puntos similares: Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Loma Linda (California) y la Península de Nicoya (Costa Rica). Una de cada 196 personas nacidas entre 1880 y 1900 llegó a sobrepasar los 100 años de vida. No todas ellas viven en estas zonas, pero sí una interesante proporción [6].

El equipo integrado por médicos, nutricionistas, epidemiólogos, demógrafos y antropólogos descubrió otros elementos comunes además de la cercanía con el mar: una dieta saludable (en base a frutas, verduras y legumbres), ejercicio regular, propósitos individuales y colectivos definidos, vida comunitaria, costumbres asociadas con la relajación como meditar o tomar la siesta, participación en comunidades religiosas, fortalecimiento de vínculos familiares y consumo moderado o nulo de alcohol. Otro factor importante es que las personas mayores comparten sus experiencias de vida y el resto de los habitantes los respeta, escucha y aprende de ellos.

Desarrollo sostenible

Según datos de Naciones Unidas, 55% de la población mundial vive actualmente en ciudades. Muchas de ellas están cerca del mar, ríos o lagos, pero gran parte no aprovecha este beneficio. Evidentemente no todos pueden abandonar las urbes y cambiar sus planes de vida. Sin embargo, pequeñas modificaciones en la rutina logran marcar una diferencia. Según un trabajo publicado en Environmental Research incorporar caminatas breves por los bordes costeros -una o dos veces por semana- aumenta el bienestar y mejora el estado de ánimo [7].

“Es crucial identificar y potenciar aquellos ambientes, como los espacios azules, que mejoran nuestra salud. Solo así lograremos crear ciudades más habitables y sostenibles”, sugieren sus autores.

Para la Organización Panamericana de la Salud es clave que los Estados logren garantizar la existencia de entornos saludables, los que define como aquellos escenarios que favorecen el desarrollo humano sostenible, promueven las capacidades e impulsan el bienestar individual y colectivo. Pero queda mucho por hacer. Los cursos de agua urbanos son activos infrautilizados, que pueden brindar beneficios que van desde la mitigación y adaptación al cambio climático hasta la promoción de la salud y el bienestar en las ciudades [8].

“Los principios de las zonas azules no son una forma de vida pasada de moda. Todo lo contrario. Son una necesidad para nuestras sociedades, fuertemente afectadas por la COVID-19. Es hora de cambiar y esas poblaciones nos muestran el camino”, concluye Michel Poulain.

Referencias
[1] Grellier J, White MP, Albin M, Bell S, et al. BlueHealth: a study programme protocol for mapping and quantifying the potential benefits to public health and well-being from Europe's blue spaces. BMJ Open. 2017 Jun 14;7(6):e016188.
[2] White MP, Wheeler BW, Herbert S, Alcock I, Depledge MH. Coastal proximity and physical activity: Is the coast an under-appreciated public health resource? Prev Med. 2014 Dec;69:135-40.
[3] Los beneficios de vivir junto a grandes superficies de agua. https://www.fundacionaquae.org/espacios-azules/
[4] Nutsford D, Pearson AL, Kingham S, Reitsma F. Residential exposure to visible blue space (but not green space) associated with lower psychological distress in a capital city. Health Place. 2016 May;39:70-8.
[5] Poulain M, Pes GM, Grasland C, Carru C, Ferrucci L, Baggio G, Franceschi C, Deiana L. Identification of a geographic area characterized by extreme longevity in the Sardinia island: the AKEA study. Exp Gerontol. 2004 Sep;39(9):1423-9.
[6] Buettner D, Skemp S. Blue Zones: Lessons From the World's Longest Lived. Am J Lifestyle Med. 2016 Jul 7;10(5):318-321.
[7] Vert C, Gascon M, Ranzani O, Márquez S, el al. Physical and mental health effects of repeated short walks in a blue space environment: A randomised crossover study. Environ Res. 2020 Sep;188:109812.
[8] Tieges Z, McGregor D, Georgiou M, Smith N, et al. The Impact of Regeneration and Climate Adaptations of Urban Green-Blue Assets on All-Cause Mortality: A 17-Year Longitudinal Study. Int J Environ Res Public Health. 2020 Jun 25;17(12):4577.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez