Trasplante cardiaco: la odisea que hoy es toda una realidad
Uno de los procedimientos médicos más destacados del siglo XX fue el primer trasplante de corazón realizado en 1967 por el médico sudafricano Christian Barnard, no sólo por el significado terapéutico de la intervención, sino que también por las repercusiones para el conocimiento de nuevos aspectos del universo biológico humano.
La sustitución de un órgano enfermo por otro sano fue el desenlace de una serie de investigaciones conjuntas realizadas por naturalistas, fisiólogos, cirujanos y biólogos de diferentes campos que permitieron el restablecimiento de la salud de aquellos pacientes que antes no tenían otro destino que la muerte.
Aunque no fue posible realizar este tipo de intervenciones en forma sistemática sino hasta la segunda mitad del siglo XX, varias culturas ancestrales hablaban del trasplante de órganos como un símbolo de renovación y cura de enfermedades.
Los primeros registros corresponden al siglo XII a.C. en la India, donde la leyenda cuenta que el dios Shiva habría trasplantado la cabeza de un elefante en su propio hijo creando a Ghanesa, el dios de la sabiduría.
Relatos chinos del siglo IV a.C., en tanto, dan cuenta de un intercambio de corazones de dos pacientes afectados por un desequilibrio de energías, quienes posteriormente habrían injerido una poderosa infusión de yerbas para promover la aceptación de los injertos.
En la cultura occidental, el primer trasplante se atribuye a un milagro de los santos Cosme y Damián, patronos de los médicos y cirujanos los que reemplazaron la pierna gangrenada de un sacristán por la de un gladiador etiope muerto en la arena.
Más allá de las historias religiosas, la época moderna de los trasplantes comienza en el siglo XX, con el desarrollo de nuevas técnicas de suturas y preservación de los órganos, permitiendo así elevar la esperanza de vida de muchos enfermos.
Luego de que diversos especialistas comenzaran a experimentar este tipo de operaciones en animales, en 1933 el cirujano ucraniano Yu Yu Voronoy efectuó el primer trasplante renal de humano a humano. Sin embargo, el injerto no funcionó y significó la muerte del paciente receptor 48 horas más tarde. Como éste, existieron muchos intentos fallidos hasta que en 1954 el médico norteamericano Joseph Edward Murria logró la sobrevida de un paciente por ocho años, luego de un trasplante renal entre hermanos gemelos.

El 3 de diciembre de 1967 es, sin lugar a dudas, una de las fechas más significativas en lo que a trasplantes se refiere, pues ese día en el Groote Schuur Hospital de Cape Town de Sudáfrica, el cirujano Christian Barnard realizó con éxito el primer trasplante de corazón a Louis Washkansky, un enfermo desahuciado que sobrevivió 18 días y falleció a causa de una pulmonía.
La noticia recorrió el mundo y provocó un enorme revuelo, porque su revolucionario enfoque del corazón que había desarrollado el doctor Barnard cambió para siempre los procedimientos en la cardiología. “Para mí, el corazón ha sido siempre un órgano sin ningún misticismo, simplemente es un sistema de bombeo primitivo”, afirmaba el profesional.
Barnard se graduó de médico en la Universidad de Cape Town en 1946, ciudad en la que hizo su internado rural. Más tarde, viajó a Minnesota para empezar su especialización en cirugía. En aquella ciudad norteamericana tuvo la oportunidad de conocer los experimentos que se estaban desarrollando sobre el tema en animales, estudios que estaban a cargo del doctor Norman Shumway, médico considerado como el padre de los trasplantes del corazón en Estados Unidos y uno los preeminentes cirujanos del corazón de su tiempo.
El médico sudafricano continuó su residencia en el Colegio Médico de Virginia y al regresar a Cape Town desarrolló del departamento de Cirugía Torácica e inició sus investigaciones de cirugía experimental las que se vieron reflejadas en su posterior hazaña médica.
Después de su primer intento, el profesional observó el rechazo que experimentó el paciente y las complicaciones postoperatorias. Al año siguiente, el equipo del doctor Barnard volvió a realizar un trasplante. Esta vez el receptor fue Phillip Blaiberg, un dentista retirado que vivió 19 meses después de la operación. Desde entonces los tratamientos contra el rechazo han mejorado, incluso se han desarrollado órganos artificiales como una manera de apoyar la espera de un órgano natural.
Al poco tiempo la técnica fue aplicada en Estados Unidos, Europa, Asia y América del Sur. Chile no se quedó atrás: el 28 de Junio de 1968 el doctor Jorge Kaplan Meyer y su equipo realizaron el primer trasplante de corazón en nuestro país y el tercero en el mundo. La intervención se realizó en el Hospital Naval Almirante Neff en Viña del Mar a María Elena Peñaloza, una modesta costurera de 24 años que padecía de vulvopatia congénita con dilatación del miocardio. La paciente sobrevivió seis meses a la intervención y luego falleció debido a una infección.
El doctor Barnard tuvo que retirarse del ejercicio médico en 1983 por sufrir problemas de artritis. Mientras disfrutaba de unas vacaciones en Chipre el año 2001 falleció de un ataque de asma
En el terreno estrictamente médico Barnard fue el que dio los primeros pasos hacia una nueva manera de cirugía que, actualmente, es casi una rutina en la práctica médica y que cuenta con un alto porcentaje de éxito. Fue el pionero de varias técnicas cardiológicas como los trasplantes dobles, el diseño de válvulas artificiales y la utilización de corazones de monos para mantener vivas a personas muy enfermas.
Gracias a los trasplantes, las personas beneficiadas tienen a lo menos 10 años más de vida saludable e incluso, en algunos casos, mucho más. En nuestro país el número de trasplantes cardiacos en todavía muy bajo por falta de donantes. En estos momentos hay 11 personas en lista de espera por un corazón.
