NIDCAP, una oportunidad para los prematuros extremos
En los últimos años Chile ha experimentado un aumento considerable en la sobrevida de niños prematuros. A principios de los `90, aún se consideraba como un cuadro de aborto, a los niños que pesaban menos de 1000 gramos al nacer. Hoy, muchos de ellos logran sobrevivir, gracias a los avances que ha tenido la medicina durante la última década.
Según los especialistas, el hecho de que en la actualidad exista un mayor número de niños prematuros, se debe en gran parte a que hay una mayor incidencia de embarazos de alto riesgo. Sin embargo, se trata de una situación preocupante, dado que está comprobado que un niño prematuro extremo, de bajo peso y pocas semanas de gestación, tendrá reales dificultades en su vida posterior, tales como carencia de vínculo de apego, trastornos de aprendizaje, secuelas neurumotoras (sordera, ceguera, problemas neurológicos), falta de habilidades sociales e, incluso, desarrollar algún tipo de adicción.
Existen tres aspectos que equilibran el desarrollo de los niños: talento, inteligencia emocional y espiritual. Un bebé prematuro será sobreprotegido y tendrá trastornos de vínculo, ya que los padres sienten miedo de tocarlo, lo que genera carencia de apego y dificultades para interactuar con el mundo. Por ello resulta tan importante contar con un tratamiento de rescate para los niños que nacen con menos de 1000 gramos de peso y que permita desarrollar un acabo seguimiento hasta que los menores cumplan los siete u ocho años.
Este seguimiento de apoyo requiere de equipos que abarcan diversos ámbitos sociales, involucrando a neonatólogos, padres, profesores e, incluso, a compañeros de curso, para que el menor pueda superar las dificultades emocionales y de aprendizaje que significa el alumbramiento prematuro.
Frente a este escenario, durante los últimos años los expertos del área se han preocupado por desarrollar tratamientos especialmente enfocados a los prematuros extremos, métodos entre los que destaca la modalidad NIDCAP, un procedimiento que permite tratar al niño prematuro de forma integral, desde que nace hasta que tiene varios años de edad.
El Programa de Cuidados Individualizados y Evaluación del Desarrollo del Recién Nacido (NIDCAP, Newborn Individualized Developmental Care and Assessment Program) es un método de intervención, conducido por profesionales entrenados en neurodesarrollo, basado en observaciones formalizadas del niño, antes, durante y después de los procedimientos de cuidado.
Durante este procedimiento, el observador valora la capacidad del niño para organizar y modular sus subsistemas; los signos de bienestar y autorregulación, y sus señales de estrés y sensibilidad.
Dichas observaciones se emplean para ofrecer sugerencias sobre cómo estructurar y sincronizar la estimulación y los procedimientos en torno a los ciclos de sueño y alerta del niño, para aumentar su competencia y efectividad de autorregulación. Esta intervención busca reducir los factores ambientales que resultan estresantes para el niño; estructurar las actividades de cuidado en respuesta a las claves de conducta del menor, e involucrar más a la familia en este proceso.
Se ha comprobado la mejoría en los niños tratados con estos protocolos, notándose de forma inmediata a corto plazo en medidas fisiológicas, como reducción en el número de pausas de apnea, mejoría de la oxigenación, ganancia de peso más rápida y alta más temprana; y en el desarrollo neuroconductual, como mejoría de la madurez motora, habituación al sonido y a la luz, orientación y organización de estados. De forma similar, se han publicado efectos positivos a largo plazo, incluyendo mejoría de la función cognitiva y social a los dos años de la intervención.
Método en acción
Uno de los lugares donde se está aplicando este protocolo, es el Centro para Embarazos de Alta Complejidad de Clínica Las Condes, iniciativa que ha permitido aumentar considerablemente la tasa de sobrevida de prematuros menores o iguales a 800 gramos. Este proyecto ha posicionado a este establecimiento, como un de centro de referencia a nivel en esta materia.
En Chile, la tasa de prematuros es de 1 por cada 1000 nacidos vivos y, durante el año 2005 Clínica Las Condes recibió a 22 prematuros, establecimiento donde los menores alcanzaron una sobrevida de un 80 por ciento.
Este establecimiento realizará un congreso que se desarrollará entre los días 6 y 8 de julio de 2006 y que contará con la presencia de la doctora Hiedelise Als, quien es la precursora de esta técnica que emplea hace más de dos décadas, con considerable éxito.
La doctora Als es profesora asociada de Psiquiatría y Psicología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard y directora del Departamento de Estudios del Neurocomportamiento Infantil del Hospital de niños de Boston, en Estados Unidos.
El encuentro también contará con la participación de especialistas de Clínica Las Condes, entre quienes destacan los doctores Stefan Hosiasson, Hernán Villalón , José Luis Martínez, Isabel López y Susana Lillo.
La doctora Als recorre el mundo enseñando este método, que propone el seguimiento individualizado del bebe, con beneficios tales como una disminución en la incidencia de hemorragia cerebral y enfermedad pulmonar.
El procedimiento permite diseñar un modelo para el cuidado del prematuro de acuerdo con sus necesidades individuales, partiendo de la observación de los signos más sutiles, disminuyendo drásticamente los estímulos a que está sometido, y administrando las intervenciones médicas sólo después de un cuidadoso análisis.
Entre otras cosas, el sistema NIDCAP propone el uso de luces regulables, la adaptación de la temperatura y el ruido de la sala para evitar la sobrecarga de estímulos difíciles de manejar por el cerebro infantil, el empleo de "nidos" que permiten ubicar a los bebes en posición de flexión para que se sientan contenidos y no se angustien, y la disminución de las manipulaciones y el dolor.
El niño es observado detenidamente mientras se le administran los cuidados rutinarios, incluso tomando registros cada dos minutos para constatar su retorno a una situación de estabilidad, al mismo tiempo que se verifican su nivel de oxigenación y su ritmo cardiorrespiratorio.
