El polémico arte de Gunther von Hagens
Hasta abril la ciudad de Nueva York será escenario de la controversial muestra “Bodies, the exhibition”, del artista y científico alemán Gunther von Hagens. Se trata de 22 cadáveres y 260 órganos reales meticulosamente disecados y seccionados como si fueran a presentarse en una clase de anatomía. Así los cuerpos son mostrados con el fin de enseñar “lo que hay más allá de la piel”, el interior del cuerpo humano.
Vista por algunos sectores de la sociedad como una transgresión y, por otros, como un interesante proyecto educativo, la iniciativa forma parte de la trayectoria de un hombre que ha venido desatando la polémica hace bastantes años.
Gunther von Hagens nació en Alemania en 1948 y, luego de estudiar Medicina en las universidades de Jena y Heidelberg, a mediados de los años ’70 trabajó como colaborador científico del Instituto de Anatomía y Biología de esa última ciudad, época en la que comenzó a desarrollar singulares experimentos que lo condujeron crear el proceso de plastinación, un método de preservación de material biológico que consiste en extraer los líquidos corporales -como el agua y los lípidos- por medio de una solución de acetona fría, para luego sustituirla por una sustancia plástica endurecible. El resultado es un espécimen que preserva la complejidad de los huesos, músculos, nervios, vasos sanguíneos y órganos.
Aunque la técnica presenta grandes ventajas para la conservación de cuerpos en cuanto a la textura y coloración natural de los tejidos, su aplicación conlleva problemas de carácter ético, religioso y legal, como el manejo de los cadáveres y la voluntad de la persona moribunda en su decisión de donar su cuerpo para la plastinación.
Pese a ello, y tras largos estudios de especialización, en 1990 el anatomista plastinó su primer cuerpo humano y tres años más tarde fundó el Instituto de Plastinación de Heidelberg, considerando que el correcto desarrollo del método requiere profundos conocimientos de anatomía y química de plásticos.
Ya en 1980 Von Hagens había creado la firma Biodur que comercializa insumos para la plastinación y cuyos productos se exportan para fines educativos y científicos a más de 300 facultades de Medicina y Biología de todo el mundo. A ello se suman variados proyectos como el desarrollo del “Museo del Hombre”, una sociedad internacional de plastinación, una revista técnica y congresos sobre esta materia.
Exhibición del cuerpo
Más allá del interés científico y educativo de esta técnica, Von Hagens ha adquirido gran fama internacional por su exposición itinerante llamada “Köerperwelten” o “Bodies, the exhibition” (Cuerpos, la exhibición). La iniciativa se transforma en un fenómeno en cada ciudad donde se monta, tanto por la cobertura mediática que recibe, como por la gran afluencia de público que congrega. De hecho, desde la primera exposición, realizada en la ciudad alemana de Pforzheim en 1988, más de siete millones de personas han visto la muestra. Allí cada detalle está pensado. En términos museales, la prensa especializada ha señalado que la presentación es impecable en lo que se refiere a iluminación y señalética, destacando que en cada cuarto se explora un sistema: muscular, óseo, circulatorio, respiratorio, digestivo y reproductivo.
Con respecto al origen de los cadáveres, el autor ha señalado que para la muestra de Nueva York se utilizaron cuerpos donados por la Escuela Universitaria de Medicina de Dalian (norte de China), los cuales nunca fueron reclamados por familiares y que, pasado cierto tiempo, son destinados a usos médicos. Asimismo, en caso de que se conozcan, las leyes internacionales prohíben revelar las identidades de las personas plastinadas. Tal ha sido el impacto de la muestra en los diversos países donde se ha montado, que el Instituto de Plastinación de Heidelberg en la actualidad ya cuenta con miles de voluntarios de todo el mundo que han manifestado su voluntad de donar sus cuerpos para la plastinación.
Uno de los aspectos que recalcan los organizadores, es que la finalidad de la exposición reside en sensibilizar al espectador sobre temas ligados a la salud y permitir una mejor comprensión del cuerpo, a través de esta puesta en escena que conjuga el ámbito educativo con el entretenimiento, superando la experiencia que las personas suelen tener con la anatomía didáctica tradicional. De hecho, algunas piezas exhibidas muestran las consecuencias que pueden ocasionar condiciones como la obesidad, vicios como el tabaco y otras prácticas nocivas para la salud.
Como se ha dicho, el trabajo de Von Hagens ha generado preocupaciones éticas, jurídicas, médicas, artísticas y económicas. De hecho, el creador ha sido amenazado en varias ocasiones con ser expulsado de la sociedad anatómica alemana y la iglesia católica de ese país se ha referido a su obra como un circo macabro, logrando que la muestra no pueda ser montada en algunas ciudades germanas.
En lo religioso, en tanto, se le acusa de jugar con el tema de la muerte y la dignidad humana; en el plano médico, de popularizar la comprensión de la anatomía fuera de círculos especializados, y en lo artístico, de utilizar el concepto expositivo para fines distintos a la mercantilización y la culturalización del arte.
En cuanto al debate en torno a este último aspecto, cabe señalar que Von Hagens se considera a sí mismo como un continuador de la tradición de artistas anatómicos como Leonardo da Vinci y anatomistas que vieron la conservación del cuerpo como una forma de arte, como André Vesalio, Bernhard Siegfried Albinus, Nikolas Pirogoff y Honoré Fragonard. Por ello, su norte está guiado por la necesidad de representar el interior del cuerpo humano de una manera conscientemente estética.
De este modo, su obra se inscribe en las ligas del arte anatómico, corriente que propone la disposición estética de los cadáveres para que el cuerpo humano sin vida deje de ser un objeto de repulsión y, por el contrario, pase a constituir un elemento educativo. Por este motivo, en su exposición Von Hagens presenta muchos de los cuerpos en posiciones dinámicas, realizando tareas que caracterizan a las personas vivas, como la práctica de deportes. Asimismo, ha plastinado animales como perros, caballos y algunos mamíferos marinos.
El autor divulga por todos los medios y en forma reiterada la finalidad de su técnica: la conservación de material biológico con fines educativos en ciencias naturales y medicina, el conocimiento en salud y la exhibición museográfica. ¿Arte, enseñanza o trasgresión? El debate continúa y, por ahora, son los espectadores de Nueva York quienes tienen la última palabra.
