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07 Noviembre 2005

Trótula de Ruggero: la primera ginecóloga de la historia

En el arte, la ciencia, política y en la sociedad hay nombres de mujeres que revolucionaron el ritmo de la humanidad.

Desde los tiempos egipcios y durante siglos, las mujeres fueron quienes desarrollaron funciones como sacerdotisas y sanadoras. Fueron ellas quienes practicaron por primera vez la alquimia; descubrieron y sembraron toda clase de hierbas curativas y a nadie le parecía extraño que la medicina y la sanación fueran consideradas artes femeninas.

A pesar de lo que mucha gente cree, las mujeres de la antigüedad realizaban actividades más allá de las labores del hogar. En la antigua Grecia existía un alto número de ellas relacionadas con la práctica de la medicina. Desde las míticas diosas de la salud como Démeter, guardiana de mujeres y niños; Perséfone, que curaba los dientes y los ojos; Medea y Circe, especialistas en venenos y antídotos; Genetilis, a quien se dirigían las mujeres que deseaban quedar embarazadas y Diana, la diosa del parto, por mencionar algunas.

Pese a lo anterior, prácticamente el mundo entero desconoce que muchas de ellas fueron las grandes médicas, chamanas y sanadoras de la historia, ya que la cultura patriarcal fue eliminando sus nombres de los anales de la historia hasta que estas artes quedaron en manos y a méritos de hombres.

En los albores de la historia moderna muchos de sus nombres se perdieron, los conocimientos desarrollados por ellas fueron acotados a personas que sólo contribuyeron en darlos a conocer. Dentro de esa lista destaca Trótula de Salerno, la primera ginecóloga de la historia.

Algunos aspectos de la vida de Trótula son bastantes desconocidos. No se sabe a ciencia exacta cuando nació ,pero de lo que sí hay certeza es de que vivió en el siglo XI, donde tanto en la tradición popular como en los círculos científicos de la antigüedad, las Mulieres Salernitae tenían fama como médicas y estudiosas.

La italiana Escuela de Salerno

En Salerno –ciudad ubicada en el Golfo de Pesto, a pocos kilómetros al sur de Nápoles- floreció una escuela excepcional entre los siglos XI y XII, antes que las universidades: era exclusivamente médica y, al mismo tiempo, laica. Era una verdadera Civitas Hippocratica, fundada, según la leyenda, en el siglo X por un griego, un cristiano, un judío y un musulmán.

Curiosamente para la época, el interés de esa escuela estaba centrado en el empirismo y la observación y no en el aspecto teórico y especulativo. El plan de estudios era tan bueno que lo adoptó después la Universidad de París.

Los numerosos textos que datan de entonces contienen muy buenas descripciones clínicas. La obra más famosa es el Regimen sanitatis Salernitatum, que resume en verso el saber en esa escuela que entre los estudiantes y profesores tenía a muchas mujeres.

Desde tiempos de Aristóteles hasta el siglo XVII, las enfermedades de la mujer se relacionaban a la menstruación. Las primeras descripciones de esto, las realizó Hipócrates, no obstante, Trótula de Salerno fue más allá y buscó desvanecer el burdo prejuicio de la época en relación a que los efectos de la menstruación en la mujer las convertía en “venenosas”.

Sus teorías médicas fueron increíblemente avanzadas. Habló del control de la natalidad, de las causas y tratamientos de la infertilidad señaló que es "igualmente frecuente que la concepción se vea impedida por un defecto del hombre como de la mujer". Muchos siglos atrás se sentaban las bases de la responsabilidad compartida entre hombre y mujer para efecto de la concepción.

Trotula fue una destacada doctora y<br>autora de varios tratados de medicina<br>en la Escuela de Salerno


Lideró el grupo de mujeres médicas, incluso, desde las distintas partes del viejo continente venían a estudiar con ella. Escribió varios tratados de anatomía y fisiología femenina. El más famoso, conocido como Passionibus Mulierum, explicaba la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto, el puerperio, el control natal, las enfermedades del útero y de las vías urinarias. Este magnífico aporte fue referencia obligatoria en las mejores universidades de Europa hasta avanzado el siglo XVI.

Fue, entre otras cosas, una adelantada de la ginecología. Para ella era de suma importancia que el cuerpo y las enfermedades femeninas fuesen tratadas por facultativas mujeres, por tener éstas una disposición que obviamente no tendría un médico varón, por inhibición ante el cuerpo del otro sexo, o por desconocimiento del mismo. Naturalmente, hay que tener en cuenta la precariedad de la ciencia de ese entonces para entender este razonamiento que también entraña una profunda sensibilidad. La que también hace notar en su preocupación por la relación entre médico y paciente, su interés en la pediatría y su deseo por aliviar los dolores del parto.

La doctora de Salerno, consideraba la prevención como el aspecto más importante de la medicina. Por eso. Escribió un segundo tratado sobre el cuidado de la piel, la higiene y la cosmética.

Trótula gozó de mucha fama durante el Edad Media, la que atravesó a la historia y la tradición. Sin embargo, grandes historiadores de la medicina consideraron que sus libros eran demasiado profundos para la mente de una mujer y trataron de eliminarla de la historia. Murió en 1097 y que heredó una de las especialidades médicas más avanzadas: la ginecología.