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19 Septiembre 2005

Lorenzo Sazié: el médico francés y los inicios de la medicina chilena

La historia de nuestro país está estrechamente ligada al curso de la medicina y sus principales autores, los médicos. Lo que hoy sucede en el terreno de la salud no podría entenderse, sin conocer los detalles del trabajo esforzado de los grandes maestros de la medicina chilena.

Estos profesionales, tanto chilenos como extranjeros, fueron los responsables del diseño de las políticas sanitarias y del desarrollo de una cultura salubrista que ha permitido que nuestro país muestre indicadores muy similares a los que tienen los países desarrollados.

Durante la época de la colonización española, la educación formal en la entonces Capitanía de Chile tuvo un escaso desarrollo. Sólo hubo algunas escuelas a cargo de los cabildos de cada ciudad o de la Iglesia, que también mantuvo algunos colegios y seminarios.

En 1622 nació la primera universidad chilena, que recibió el nombre de Santo Tomás de Aquino, luego de que el Rey Felipe V concediera la fundación de una universidad real, docente y de claustro, surgió en 1728 la Universidad de San Felipe, donde los estudios médicos comenzaron en 1756 a cargo de europeos, y el establecimiento docto del Tribunal Protomedicato. Ambas instituciones persistieron durante las primeras décadas del siglo XIX en la Independencia.

Tras la Emancipación, la creación de una escuela de medicina fue impulsada por el ministro Diego Portales, quien designó como director a Guillermo Cunningham Blest, médico irlandés llegado al país en 1823.

El 17 de abril de 1833 fue inaugurado el primer curso de medicina en el Instituto Nacional, nuevo referente dentro de la educación chilena, institución de educación secundaria y superior, que nace para formar las elites del nuevo Estado.

Los médicos republicanos tuvieron que trabajar con las instituciones heredadas del gobierno colonial, es decir, el cabildo, el protomedicato y la Universidad de San Felipe, sin poder controlar las epidemias ni dar una asistencia médica adecuada.

El primer curso de la carrera de medicina fue inaugurado el 15 de abril de 1833 por el Presidente de la época, Joaquín Prieto lo que significo, años más tarde, el término de la medicina colonial y la extinción legal de la Universidad de San Felipe. Se estableció una carrera de seis años de duración, donde los tres profesores fundadores fueron Guillermo C. Blest, director del curso y profesor de medicina; Lorenzo Sazié, profesor de cirugía y obstetricia y Pedro Morán, profesor de anatomía, fisiología e higiene.

Recién en 1842, sobre la base de la antigua Universidad de San Felipe, se crean los estatutos de la primera universidad pública de la República: la Universidad de Chile. A ella se le encargó la tuición de todos los niveles de la enseñanza del sistema educativo chileno. El mismo año se fundó la primera Escuela Normal y poco después, la Escuela de Artes y Oficios y el Conservatorio de Bellas Artes.

Durante el siglo XIX la cultura de la civilización occidental vivió en su primera época del Romanticismo y, posteriormente, la del Positivismo las que influyeron de modo decisivo en el progreso de la Medicina Universal.

La influencia directa de la Medicina europea romántica, con un fuerte componente de ilustración, se inició en el país con la inmigración de los médicos británicos Guillermo Cunningham Blest, Nataniel Cox; de los franceses Lorenzo Sazié y Francisco Lafargue; y los españoles Manuel Julián Grajales y Juan Miquel. Todos ellos introdujeron importantes progresos tecnológicos europeos y el espíritu de la época.

Lorenzo Sazié

El doctor Lorenzo Sazié nació en la localidad de Asno, Francia, en 1807. A pesar de que su padre prefería que se dedicara a los estudios eclesiásticos, optó por los científicos, graduándose de bachiller en Humanidades el 7 de noviembre de 1825.

Años más tarde decidió estudiar medicina, se graduó de bachiller en ciencias el 10 de julio de 1828. Sus primeras incursiones en el campo clínico las desarrolló como practicante externo de la hospedería para enfermos Hotel de Dieux y luego en el Hospital de la Piedad de París. En 1830, ingresó como interno al Hospital de Necker y al de San Luis. Trabajó durante la epidemia de cólera que azotó París en 1832 y, un año más tarde, obtuvo su título profesional.

El doctor Sazié –que estaba capacitado para enseñar su profesión, había tenido experiencia y contaba con las recomendaciones de importantes médicos franceses de su época- fue contratado en 1834 en Francia por el gobierno de Chile para enseñar Cirugía. Este médico, que había sido discípulo del connotado profesor René Laennec (inventor del primer estetoscopio de madera), introdujo al país nuevos procedimientos de estudio, particularmente la auscultación cardiaca y pulmonar, cuyo uso se había generalizado en Europa en la década del ‘30.

Los métodos que utilizaba el doctor Sazié, fueron incomprendidos y rechazados por algunos de sus colegas, quienes argumentaban que estos exámenes no tenían valor alguno, demostrando de paso el gran desconocimiento que había en Chile sobre los últimos avances médicos.

A pesar de las diferencias, ganó prestigio dentro de la comunidad médica y desarrolló una brillante labor que lo llevó a ejercer altos cargos públicos, entre ellos, el de primer decano de la Facultad de Medicina de la recién creada Universidad de Chile.

Este joven médico, que a su llegada al país tenía tan sólo 27 años, aprendió rápidamente el idioma lo que le facilitó la enseñanza que era para lo que había sido contratado. Dentro de sus cátedras, sus ideas de razonamiento riguroso; y en su práctica médica, su acertado diagnóstico y habilidad, provocaron la admiración de estudiantes y pacientes de los barrios pobres como acaudalados de Santiago.

El doctor Sazié difundió los nuevos adelantos médicos europeos, desconocidos en Chile, como el estetoscopio, los fórceps y el espéculo vaginal. Al mismo tiempo, se le atribuye a él la realización de la primera traqueotomía y la operación de hernias estranguladas y su método para tratarlas.
Gracias a su brillante labor como profesor y médico, en 1836 el gobierno de Chile lo nombró miembro del tribunal del Protomedicanato, máximo tribunal profesional de médicos. En 1843 se le eligió como primer decano de la Facultad de Medicina de la recién creada Universidad de Chile y miembro del Consejo Universitario que presidía Andrés Bello. Organizó la facultad y desarrolló su primer plan de estudios. Se hizo cargo de las cátedras de Clínica Quirúrgica y Obstetricia. Además, se encargó de controlar el funcionamiento de las “boticas” de Santiago; vigilar la labor de los sangradores y parteras; revalidar títulos extranjeros y realizar un catastro sobre el estado de la salud de la nación.

En la década de los ’60 fue designado jefe de los hospitales de Santiago, cirujano del Hospital San Juan de Dios y presidente de la Junta de Beneficencia. Creó y modernizó la Casa de Locos, la Casa de Expósitos y la Escuela de Matronas. Como miembro del Consejo Universitario participó en la elaboración del documento que permitió la autonomía de la Universidad de Chile del Instituto Nacional.

En 1854 se casó con la chilena María del Rosario Heredia, con quien tuvo dos hijos; uno de ellos, Carlos, se dedicó al ejercicio de la medicina igual que su padre.

Su éxito llegó a conocerse en su país, donde fue nombrado caballero de la Legión de Honor y, a pesar de que nunca renunció a su nacionalidad, aceptó la chilena, que se le entregó por gracia el 17 de agosto de 1855.

En 1865, cuando atendía a las personas afectadas por una epidemia de tifus exentemático en Santiago, se contagió. El 1 de diciembre falleció de aquella enfermedad, tres meses después de haber iniciado su tercer período como Decano.