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11 Julio 2005

Sociedad de Gastroenterología y Hospital Clínico de la U. de Chile aúnan esfuerzos

La unión de ambos organismos dio sus frutos en un curso centrado en el tratamiento quirúrgico de las patologías esofágicas.

De forma innovadora a nivel nacional, dos importantes organismos del área de la salud decidieron poner en marcha una experiencia que permitió explorar en profundidad los aspectos de interés que comparten cirujanos y gastroenterólogos, en el marco del XXVI Curso de Avances en Gastroenterología, que se realizó los días 6, 7 y 8 de julio en el Club Manquehue de Santiago.

El encuentro, que comenzó a partir de una iniciativa del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y fue organizado en forma conjunta con la Sociedad Chilena de Gastroenterología, fue todo un éxito, demostrando el interés de los profesionales de estas áreas por aprender los unos de los otros, reforzando los conocimientos en aquellas patologías en que sus labores se complementan.

“Con el doctor Attila Csendes y nuestro grupo de trabajo, teníamos pensado hacer una jornada dedicada al esófago, para lo cual contactamos a quienes serían los invitados extranjeros. Dado que el doctor Claudio Navarrete (presidente de la sociedad) también es cirujano y académico de este centro clínico asistencial, decidimos desarrollar el curso en forma conjunta, lo que fue beneficioso para todos”, explica el doctor Ítalo Braghetto, cirujano digestivo y director del centro de salud universitario, para quien la experiencia resultó muy positiva en la calidad de los invitados y en la respuesta de la gente, pues congregaron a más de 200 profesionales.

Por su parte, el doctor Navarrete señala que pese a las dificultades que significa organizar un curso de esta envergadura, este tipo de instancias resultan muy satisfactorias. “Es tanto el trabajo que a veces uno se pregunta ‘¿para qué me metí en esto?’ (ríe), pero se trata de un tema de formación. Yo me formé en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile y uno va aprendiendo de los profesores que realizar este tipo de iniciativas es muy valioso. Los docentes van inculcando la inquietud por estudiar, avanzar y enseñar. Es mucho trabajo y bastantes preocupaciones, pero cuando las cosas funcionan es muy gratificante”.

Para el profesional, el éxito del curso se debió a su orientación médico-quirúrgica y a la organización realizada por los facultativos del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. “Ellos gestionaron la participación de profesores de primer nivel que expusieron temas muy interesantes, como los avances relacionados con las intervenciones mínimamente invasivas para las patologías esofágicas”.

También destaca que los tópicos del programa resultaron interesantes para los diversos especialistas porque “la diferencia entre el gastroenterólogo y el cirujano gastrodigestivo es una línea muy sutil y las áreas se presentan cada vez más entremezcladas. Hay gastroenterólogos que realizan muy bien las cirugías endoscópicas flexibles y los cirujanos cada vez más hacen endoscopías. Por eso es lógico, es la tendencia y es lo natural hacer cursos compartidos. Esto nos permite además llegar a acuerdos y formular consensos, lo que es posible gracias a que la gente esté junta, conversa y se discuten los temas directamente”.

En este punto, el doctor Braghetto recuerda que antiguamente en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile y en el Hospital San Borja Arriarán gastroenterólogos y cirujanos realizaban juntos las visitas a los pacientes. “Esto se daba en establecimientos donde existía el concepto de Centro de Gastroenterología, donde trabajaban gastroenterólogos médicos y gastroenterólogos quirúrgicos. Con el paso del tiempo, esto se perdió. De ahí la importancia de este tipo de encuentros que permiten reforzar el valor del trabajo conjunto y reencantando a los profesionales del área”.

Ambos especialistas coinciden en lo atractivo que resultó el equilibrio médico-quirúrgico que se logró dar al programa. “Los cirujanos también necesitan saber de la fisiopatología y los mecanismos, mientras que los gastroenterólogos tienen que conocer los resultados de las cirugías para ver si algunos de sus pacientes tiene indicación quirúrgica, entonces, todo tiene que ser integrado”, indica el doctor Braghetto.

En cuanto a los recursos técnicos y la capacitación de los médicos, los directivos reconocen que existen algunas carencias a nivel regional y en ciertos hospitales de Santiago, pero destacan que, en términos generales los profesionales chilenos están muy bien preparados y que existe equipamiento tecnológico idóneo en centros de referencia para el tratamiento de patologías de alta complejidad, condición que es necesario potenciar.

“En general, el nivel de información que maneja nuestra clase médica es de muy buen nivel, considerando los establecimientos universitarios, los centros de excelencia y las clínicas. El médico chileno promedio es un profesional muy bien formado. Donde hay una pequeña diferencia es en la implementación de los centros. El doctor Navarrete trabaja en un centro de excelencia, como es Clínica Alemana, y nosotros en algunas áreas también tenemos recursos que son de muy buen nivel. No tenemos la implementación de las clínicas, pero para allá vamos”, dice el doctor Braghetto.

El cirujano recalca el valor de los centros referenciales. “Es allí donde debe concentrarse la experiencia, pues de este modo los resultados son mejores. También sería bueno que los hospitales regionales dispusieran del mismo nivel que tienen los centros de excelencia de Santiago, es decir que nuestra experiencia se replique principalmente en los hospitales que son cabeza de serie”.

Para el doctor Navarrete este es un trabajo que debe desarrollarse en forma progresiva. “Indudablemente estamos avanzando. Las prioridades del país se han puesto en la atención primaria, en la atención de los niños, de las embarazadas y en los planes de vacunación, todos aspectos que funcionan muy bien y hace mucho tiempo en Chile. Para nosotros esto es normal, pero uno viaja a otros países y no es así en todas partes. En este ámbito somos un ejemplo para varias naciones. De manera que tenemos que ir paso a paso, donde ojalá que el próximo sea que en todos los hospitales puedan realizarse la totalidad de las endoscopías. Ir progresando, pero también priorizando”.

Dado el éxito logrado por la iniciativa conjunta, ambos especialistas ya piensan en repetir la experiencia. “Ahora la intención de todos es que estos cursos logren hacerse como instancias comunes entre las sociedades, sumando los esfuerzos mutuos. En este caso, que la Sociedad de Gastroenterología y la Sociedad de Cirugía organicen un curso en que mezclen y articulen los temas de ambas disciplinas y se genere discusión en torno a ellos. En esa línea, este fue un muy buen test y un excelente ejemplo de que estas cosas se pueden hacer y funcionan. Para hacerlas sólo se necesita conversar, dar espacio para la comunicación”, aconseja el doctor Navarrete.

Muy alegres y satisfecho con el resultado de este proyecto, los médicos reconocen que otro factor crucial para el éxito de este tipo de iniciativas es el soporte que entregan empresas como los laboratorios farmacéuticos. “Este respaldo es fundamental en el desarrollo curricular académico de los especialistas”, concluye el doctor Braghetto.