Medicina Familiar: enfrentando nuevos desafíos
Décadas atrás, la medicina debió enfrentar duras batallas contra enfermedades contagiosas que sembraban el terror en la población. Hoy, cuando el uso de vacunas, tratamientos y fármacos cada vez más eficaces ha permitido que muchos agentes patógenos sean derrotados, son otros los factores que amenazan la salud de las personas. La mala alimentación, el estrés, vicios como el alcohol o el tabaco y la contaminación del ambiente, son en la actualidad los principales responsables de los daños al organismo.
Frente a este escenario, con el fin de tratar las enfermedades en forma global, los sistemas de salud han debido adoptar nuevas estrategias, poniendo énfasis en la prevención y en la formación de hábitos más saludables. Estos son algunos de los objetivos de la Medicina Familiar, especialidad que integra conocimientos de distintas ramas de la medicina para resolver los problemas sanitarios actuales.
Los profesionales dedicados a esta área se reunieron recientemente en Viña del Mar, durante el VI Congreso de Medicina Familiar realizado los días 22, 23 y 24 de septiembre de 2004. El encuentro, organizado por la Sociedad Chilena de Medicina Familiar, contó con la presencia de destacados especialistas nacionales y extranjeros, quienes trataron temas como la articulación de redes, la mejora de la calidad en la atención primaria y la familia como espacio terapéutico. El encuentro sirvió para que los especialistas debatieran sobre el presente de la actividad en nuestro país y la importancia de los planes que la reforma tiene para su desarrollo.
Una especialidad que crece
Con mucha frecuencia las personas suelen confundir la medicina familiar con la medicina general. Tampoco el médico familiar es el antiguo “médico de cabecera”, aún cuando comparten la misión de estar junto a las familias permanentemente.
La medicina familiar es una especialidad que trata no sólo la urgencia sanitaria, sino que se preocupa de conocer el contexto completo que rodea al enfermo y a su familia, de manera de entregar una atención integral al grupo familiar.
Generalmente, se trabaja en equipos multidisciplinarios que aportan diversos enfoques a la resolución de problemas. Para ello, el médico familiar recibe formación en áreas específicas que lo ayudan a abordar el tratamiento de individuos a lo largo de toda su vida, a la familia en su conjunto y a la comunidad. “Nuestro compromiso como médicos está con las personas y, sobre esa base, recogemos de todas las especialidades médicas los conocimientos que, a un nivel de atención primaria, nos ayudan a trabajar. El médico de familia tiene que ser capaz de atender tanto al recién nacido como al adulto mayor y, además, reconocer las condiciones de riego que llevarán a que un miembro del grupo padezca tal o cual enfermedad”, señala el doctor Fernando Fontaine, profesional del Consultorio Víctor Manuel Fernández de Concepción.
El médico agrega que los aspectos más complejos de esta especialidad no se resuelven en un pabellón o con un equipo de última tecnología. “Las dificultades están en el uso de otras técnicas, como la entrevista con los pacientes, el conocerlo y lograr cambios de conducta en él”.
En Chile, desde la década del ‘80 las principales universidades entregan a los alumnos de pregrado cursos de introducción a la medicina familiar, para que conozcan la forma de trabajo que abordan los especialistas del área, quienes buscan prevenir enfermedades antes que combatirlas.
Por medio del trato directo con todos los miembros de la familia, el médico conoce los factores de riego que podrían desencadenar patologías o reducir la calidad de vida de los pacientes, frente a lo cual los incentiva a ser responsables de su salud.
La doctora Patricia Villaseca, docente del Departamento de Salud Familiar de la Universidad de Concepción, explica la importancia de la atención grupal que propone esta especialidad. “Por ejemplo, si un paciente es hipertenso, no basta con decirle que no coma sal si el resto de la familia sigue con la dieta que siempre tuvieron. En ese caso se corren dos riegos: primero, que el enfermo se va a tentar y va comer con sal, aún cuando sabe que le hace daño y, segundo, que cualquier otro miembro de la familia desarrollará tarde o temprano la enfermedad, ya que tiene antecedentes de hipertensión. En esto se diferencia el antiguo médico de cabecera con el moderno médico familiar. El primero brindaba una asistencia de consulta, un tanto paternalista, y se limitaba al cuidado de toda la familia. Hoy, en cambio, la tarea es educar a la población y hacerla protagonista de su propia salud”.
La atención primaria en salud
Más allá de ser consultorios donde se acude para obtener un diagnóstico preliminar o donde se entregan los primeros procedimientos en caso de una urgencia, con la Reforma a la Salud, los centros de atención primaria se convertirán en establecimientos con una fuerte orientación hacia la salud familiar, como una forma de reorganizar el trabajo y optimizar los recursos.
“Los centros se organizan de modo que cada uno se divide en sectores, con un equipo de salud por cada sector, que se encarga de atender a unas 1500 familiar. La misión de estos equipos es conocer a la población, el ambiente en que se desarrollan sus vidas, determinar los riesgos sanitarios que la afectan y generar planes de acción para enfrentarlos. Además, se presta atención a las patologías más comunes, y se determina qué causa la repetición de estas enfermedades”, señala la doctora Villaseca.
Y es que para desarrollar la medicina familiar, es necesaria una coordinación institucional a gran escala, pues al fortalecer el sistema de atención primaria, se pueden detectar precozmente males o hábitos dañinos que finalmente deterioran irreparablemente la salud de los chilenos o que significan gastos muchas veces imposibles de costear por la población más modesta. Para esto, resulta fundamental la acción conjunta de médicos, enfermeras, psicólogos, profesores y autoridades, en vías de informar a la población y coordinar esfuerzos.
Dado que el sistema está recién comenzando a implementarse en Chile, en muchos consultorios aún se debe atender un número muy grande de familias, lo que dificulta el contacto cercano con la gente.
El doctor Fernando Fontaine agrega que poco a poco se ha empezado a implementar la visita de equipos de atención a poblaciones, “especialmente las con alto riego social, con el fin controlar a pacientes que, por su situación económica, la distancia con el centro de atención o por desconocimiento, no reciben un tratamiento adecuado”.
El trabajo constante del profesional con una comunidad es de gran valor -recalca el doctor Fontaine- ya que los vecinos se sienten más identificados con su médico y con todos los procedimientos y programas que se desarrollan en su beneficio.
Modelo probado
Según las necesidades propias de cada territorio, otros países han adoptado este modelo y hoy cuentan con un amplio desarrollo de la medicina familiar. A la vez, implementaron medidas políticas para mejorar la atención primaria, con lo que vieron disminuidos los gastos en salud, debido a que muchas patologías que se repiten en la población se deben a problemas en el medio, en la forma de vida o son posibles de evitar si se toman las medidas precautorias a tiempo.
La experiencia de Europa y Estados Unidos en esta materia orienta las políticas a seguir en nuestro país. “Los modelos de salud van hacia allá. La sectorización en salud obliga a tener establecimientos más pequeños, que reúnan a la gente, y cambiar los centros grandes por consultorios ambulatorios, que eduquen y orienten sobre la prevención y el cuidado de la salud. Cuando un médico conoce a la población, cuando tiene cercanía con ella, logra hacer muchas cosas de gran impacto con un menor costo y que son de inmensa utilidad para la gente. Es algo que debemos pensar como país y los planes de salud deben tender a esto”, puntualiza el doctor Fontaine.
Por Soledad Cabrera
