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11 Octubre 2004

Dr. Benjamín Vicente, director del Servicio de Psiquiatría

Nueva era para la atención psiquiátrica en Concepción

Muchos son los obstáculos que debe superar un enfermo psiquiátrico antes de volver a su vida normal. Sin el apoyo de la comunidad, la reinserción de estos pacientes es casi imposible. El Servicio de Psiquiatría de Concepción está trabajando para mejorar la atención de sus pacientes y, además, ayudarlos en su proceso de rehabilitación.

Los avances de la ciencia y el estudio de nuevos tratamientos, han permitido dar grandes pasos en los últimos años, en lo que respecta al cuidado de la salud de la población. Hoy, enfermedades consideradas incurables en el pasado, pueden ser tratadas, controladas e, incluso, erradicadas. Con exámenes cada vez más precisos, en la actualidad los recursos tecnológicos permiten entregar diagnósticos en forma temprana, lo que mejora el pronóstico de diversas patologías, mientras que el uso de nuevos fármacos y mejores procedimientos quirúrgicos, facilita la recuperación de los enfermos.

Sin embargo, en lo relativo a los males que afectan el funcionamiento de la mente y sus efectos sobre la conducta, aún queda mucho por desarrollar. Pese al gran avance en el área, la psiquiatría sigue siendo un campo que enfrenta arduos problemas, tanto por el estigma social que cargan los pacientes con diagnóstico psiquiátrico, como por la falta de recursos destinados a esta disciplina.

En Chile se registran altos índices de patologías psiquiátricas, siendo la depresión una de las más importantes, al afectar, según estudios realizados en Santiago, a casi un 30 por ciento de la población adulta de la capital. Aunque estas cifras son menores en regiones, se estima que, en promedio, un 20 por ciento de los chilenos padece algún tipo de trastorno psiquiátrico.

Pese a ello, frecuentemente estas patologías no forman parte de las prioridades dentro de las políticas de atención pública, lo que plantea un escenario complejo para los profesionales del área.

Esta dificultad ha sido planteada como un desafío en el Servicio de Psiquiatría de Concepción, entidad que desde hace siete años desarrolla un Proyecto de Normalización del Servicio, lo que ha permitido mejorar las instalaciones del Hospital Psiquiátrico Leonor Mascayano. La iniciativa ha requerido de una inversión cercana a los mil millones de pesos, dinero que ha sido empleado principalmente en el acondicionamiento de las habitaciones y los equipos del recinto.

Por medio de la postulación a distintos proyectos, el ex Hospital Pediátrico de la ciudad habilitó varias salas, con lo que fue posible la puesta en marcha del Hospital Diurno, donde se trata a pacientes recién recuperados de una descompensación severa, a través de talleres, lo que constituye la segunda etapa en el proyecto.

El doctor Benjamín Vicente, director del servicio, explica que la atención en la psiquiatría moderna ha cambiado con respecto a lo que se hacía 20 años atrás. “Eso tiene que ver fundamentalmente con el impacto que han tenido los nuevos fármacos en los tratamientos, por lo que cada vez resulta menos necesaria la hospitalización de los pacientes. Ahora ellos logran mantenerse compensados en forma ambulatoria, lo que es muy importante, porque de esta forma son menos las camas que se requieren. En la actualidad se necesitan otro tipo de procedimientos y es ahí cuando nace el Hospital Diurno”.

Talleres para todos
Cuando un paciente que fue hospitalizado por una descompensación severa es dado de alta, el Hospital Diurno funciona como una estación intermedia, hasta que completa su tratamiento con fármacos y, en algunos casos, retoma su vida normal.

Durante su paso por esta unidad, el paciente recibe sus medicamentos, potencia su capacidad de interacción, habilidades sociales y participa en talleres de distinta naturaleza. Tras la jornada, la persona vuelve a su casa, comparte con su familia y regresa al día siguiente, lo que permite controlar su evolución. De la misma forma, nace la opción de que el sujeto inicie una rehabilitación y se prepare para interactuar mejor con la sociedad.

“Si doy de alta a un paciente que tuvo una crisis severa y se va a su casa donde se queda solo todo el día, o donde existen problemas intrafamiliares graves, entonces es muy probable que no tome debidamente los medicamentos, ni salga de la cama, por lo que sería bastante fácil que vuelva a hacer crisis. El resultado de tener una actividad programada, coordinada y supervisada, donde está aprendiendo cosas, es un beneficio enorme, ya que es posible mantener al paciente estabilizado. Así no alimento esta puerta giratoria, donde el enfermo se descompensa, se hospitaliza, se estabiliza, se va de alta, se vuelve a descompensar y a hospitalizar, etcétera, lo que ha sido un problema para la psiquiatría”, explica el doctor Vicente.

En el Hospital Diurno los pacientes participan de talleres de pintura, repostería y, actualmente, se está desarrollando un programa de cuidado de plantas, donde se cultivan verduras y flores, que luego los mismos pacientes pueden vender en un carro autorizado por la Municipalidad de Concepción.

Según el médico, realizar este tipo de actividades permite a los pacientes darse cuenta de sus propias competencias, adquirir responsabilidades y mejorar su autoestima. En este sentido, el doctor Vicente destaca la labor realizada. “Estos talleres han hecho posible iniciativas realmente buenas y estables en el tiempo, como la cafetería del servicio, que en este momento es un taller de rehabilitación, es decir, un trabajo protegido. Con apoyo de nutricionistas, la cafetería la manejan pacientes que pertenecieron a grupos de trabajo en el Hospital Diurno. Eventualmente, ellos podrán ingresar a la vida normal, laboral, común y corriente”, puntualiza.

El apoyo incondicional de la familia

Con una capacidad para atender entre 25 y 30 pacientes, el Hospital Diurno no podría funcionar sin las gestiones de un grupo muy importante de colaboradores. Se trata de los familiares de los enfermos, quienes organizadamente y en conjunto con el trabajo realizado por el servicio, han postulado a proyectos para financiar sus actividades y ampliar las instalaciones del recinto.

El grupo, que se llama “Luz y Esperanza” y posee personalidad jurídica, ha sido el responsable de ayudar en las gestiones de la administración del servicio, logrando ganar fondos concursables que permitieron, por ejemplo, la habilitación del taller gráfico y la construcción de dos invernaderos.

“Yo creo que el aporte de los familiares es fundamental. Ellos trabajan en estrecha relación con nosotros y se han organizado en estas agrupaciones. Incluso consiguieron personalidad jurídica y, poco a poco, han comenzado a insertarse en el entramado social concursando a fondos que, de otra forma, no se pueden obtener”, comenta el especialista.

Según el doctor Vicente no se puede ejercer la psiquiatría bajo un concepto quirúrgico, en que el paciente se cura sólo con una intervención o con tratamiento farmacológico. “La mejor forma en que puede funcionar esta nueva psiquiatría, es a través de la idea de una red, en donde la salud es sólo un componente, pero hay mucho más. Es una trama formada por médicos y profesionales de la salud, familiares y la comunidad, todos agentes que deben apoyar al enfermo para que no vuelva a caer. El concepto de red es muy gráfico, tiene que sujetar, como se sostiene a los trapacistas. Si está la red y caen, es más fácil que puedan volver a subir”, explica.

El trabajo terapéutico de los talleres protegidos se inició a mediados del Siglo XX, con distintas aplicaciones y variables. En Chile, esta labor se desarrolla también en otros servicios de salud, con distintos grados de éxito, ya que los resultados dependen en gran medida del apoyo financiero con el que cuente la actividad. “Estamos organizando un encuentro de agrupaciones de familiares en Iquique, durante el mes de noviembre, en torno al Congreso de la Sociedad de Psiquiatría, Neurología y Neurocirugía. En la I Región existen varias agrupaciones, pero lamentablemente no han tenido el mismo apoyo que nosotros, que comenzamos recién hace cuatro años con estos talleres”, agrega el médico.

Se abre un espacio: el nuevo Pensionado Psiquiátrico

Luego de funcionar como un centro pediátrico, el Hospital Leonor Mascayano se convirtió en el Hospital Psiquiátrico de Concepción. Las condiciones habitacionales del recinto debieron ser adecuadas a su nueva función y, durante varios años, el establecimiento no contó con la capacidad para ser reacondicionado. Tras el cierre de la Clínica Psiquiátrica de la ciudad, los pacientes con enfermedades mentales dejaron de tener un espacio reservado para su atención, por lo que comenzaron a ser derivados a otras instituciones, sufriendo las carencias que eso pudiera significar.

Hoy, gracias al Programa de Normalización, el pensionado que originalmente tenía el Leonor Mascayano ha reabierto sus puertas, esta vez dedicado a la atención de pacientes que padecen enfermedades mentales severas.

“El proyecto, concluyó en septiembre, hizo posible equipar este espacio, dotarlo de personal y abrirlo a la comunidad, como la única opción para hospitalizar pacientes privados o de libre elección que hay en Concepción”, señala el doctor Vicente.

Gracias a esta iniciativa, la Región de Bío-Bío cuenta con un espacio de atención de excelente nivel, que cuenta con los mismos recursos que cualquier clínica privada en Chile, posee habitaciones individuales y compartidas, patio, buena atención, y eficientes medidas de seguridad.

El recinto está habilitado para recibir tanto a la población infanto – juvenil, como a pacientes adultos. Asimismo, se ha comprometido la participación de instituciones que realizarán convenio con este hospital recientemente inaugurado.

“Hasta el mes pasado, las personas que presentaban un cuadro realmente grave, debían ser derivadas a Santiago, pues no había otra alternativa en la región. Sin embargo, ahora pueden ser atendidas acá, donde recibiremos desde los pacientes psiquiátricos más pobres, hasta los que son beneficiarios de los sistemas de salud privados”, añade el doctor Vicente.

Con este adelanto, Concepción se encuentra en un buen nivel con respecto a otros servicios del país. Apelando a la autogestión, al trabajo conjunto con familiares y al compromiso de la sociedad, el proyecto para mejorar la atención psiquiátrica en la región del Bío-Bío comienza a concretar sus objetivos.

Según el médico, la meta que aún queda por cumplir es trabajar por mejores políticas administrativas que ayuden a enfocar a la psiquiatría en Chile, como un problema social importante.