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19 Julio 2004

Conferencia de Bangkok: Preocupa avance del Sida en Latinoamérica y el Caribe

En el mundo los casos aumentaron de 35 a 38 millones, según datos que ONUSIDA dio a conocer en vísperas de la XV Conferencia Internacional de la enfermedad.

La renuncia del médico belga Jean Louis Lamboray, en vísperas de la presentación del Informe Anual del Programa de Naciones Unidas de Lucha contra el Sida (ONUSIDA), centró nuevamente el interés de la opinión pública mundial en los resultados de las políticas que buscan frenar la propagación de la enfermedad, que afecta a cerca de 38 millones de personas en el planeta.

La dimisión del experto de ONUSIDA, resultó ser una suerte de anticipo a los datos que la organización entregó el 5 de julio. Según estas cifras, durante 2003 más de cinco millones de personas resultaron infectadas con el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH), mientras que tres millones murieron a causa de la enfermedad.

Se estima que más del 95 por ciento de quienes padecen el mal viven en países del Tercer Mundo y en América Latina los infectados alcanzan los dos millones de habitantes. Las cifras del Informe de Epidemia Mundial entregado por ONUSIDA, muestran que sólo el año pasado, la enfermedad mató a 120.000 personas y 250.000 se infectaron con VIH.

En cuanto a las causas de propagación del mal, el primer lugar lo continúan ocupando las relaciones homosexuales masculinas, aunque desde 1990 se ha presentado un incremento en la transmisión por relaciones heterosexuales. Asimismo, se menciona la inyección de drogas.

El informe señala además, que el país más afectado de la región es Haití, con el 5,6 por ciento de la población total, mientras que el 24 por ciento de los homosexuales varones de Argentina estarían infectados y en Cuba, la incidencia de la enfermedad está por debajo del 1 por ciento.

La relación entre hombres y mujeres que padecen el mal se ha estrechado en el tiempo, pues los datos muestran que en América Latina, una de cada tres personas que sufre la enfermedad es mujer, mientras que en el Caribe las cifras son iguales en ambos sexos.

Según el organismo, la propagación del virus también se ve favorecida por las desigualdades sociales y la movilidad de la población en el continente. En cuanto al acceso a la terapia antirretroviral, el informe de ONUSIDA muestra que esta variable sigue siendo dispar para el conjunto de la región, pese al evidente compromiso de los países por frenar y disminuir el impacto de la epidemia.

La realidad chilena
Dentro del continente latinoamericano, ONUSIDA destaca la fuerte respuesta que han tenido las autoridades chilenas frente a la epidemia del Sida. Sin embargo, señala que las medidas de nuestro país son aún insuficientes y limitadas por factores financieros internos, incluyendo los niveles de gasto en salud pública, y por el carácter sociocultural conservador de Chile, lo que entorpece la efectividad de muchos esfuerzos que buscan prevenir la propagación de VIH.

Según estimaciones de la Comisión Nacional del Sida (CONASIDA) del Ministerio de Salud, en los últimos 20 años se han notificado cerca de 6.000 casos de enfermos; 7.000 de personas VIH positivas asintomáticas y más de 4.500 defunciones por Sida.

En cuanto a la división por género, se estima que cerca del 12 por ciento de las personas infectadas son mujeres, mientras que en la población general, el 85 por ciento de los casos están dados en individuos entre 15 y 49 años. Los datos que maneja CONASIDA, muestran que más del 90 por ciento de las veces la vía de contagio estuvo dada por exposición sexual.

Desde 1984, año en que se registró el primer caso de Sida en Chile, tanto nacional como internacionalmente ha habido avances sustantivos en la forma de abordar el tema. A los mayores niveles de información que se manejan con respecto a la enfermedad, se agregan los esfuerzos públicos por difundir la importancia de evitar prácticas sexuales riesgosas. Sin embargo, cientos de chilenos contraen el virus cada año.

Conferencia Internacional
Pese al compromiso de Chile para frenar la epidemia, las cifras de la región muestran que aún hay mucho por hacer, sobre todo en cuanto a mejorar el acceso de los afectados a las terapias disponibles. Precisamente, éste es uno de los principales objetivos de la XV Conferencia Internacional sobre Sida (IAC), que desde el 11 y hasta el 16 de julio se desarrolló en Bagkok, la capital de Tailandia.

Con un presupuesto que supera los 12 millones de euros, la actividad logró congregar a más de 20.000 asistentes de todo el mundo, entre jefes de Estado, científicos y miembros de asociaciones de ayuda a los enfermos y sus familias.

Dado el complejo escenario que muestra el Informe de Epidemia Mundial entregado por ONUSIDA el 5 de julio, el encuentro ha generado fuertes discusiones en torno a la eficacia de las políticas que buscan frenar la propagación de la enfermedad.