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16 Abril 2012

El sol no es el único problema para la piel

Ante el persistente aumento de los índices de cáncer cutáneos, científicos indagan en nuevos factores de riesgo o elementos detonantes de esta patología. Investigaciones apuntan a las mutaciones en los genes BRAF, NRAS y KIT.

Hace poco menos de un mes la doctora Rosario Alarcón Cabrera, profesora asociada de Dermatología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción y miembro del comité editorial de la Revista Chilena de Dermatología, planteaba en una entrevista otorgada a SAVALnet que el explosivo aumento del cáncer de piel en la población mundial escondía algunas causas que no estaban directamente relacionadas con la exposición imprudente a los rayos ultravioleta.

“Creo que la fuerte incidencia de esta patología se debe fundamentalmente al descuido con la fotoprotección y, pese a las numerosas campañas de prevención, a la falta de educación de la población frente al debilitamiento de la capa de ozono. Sin embargo, creo que aquí además existe una predisposición genética y una influencia del ambiente, ya que no sólo tenemos a los rayos UV como agentes carcinógenos, sino que también agentes químicos y biológicos. La etiología no está sólo en el sol”, aseguraba.

El análisis de la especialista del Servicio de Dermatología del Hospital Guillermo Grant Benavente es compartido por expertos de la Academia Andaluza de Dermatología, según un estudio sobre el cáncer de piel en el que se concluye que la incidencia, lejos de disminuir por las campañas de prevención, está en franco aumento en los jóvenes y principalmente en mujeres.

En tanto, desde el Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla se remarca que existen investigaciones que apuntan a las mutaciones en los genes BRAF, NRAS y KIT como causas de este crecimiento y la aparición del cáncer de piel en partes del cuerpo que no están expuestas directamente al sol, por ejemplo, detrás de las orejas y la zona genital. Es evidente, entonces, que existen detonantes que no se encuentran identificados y que potencialmente pueden ser responsables de que estas mutaciones aumenten. Expertos de todo el mundo trabajan en esta línea para descubrirlos.

En este mismo contexto, un trabajo realizado recientemente por la Clínica Mayo de Estados Unidos y publicado en la revista Mayo Clinic Proceedings (Volume 87, Issue 4 , Pages 328-334, April 2012. DOI:10.1016/j.mayocp.2012.01.010), determinó que la tasa de cáncer de piel ha aumentado especialmente en la población que no supera los 40 años de edad, precisando que el grupo más perjudicado es el sexo femenino, entre los 20 y 30 años. De acuerdo a un análisis estadístico en Minnesota, Estados Unidos, específicamente en el condado de Olmsted, en los diagnósticos de melanoma en pacientes de 18 a 39 años, recabados entre 1970 y 2009, se observó que la incidencia de melanoma aumentaba ocho veces entre las mujeres y cuatro veces entre los hombres.

Uno de los motivos, estaría en las cabinas de bronceado, que elevan el riesgo de desarrollar melanoma en un 74% a sus usuarios, cuando empiezan a utilizarse antes de los 30 años. Esto pese a las numerosas campañas de prevención que enfatizan su peligro por sus efectos carcinógenos. Es más, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó en 2005 que los menores de 18 años no recibieran sesiones de bronceado con rayos ultravioleta de tipo A (UVA), sin embargo, el llamado de advertencia ha sido acogido con lentitud, puesto que, por ejemplo, recién a partir del 1 de enero de 2012 se limitó su uso en el estado de California, Estados Unidos. La Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, según sus siglas en inglés), principal organización no gubernamental dedicada a evaluar las evidencias científicas sobre la patología, incluyó a estas cabinas en el grupo de factores causantes de cáncer.

“Nuestro estudio confirma que la incidencia del melanoma cutáneo va en aumento entre los adultos jóvenes, en más de seis veces durante los últimos 40 años. Además hemos observado que la tasa de crecimiento de la incidencia de melanoma en mujeres jóvenes es mayor que la de los hombres jóvenes. Según la comparación de la década de 1970 hasta el 2000, la incidencia en los hombres aumentó más de 4 veces y para las mujeres, en más de 8 veces. Al parecer la supervivencia general y específica de la enfermedad mejoraron con el tiempo: las razones de riesgo comparando el año de diagnóstico con la mortalidad fueron de 0.92 y 0.91, respectivamente”, se detalla.

Un hallazgo interesante de la investigación fue que la ubicación del melanoma cutáneo en adultos jóvenes difiere entre sexos. La localización más común de melanoma entre las mujeres en esta población fue la extremidad inferior, seguido de la extremidad superior. Para los hombres, el melanoma se encuentra más comúnmente en la espalda, seguido de la extremidad superior.

Existen otros causantes de cáncer de piel, los que están absolutamente identificados como la exposición a productos químicos como la parafina, arsénico, algunos aceites, la brea industrial y la hulla. La radioterapia y el xeroderma pigmentoso (padecimiento hereditario) también son factores de riesgo.

Cada año se producen en todo el mundo entre dos y tres millones de casos de cáncer de piel no melanoma y aproximadamente 132 mil casos de cáncer de piel melanoma. En Chile, unas 200 personas fallecen cada año como consecuencia del cáncer de piel, estimándose que 10 de cada 100 mil chilenos padece este mal. La situación es altamente preocupante, más aún si se considera que, según estudios realizados en nuestro país, debido al adelgazamiento de la capa de ozono, una persona de 18 años ya ha recibido el sol que debió distribuirse en 50 años y ha absorbido el 80 por ciento de la radiación solar que podría haber recibido en su vida.

Por ahora, al menos hasta que no se determine científicamente que otros factores además del sol y los rayos ultravioleta, principalmente, están involucrados en estas consecuencias, sólo queda aumentar el grado de responsabilidad personal, tomando las precauciones necesarias y realizándose controles dermatológicos periódicamente.