Trabajo por turnos: puerta de entrada a la diabetes
En un estudio publicado a fines de 2010 en el Journal Clinical Densitometry, el destacado endocrinólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, Iván Quevedo Langenegger, planteó que las mujeres que trabajan con sistemas de turnos rotativos diurno-nocturno son más propensas a sufrir osteoporosis prematura.
La investigación, que tipificó a las poblaciones con mayor susceptibilidad de presentar esta patología, sentó las bases y lineamientos en este campo tanto en Chile como en el extranjero, en el contexto de una creciente fuerza laboral femenina y el aumento de las mujeres con estas jornadas de trabajo.
“Estaba escrito que las personas que se desempeñaban en estos sistemas rotativos se exponían a una mayor probabilidad de tener hipertensión, diabetes, obesidad e incluso algunos cánceres, pero no estaba registrado en ninguna parte que esto afectara a la masa ósea”, explicaba el especialista en una entrevista otorgada a SAVALnet, en la cual deja de manifiesto el factor de riesgo que representa para las mujeres estos sistemas laborales, los que siguen bajo la lupa de científicos de todo el mundo.
Es así como un grupo de expertos de la Escuela de Salud Pública de Harvard, en Boston, Estados Unidos, determinó que las mujeres que trabajan en turnos nocturnos se exponen a padecer diabetes tipo 2 y mientras más años mantengan estas condiciones laborales, mayores son las probabilidades de adquirir esta afección.
El estudio, publicado recientemente en la revista PLoS Medicine (PLoS Med 8(12): e1001141. doi:10.1371/journal.pmed.1001141), utilizó datos recabados en dos encuestas realizadas a enfermeras en los años 1976 (69.269 mujeres) y 1989 (107.915), todas sin diabetes, enfermedades cardiovasculares ni cáncer. Del primer grupo, 6.195 presentaron diabetes tipo 2 y del segundo, 3.961.
Después de 20 años de seguimiento y relacionando los resultados con los turnos de noche que cumplía cada profesional, los autores de este trabajo fundamentado en la observación, descubrieron que el riesgo de diabetes estaba abiertamente vinculado con sus rotaciones nocturnas, peligro que el tiempo se encargaba de potenciar.
Comparado con las mujeres que no tenían turnos de noche, aquellas que lo mantenían entre uno o dos años, presentaban un 5% más de riesgo; si estos turnos se extendían de 3 a 9 años, el porcentaje se incrementaba a un 20%, mientras que la cifra crecía a un 40% si las enfermeras pasaban entre 10 y 19 años bajo este régimen laboral. Más de 20 años implicaba casi el 60% más de riesgo.
El cuerpo no tolera engaños
De acuerdo a cifras entregadas por la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay aproximadamente 346 millones de personas que padecen diabetes y según las últimas proyecciones, esta cifra se duplicará en 2030. En este sentido, la Asociación de Diabéticos de Chile, Adich, precisa que la diabetes mellitus tipo 2 afecta al 9,4% de la población nacional, detonándose por factores como el sedentarismo, sobrepeso y una dieta poco saludable.
Por lo tanto, son más de un millón 200 mil chilenos los que integran una lista incrementada de manera preocupante durante los últimos años por una gran cantidad de menores de edad, debido a sus malos hábitos alimentarios, que desembocan en altos índices de obesidad infantil.
La causa de la diabetes mellitus tipo 2 corresponde a una combinación de factores genéticos y ambientales, los que se traducen en la función anómala de la insulina en sus sitios de acción y una disminución de la capacidad de las células beta del páncreas para elevar la secreción hormonal en respuesta al aumento de los niveles de glucosa en la sangre.
“La diabetes es una enfermedad por varias razones compleja. Antes que todo es una patología que en sus inicios da muy pocos síntomas o ninguno, apareciendo las primeras manifestaciones cuando ya lleva bastante tiempo produciendo daño. Además, afecta a todos los órganos del cuerpo, generando una serie de complicaciones, fundamentalmente cardiovasculares, de los ojos, riñón e hígado, entre otras. En el caso de la diabetes tipo 2, existe una predisposición genética”, comentó a SAVALnet la doctora Carmen Contreras Soto, jefe de la Unidad de Diabetes del Hospital del Salvador.
Los científicos de Boston argumentan que, por modelos experimentales en adultos jóvenes, la privación total o parcial del sueño después de una semana provoca un efecto similar al de las personas con diabetes, ya que surgen problemas para absorber la glucosa, generando estados prediabéticos. Por lo mismo, explican, la cantidad y calidad del sueño es fundamental para el correcto funcionamiento del sistema metabólico, subrayando que el descanso diurno es poco reparador, ya que durante el día los parámetros biológicos tienen características naturales diferentes a los de la noche, cuando el organismo se predispone a descansar.
En el trabajador nocturno se produce un desajuste de su ritmo “circadiano natural”, lo que desemboca en episodios de fatiga e irritabilidad. Conclusión: al cuerpo no se le puede engañar.
Como comentaba el doctor Quevedo, la asociación entre turnos de noche y diabetes ya existía, sin embargo, los autores de este estudio logran fortalecerla, principalmente en aspectos que asomaban débiles, como la nutrición. Los trabajadores nocturnos, recalcan, tienen menos actividad física y se alimentan a deshoras, alterando la nutrición e influyendo así en la incidencia de obesidad y diabetes.
En los países occidentales, cerca del 25% de la población trabaja en turnos rotativos diurno-nocturno o exclusivamente de noche, una verdadera exigencia de los tiempos modernos imposible de revertir. La función de la policía, bomberos o los servicios de urgencia de los hospitales son algunos ejemplos. El desafío ahora es determinar qué trabajadores nocturnos son más susceptibles, por predisposición genética, de padecer diabetes tipo 2, con el fin de establecer mecanismos de prevención.
