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17 Octubre 2011

Un cáncer que simplemente aparece

Si bien es uno de los menos frecuentes, el cáncer de páncreas es también uno de los más mortíferos debido a su diagnóstico tardío, siendo la cuarta causa de muerte por cáncer en todo el mundo.

A pesar de los avances en la lucha contra el cáncer, éste todavía mata a millones de personas cada año. Sólo en 2007, cobró la vida de alrededor de 7,9 millones de personas que representan el 13 por ciento del total de muertes en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De acuerdo con estimaciones de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, en diciembre de 2008 éste superó a las enfermedades del corazón y se proyectó que sería la principal causa de muerte en 2010.

Lo que llamamos cáncer es, en realidad, una clase de 200 enfermedades en diferentes tejidos, que son causadas por las células que se multiplican fuera de control. Es una patología extremadamente complicada que ha tenido a científicos e investigadores preguntándose de qué manera funciona esta complejidad, en términos de qué genes son importantes.

Así han descubierto que la célula cancerosa es tan inteligente, que posee una serie de mecanismos que lo ayudan a desarrollar resistencia a los medicamentos a través de la puesta en marcha de un conjunto coordinado de los acontecimientos.

El cáncer de páncreas acaba de llevarse, en menos de una semana, la vida del genio de la industria informática y fundador de Apple, Steve Jobs, y del ahora mundialmente conocido biólogo molecular canadiense Ralph Steinman, uno de los tres ganadores del Premio Nobel de Medicina 2011.

Ambos decesos pusieron en el tapete esta peligrosa patología, que no tiene tanta difusión como, tal vez, sería deseable, al revés de lo que ocurre con otros cánceres como el de mama, próstata, cuello de útero, pulmón, etc. Quizás sea porque el de páncreas no responde a medida preventiva alguna y no existe método de detección precoz. Simplemente, aparece. Y de la pericia y la diligencia de médico y paciente depende que se descubra en un estadio temprano y que pueda aplicarse un tratamiento curativo.

El páncreas es una glándula que se dispone transversalmente a lo largo de la pared posterior del abdomen, en el epigastrio y en el hipocondrio y que segrega varias sustancias como enzimas digestivas, insulina y glucagón. Es una glándula compuesta que está constituida por tejidos exocrino y endocrino, que posee un conducto principal que recorre todo el órgano, drenando unos conductos más pequeños, y que desemboca en el duodeno.

Las causas del cáncer de páncreas son poco específicas y están principalmente asociadas a la alimentación. Por ejemplo, varios estudios han demostrado la importancia del consumo de alcohol y las dietas ricas en grasas animales, proteínas y distintos tipos de azúcares en el desarrollo de la enfermedad.

“El tabaquismo representa el factor de riesgo conocido más importante, estimándose que un 30 por ciento de los casos podrían evitarse eliminando este hábito. Otros factores menos importantes son la diabetes mellitus, el consumo de alcohol y la pancreatitis crónica”, destacó el doctor Iván Aguancha, gastroenterólogo de Clínica Ciudad del Mar, del Centro Digestivo CEDID y secretario de la Sociedad de Gastroenterología, Filial V Región.

Aproximadamente un 30 por ciento de los casos de tumores pancreáticos se consideran asociados al tabaco. Algunos estudios han demostrado la relación entre la dosis y la duración del tabaquismo con la incidencia de cáncer de páncreas.

Esta neoplasia es difícil de diagnosticar por examen físico y la sintomatología es muy vaga, pérdida de peso, malestar abdominal alto o dolor irradiado al dorso. “Muchos pacientes son catalogados al inicio como “colon irritable”, salvo la ictericia es poco lo que el examen físico puede aportar, además las técnicas de imágenes básicas –como la ecografía- no siempre detectan lesiones pancreáticas, salvo que estén produciendo dilatación de la vía biliar”, comentó el gastroenterólogo.

Si bien el diagnóstico ha mejorado con el desarrollo de la radiología –en especial la resonancia nuclear magnética y escáner, que actualmente poseen muy buena resolución detectando incluso imágenes menores a 10 milímetros- sigue siendo un carcinoma silente, cuyo pronóstico es poco favorable.

“La mayoría de los casos se pesquisan de manera tardía, ya sea por las malestares se presentan de manera insidiosa, los pacientes, muchas veces, interpretan sus molestias cuyo origen es diverso; incluso no son pocos los casos en los cuales tras múltiples consultas a médicos se llega a un diagnóstico. Desde el punto de vista profesional, hemos visto que hay un porcentaje importante de casos en los cuales no hubo una adecuada sospecha de parte del profesional que inicialmente evaluó al paciente”, comentó el doctor Alejandro Acevedo, oncólogo e investigador clínico del Hospital Carlos van Buren de Valparaíso y del Hospital Clínico Viña del Mar.

Con el mal pronóstico que tiene la enfermedad, hay quienes se preguntan cuáles son las razones por las cuales un paciente tendría que someterse a un tratamiento agresivo como la quimioterapia o cirugía, cuando el pronóstico final sigue siendo infausto y la tasa de supervivencia apenas alcanza el 10 por ciento.

Para el doctor Acevedo, “a nivel mundial, no solo en el cáncer de páncreas, sino que en muchos otros casos, la ciencia no ha dado una solución real. Sin embargo, por ser un tema pendiente, es prioritario para todos los grupos de científicos, autoridades de salud pública y la propia industria farmacéutica desarrollar terapias nuevas que nos permitan ir avanzando hacia el objetivo global: que es la cura del cáncer. Obviamente no es una tarea fácil, importan una gran cantidad de recursos económicos, aspectos sociales y culturales, que finalmente modulan los avances médicos. En este escenario, si no tenemos pacientes que voluntariamente se sometan a terapias de prueba –bajo los protocolos de investigación establecidos- ni siquiera tendríamos conocimiento del mal pronóstico de esta enfermedad”.

La sobrevida que tienen los pacientes una vez hecho el diagnóstico es variable y dependen de diferentes factores como el tipo de tumor, la etapa en que se encuentra y el centro donde se trata.

“Existen dos tipos de tumores: el neuroendocrino y el adenocarcinoma. El último es un tumor que se origina en las células que revisten el conducto pancreático, mientras que los tumores neuroendocrinos se desarrollan desde las células de los islotes de Langerhans. El 95 por ciento de los tumores del páncreas son adenocarcinomas, además los tumores neuroendocrinos tienen la particularidad de producir ciertas hormonas”.

En 2010 una revisión publicada en el The New England Journal of Medicine sobre el cáncer de páncreas señalaba que si bien se ha avanzado mucho en el conocimiento de la biología de este cáncer, su diagnóstico y manejo clínico, en las últimas décadas se han aprobado muy pocos fármacos para tratarlo y que los aprobados no tenían la efectividad deseable.

“Este aspecto es uno de los más desalentadores del manejo de esta patología, el hecho que no se aprueben nuevas drogas o terapias, no significa que no se hayan desarrollado. Son muchas las que constantemente se prueban, pero los resultados no son los que se espera y finalmente no se aprueban. Quienes participamos de la investigación a nivel global entendemos que los avances son discretos, pero progresivos, es decir " paso a paso". No debemos olvidar que en los últimos años se ha demostrado que para los casos avanzados, se ha hecho un aporte significativo en los resultados de sobrevivencia actual, situación no vista en los últimos 15 años a lo menos”, puntualizó el doctor Acevedo.

Esperemos que a futuro se encuentren soluciones y alternativas de tratamiento. Por ahora, los especialistas creen que se debe hacer un trabajo intenso con la población de riesgo –que estaría constituida por fumadores, pacientes diabéticos de larga data, pacientes con pancreatitis crónica y otras afecciones como la pancreatitis hereditaria, la neoplasia endocrina múltiple, entre otras- mientras se esperan resultados concretos que aporten una mayor supervivencia y calidad de vida al enfermo.