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01 Septiembre 2011

En pareja para vivir más años

Estudio científico concluyó que el divorcio acarrea a las personas que han sido sometidas a un by-pass preocupantes amenazas para la salud, en comparación con las parejas que están felizmente casadas. La situación es aún más riesgosa para los solteros.

Aprender a interactuar con los demás y mantener buenas relaciones personales con quienes nos rodean es un desafío permanente. Es imposible no interactuar con otros y las características de estas interacciones inevitablemente determinan, en gran medida, nuestra forma y estilo de vida. Es más, la cercanía de la persona con que interactuamos, según varios estudios médicos, pueden incluso influir en nuestra salud.

Esto es lo que ocurre en el caso de quienes decidieron formar un matrimonio, ya que sentimientos como el amor, felicidad, compromiso, disgusto y rabia, entre muchos otros, generan reacciones positivas y/o negativas en el organismo, a tal punto que, de acuerdo a recientes estudios publicados en la revista científica “Health Psychology”, la vida en pareja tiene un efecto de supervivencia.

“Es probable que una combinación de apoyo conyugal y la motivación para adoptar un estilo de vida saludable, junto con la prestación de apoyo emocional, repercutan positivamente en los mecanismos fisiológicos responsables de frenar el avance de las enfermedades cardiovasculares”, asegura Kathleen King, autora del artículo “Las buenas relaciones ayudan a las personas a sobrevivir” y profesora emérita de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Rochester, Estados Unidos.

Las investigaciones que apuntan a las ventajas de gozar un matrimonio feliz, y por consecuencia lógica, el infortunio de estar divorciado o vivir solo, se realizaron en un grupo de 225 hombres y mujeres que se sometieron a un by-pass coronario. Los resultados de las pruebas fueron claras: las personas intervenidas que disfrutan de una convivencia plena y satisfactoria tienen hasta tres veces más posibilidades de sobrevivir a los 15 años de la operación, en comparación a aquellas personas que viven solas.

Para alcanzar esta conclusión se entrevistaron a todos los participantes del ensayo, un año después de pasar por el quirófano, y se les consultó por su estado civil y su satisfacción con el matrimonio. También se consideraron otros factores de riesgo cardiaco, como el tabaquismo, obesidad y la hipertensión, además se consideró si los pacientes tenían síntomas depresivos o si habían padecido un infarto previo a la intervención quirúrgica.


No basta con estar casados

Tras un seguimiento que se extendió por más de una década, los estudios arrojaron resultados que, desde ciertas perspectivas, no dejan de ser curiosos.

La investigación fue la primera que examinó el impacto del matrimonio y -factor importante- la satisfacción con el mismo, en la supervivencia a largo plazo de las personas con puente coronario.

Quince años después de la cirugía, el 83% de las mujeres felizmente casadas todavía estaban vivas, frente al 28% de las mujeres con un matrimonio infeliz y un 27% de las mujeres que vivían solas. La tasa de supervivencia para los esposos contentos también fue del 83%, pero incluso a los no tan felizmente casados les fue bien. Los hombres menos satisfechos disfrutaban de una tasa de supervivencia del 60%, significativamente mejor que la tasa del 36% por ciento de los hombres solteros.

“El ensayo reconoce la importancia de las relaciones personales para la salud cardiaca de hombres y mujeres. No obstante, constata que para los hombres, el sólo hecho de estar casado ya tiene algunos beneficios, mientras que para las mujeres únicamente estar felizmente casadas posee un beneficio real. Demuestra asimismo que las personas con menores niveles de hostilidad en sus parejas sufren menos procesos inflamatorios asociados a la enfermedad coronaria, lo que podría ayudar a entender por qué las personas se benefician de los matrimonios satisfactorios”, explica Kathleen King.

Por su parte, Alvaro Saldaña, cardiólogo intervencionista de la Clínica Sanatorio Alemán y jefe de la Unidad Coronaria del Hospital Regional de Concepción, agrega que “cuando no se logra la armonía y se producen discusiones o quiebres en la pareja aumenta considerablemente el nivel de estrés, lo que genera un estado tensional que puede ocasionar, entre otras complicaciones a la salud, la aparición de hipertensión y enfermedades cardiovasculares, vale decir, un proceso que puede llevar a la ateroesclerosis. Al contrario, si el matrimonio es estable y mantiene una actividad sexual activa las expectativas de vida son mucho mayores”.


Divorcio con secuelas

Contraer matrimonio, separarse o enviudar son, sin dudas, situaciones complejas en distintos ámbitos personales. Según otro estudio publicado en el “Journal of Health and Social Behavior”, que analizó los antecedentes de 8.500 personas, entre 50 y 60 años de edad, quienes han estado divorciados en, al menos, una ocasión, sufren mayores problemas de salud durante gran parte de su vida. También influye el tiempo que transcurre entre un matrimonio y otro: a mayor tiempo son mayores las repercusiones negativas en la salud.

Dependiendo, eso sí, de la “calidad” del matrimonio que se tenía, las personas que tomaron la decisión de divorciarse tienen un 20% más de riesgo de sufrir enfermedades crónicas como diabetes, cáncer o problemas cardiovasculares.

Según Antoni Trilla, jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, volver a casarse tras un divorcio tampoco es la solución, “puesto que la salud se ve perjudicada de todos modos, aunque retrasa la aparición de síntomas de enfermedades crónicas. Se han encontrado evidencias de que los beneficios en la salud cuando alguien vuelve a contraer matrimonio no son tan extensos como los que se dan en la primera boda”.

El divorcio y, mucho más aún, la viudez suelen ser episodios traumáticos, por lo que no resulta extraño que terminen acarreando problemas de estrés, lo cual deteriora inevitablemente la salud. Conocidos son los casos de los ancianos que enviudan, donde el cónyuge que sobrevive se deteriora rápidamente y, muchas veces, pierde el interés en seguir viviendo.


El riesgo de ser soltero

Por su parte, el doctor David Roelfs, de la Universidad de Louisville, Estados Unidos, entrega datos preocupantes, por decir lo menos, para quienes han decidido llevar una vida de soltero. Tras un trabajo que analizó 90 estudios previos (en los que participaron más de 500 millones de personas), se determinó que el riesgo de mortalidad entre los solteros y casados es desalentador para quienes rehúyen el compromiso matrimonial.

Según su investigación, las posibilidades de fallecer a lo largo de toda la vida son 32% más elevadas para los varones solteros en comparación con los que conviven en pareja. Estadística que alcanza el 23% en el caso de las mujeres.

Quienes nunca pasaron por el altar pueden padecer 13% más síntomas depresivos e incluso sus expectativas de vida se reducen en hasta 17 años. Datos para tener en cuenta.