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11 Octubre 2010

Sueño: clave para combatir la obesidad

Un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine evidencia que al dormir menos, el efecto de una dieta adecuada es menos eficaz, ya que sólo un cuarto del peso que se pierde es grasa, mientras que, en condiciones normales de sueño, más de la mitad de los kilos que se rebajan son grasa pura. Esto se debería a que la falta de descanso incrementa los niveles de grelina, una hormona que reduce la quema de calorías y aumenta el apetito

Para nadie es novedad que la obesidad está creciendo a pasos agigantados y que ya se transformó en un problema de salud pública en numerosos países, sobre todo los desarrollados. Y en Chile el panorama no es mejor. Recientemente un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), titulado "Obesidad y la Economía de la Prevención", ubicó a nuestro país en el número ocho del ranking de los más obesos. El estudio utilizó datos chilenos de 2005 que demuestran que tenemos una tasa de sobrepeso general superior a la media, con un 22% de población obesa y un 60% con sobrepeso.

Según comentó en una entrevista a SAVALnet el doctor Camilo Boza, de la Clínica UC San Carlos de Apoquindo, los hábitos modernos son el principal culpable. “Es necesario destacar que la causa fundamental de la obesidad es la conducta, la forma en que uno vive y esa forma atenta completamente contra la vida saludable. El stress, la falta de ejercicios, la falta de tiempo para cocinar saludable, etc. No hay tiempo para nada y el problema es que la obesidad es una enfermedad unidireccional, o sea, una vez que uno sube de peso el organismo se adapta y la probabilidad de bajar es mucho menor porque el organismo se resiste a la baja de peso”.

El especialista también advirtió sobre las consecuencias a futuro al decir que “se calcula que entre un 2 y 3% de los pacientes tiene obesidad mórbida, por lo tanto es un problema cada vez mayor. Por ejemplo, en Estados Unidos por primera vez se está disminuyendo incluso la expectativa de vida de la gente, porque la cantidad de enfermedades asociadas a la obesidad ha hecho que la gente se esté muriendo antes” aseguró.

A todo esto se suma lo declarado por la Organización Mundial de la Salud, OMS, organismo que anunció que la obesidad ha alcanzado dimensiones de epidemia mundial con más de mil millones de personas adultas con sobrepeso, de ellos al menos 300 millones clínicamente obesos.

Ante esta realidad, son miles las opciones que se ofrecen a los pacientes para bajar de peso: intervención quirúrgica, fármacos o simplemente fuerza de voluntad. Respecto a esta última opción, existe un sin número de dietas posibles para bajar de peso como, por ejemplo, la dieta de sopa de tomates, de south beach, anti-dieta, de la naranja, del plátano, de Montignac o de Scarsdale. Pareciera que es tan simple como cerrar la boca y combinarlo con ejercicios, pero la verdad es que se requiere de muchas cosas más y, sobre todo, de descanso.

Así lo afirmó un estudio publicado en la revista científica Annals of Internal Medicine, que demuestra que descansar menos de lo recomendado mientras se está a dieta incrementa los niveles de grelina, una hormona que reduce la quema de calorías y aumenta el apetito.

La investigación, realizada en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, evidencia que al dormir menos el efecto de una dieta adecuada es menos eficaz, ya que sólo un cuarto del peso que se pierde es grasa, mientras que, en condiciones normales de sueño, más de la mitad de los kilos que se rebajan son grasa pura.

El estudio contó con 10 voluntarios, todos con sobrepeso pero, en general, sanos, que pasaron 28 días vigilados en condiciones de laboratorio. La mitad del tiempo, dos semanas, se les permitía pasar ocho horas y media en cama y durmieron, en promedio, siete horas y 25 minutos cada noche. Las otras dos semanas, sólo podían estar cinco horas y media acostados, por lo que dormían alrededor de cinco horas y cuarto al día.

Resultados de la investigación

Tanto en la primera fase del estudio, con sueño normal, como en la segunda, con descanso restringido, perdieron algo menos de tres kilogramos. La diferencia es que, mientras dormían bien, rebajaron un kilo y medio de grasa. Por el contrario, cuando descansaban menos de seis horas, sólo se libraron de unos 590 gramos de grasa, pese a seguir la misma dieta de 1.450 calorías diarias. El resto del peso perdido era masa corporal libre de grasa.

Además, debido al mismo efecto de la grelina, los voluntarios pasaban más hambre cuando dormían menos. Los investigadores sospechan que, de no haber estado controlados en el laboratorio, habrían tenido más posibilidades de caer en la tentación y echar a perder su dieta. "Basándose en los resultados del estudio, sería prudente recomendar a las personas que van a hacer dieta que duerman lo suficiente", comentó a la prensa el doctor Plamen Penev, principal autor de la investigación. Sin embargo, el endocrinólogo dijo que "se precisarán estudios de larga duración que cuenten con gente en el mundo real, fuera del entorno del laboratorio, para extender estos resultados".

Otros estudios anteriores habían publicado resultados similares que mostraron la relación entre la falta de sueño y la perturbación de los niveles tanto de grelina como de leptina, la otra hormona responsable de que engordemos tan pronto como adelgazamos.

Así, dormir pocas horas reduce un 18% la cantidad de leptina, sustancia que comunica al cerebro una sensación de saciedad, al tiempo que aumenta en un 28% la grelina, cuyo efecto contrario nos impulsa a comer, en especial cosas dulces o grasientas. En otras palabras, la restricción de sueño crea un círculo vicioso en el sistema endocrino, la peor situación posible si se quiere adelgazar.