Tendencias de la medicina del nuevo milenio
¿Cuál es la influencia que tiene internet en el ejercicio diario de la medicina de nuestros días?. Esa pareciera ser la pregunta que muchos profesionales de la salud se hacen luego de entrevistarse con algún paciente que llega a la consulta con su propio diagnóstico y tratamiento bajo el brazo.
La información necesaria para una buena práctica médica crece progresivamente. Hace algunos años, uno de los problemas más difíciles para mantener una buena calidad del ejercicio profesional era la de hacer llegar información a todos los médicos, sobre todo a aquellos que se encontraban alejados de los grandes centros hospitalarios, universitarios y de investigación.
Con la aparición de internet, mediante un computador, un modem, una línea telefónica y hasta con un teléfono celular, ya es posible acceder a toda la información y a un costo muy bajo. Por lo que en la actualidad ya no hay escasez, falta o carencia de información. Muy por el contrario, hay un exceso de información médica en la “red de redes”, tanto para médicos y otros profesionales de la salud, como para el público en general, por lo que el problema surge en la necesidad de un guía idóneo que oriente a los interesados en cómo acceder a aquellas páginas escritas y editadas por profesionales con autoridad.
La cibermedicina se ha transformado en una nueva especialidad de la medicina que toma sus raíces en la informática y la salud pública, estudiando las aplicaciones de internet y las tecnologías de las redes globales para aplicarlas en los sectores de medicina y salud pública, examinando las implicancias e impacto y evaluando sus oportunidades y desafíos en todo lo que se refiere al cuidado y preservación de la salud.
Hoy, por vez primera, los pacientes y los médicos en ejercicio tienen acceso a la misma información y al mismo tiempo. Se trata de un fenómeno nuevo e irreversible, al cual la profesión médica no estaba acostumbrada y que cambia profundamente una relación hasta ahora basada en conocimientos, criterio y experiencia por parte del médico y relativa o total ignorancia por parte del paciente.
Según la revista New England Journal of Medicine cada vez más personas navegan en la red buscando consejos o diagnósticos médicos y consultan vía e-mail a profesionales de la salud virtuales que quizás habitan a miles de kilómetros de distancia.
La editorial de este prestigioso medio cuenta el caso clínico de un niño que presentaba varios síntomas muy anormales en lo que a alergias e inmunología respecta, y sobre el cual un grupo de expertos no era capaz de llegar a un consenso sobre el diagnóstico.
Sin embargo, una profesora universitaria afirmó que se trataba de un extraño síndrome conocido como “IPEX”, diagnóstico que, posteriormente, fue confirmado por unas pruebas genéticas realizadas al pequeño.
Al consultarle a la profesora sobre cómo había llegado a ese diagnóstico, ella dijo que simplemente había introducido en el buscador de Google los datos del cuadro clínico y de los informes y “allí apareció el resultado”.
Esta experiencia nos da constancia de lo que está suponiendo para la sociedad el desarrollo de las tecnologías de búsquedas de información desarrolladas, por ejemplo por Google. Lo que antes suponía muchas horas de investigación por personas con posibilidad de acceso a determinadas fuentes, ahora se puede conseguir en unos pocos segundos por cualquiera que disponga de conexión a internet.
Muchos han llegado a suponer que en un futuro cercano el médico tratante deberá comportarse frente al paciente como si se tratara de un colega, asumiendo que el enfermo está en capacidad de conocer tanto acerca de su enfermedad como el médico a quien consulta.
Si bien es cierto esto suena como una sentencia de muerte de los especialistas, es todo lo contrario, ya que gracias a las tecnologías de acceso a la información los expertos podrán llegar a conclusiones más rápidas y podrán desarrollar nuevas técnicas en multitud de campos. Además, no hay que olvidar que la virtualidad deja de lado lo práctico de la medicina, con el cual a través de la palabra el médico ausculta a su paciente buscando la clave para llegar al diagnóstico, que sólo un ojo clínico bien entrenado puede alcanzar.
