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26 Abril 2010

Las diversas etapas de la autoestima

Un estudio publicado recientemente en el Journal of Personality and Social Psychology, descubrió que la autoestima aumenta a medida que las personas envejecen, pero decrece cuando llegan a los sesenta.

Cómo nos sentimos en relación con nosotros mismos es algo que afecta de manera global nuestra vida en distintos ámbitos como, por ejemplo, relaciones interpersonales, el amor o la vida profesional. Este sentimiento valorativo sobre nuestra persona es lo que se denomina autoestima, y que conceptualmente ha sido definida como actitud valorativa hacia uno mismo, como sentimiento de valoración positiva o negativa con respecto de sí. También se define como el amor a sí mismo, o el grado en que toda persona valora la autopercepción de su propia imagen.

En nuestro país, una investigación de la Universidad de Talca halló que el 56% de los chilenos tiene un nivel de autoestima normal, 28% posee baja autoestima y 16% la tiene alta. Además, al observar los resultados por separado entre Santiago y regiones, se aprecia que existe mayor porcentaje de santiaguinos (30%) con baja autoestima respecto de regiones (25%).

Si bien la gran mayoría presentó un nivel equilibrado de confianza y seguridad en sí mismo, esto podría cambiar a medida que las personas pasan por las distintas etapas de la vida. Así lo demostró un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, el cual descubrió que la autoestima aumenta a medida que las personas envejecen, pero decrece cuando llegan a los sesenta, aunque los que ganan más dinero y están más sanos suelen tener mejores opiniones de sí mismos.

"La autoestima se relaciona con una mejor salud, un menor comportamiento criminal, menores niveles de depresión y, en general, mayor éxito en la vida", aseguró el autor principal del estudio Ulrich Orth a través de un comunicado de prensa de la American Psychological Association. "Por tanto, es importante conocer más sobre cómo la autoestima de una persona promedio cambia con el tiempo".

Esta investigación consistió en una encuesta a 3,617 adultos estadounidenses entre los 25 y 104 años, y trataron de mantener el contacto con ellos cuatro veces al año entre 1986 y 2002. Así, descubrieron que las personas jóvenes tenían la menor autoestima, pero ésta aumentaba con los años, alcanzando su punto máximo a los 60 años. Las mujeres tenían menor estima que los hombres en promedio, hasta que llegaban a los 80 y 90 años.

Otro interesante hallazgo fue el importante papel que desempeñaba la salud y el bienestar para mejorar la autoestima, sobre todo en personas mayores. "Específicamente, encontramos que las personas que tenían mayores ingresos y una mejor salud en una etapa tardía de la vida tendían a mantener su autoestima a medida que envejecían", aseguró Orth. "No podemos saber con certeza si disfrutar de mayor bienestar y mejor salud conduce directamente a un mayor nivel de autoestima, pero sí parece tener alguna relación. Por ejemplo, es posible que la salud y el bienestar estén relacionados con sentir mayor independencia y poder contribuir mejor con la familia y la sociedad, lo que refuerza la autoestima".

En cuanto a por qué la autoestima aumenta en la mediana edad y luego desciende a medida que las personas envejecen, los investigadores sugieren varias teorías. "La mediana edad es un momento de estabilidad en las relaciones laborales, familiares y románticas. Las personas ocupan posiciones de poder y disfrutan de un mejor estatus, lo que podría potenciar su autoestima", dijo el coautor Richard Robins, de la Universidad de California en Davis. "Por el contrario, los adultos mayores podrían experimentar cambios de roles como el síndrome del nido vacío, la jubilación y destrezas laborales obsoletas además de una peor salud".

Todo lo mencionado es especialmente importante si se considera que dentro de 10 años más, en Chile se va a invertir la curva y van a haber más adultos mayores que menores de 15 años. Debido a esto, es necesario que especialistas en el tema se preocupen de este tipo de factores psicológicos que pueden afectar la calidad de vida del adulto mayor.