Evitar la quimioterapia en el cáncer de mama
Las náuseas y los vómitos son, junto con la caída del cabello, los dos efectos adversos de la quimioterapia más conocidos por la gente. A esto se suma la disminución de células sanguíneas y otros efectos menores, como falta de apetito, lesiones bucales o intensificación del color de la piel. Si bien estos malestares han logrado reducirse con las nuevas tecnologías, la quimioterapia sigue siendo algo que a los pacientes les gustaría evitar. ¿Es eso posible?
Según un artículo de la última publicación de la revista científica The Lancet, en el cáncer de mama sí. Hasta ahora, las pacientes postmenopáusicas que tienen un tumor de mama que responde a la acción de los estrógenos (un subtipo bautizado como hormono-dependiente) reciben como tratamiento estándar la quimioterapia seguida de un fármaco antihormonal durante cinco años para prevenir las recaídas. Hasta hace poco generalmente se daba tamoxifeno y, ahora, los inhibidores de la aromatasa. Sin embargo, los especialistas ya sospechaban que algunas de estas mujeres no reciben ningún beneficio adicional de la quimioterapia y podrían “ahorrarse” sus efectos secundarios sin poner en peligro su pronóstico.
Esto es importante si se toma en cuenta que el cáncer de mama es la primera causa de muerte femenina por enfermedad en todo el mundo. 400.000 mujeres mueren cada año por este motivo y el grupo de edad que más se ve afectado es el de entre los 40 y 60 años, justo cuando empieza a darse la menopausia.
Ante esto, la mencionada investigación, llevada a cabo por especialistas de la Universidad de Loyola (en Illinois, Estados Unidos), siguió durante 10 años a más de 1.500 mujeres y demostró que es posible identificar a ese subgrupo de mujeres que podrían “ahorrarse” la quimioterapia en función de su número de ganglios afectados y de su perfil genético.
El estudio demostró que añadir tamoxifeno tras la quimioterapia con antraciclinas (ciclofosfamida, doxorubicina y fluoracilo) reducía el riesgo de que el tumor volviese a reaparecer y sus probabilidades de morir por la enfermedad. Específicamente, el 60% de ellas estaba libre de recurrencia al cabo de 10 años, frente al 53% de las mujeres que habían tomado el tamoxifeno a la vez que la quimio (en lugar de a continuación) y sólo el 48% de las que únicamente tomaron el antihormonal.
Resultados:
Este beneficio era especialmente destacable en las mujeres con cuatro o más ganglios afectados y menores de 65 años, tal y como se confirmó posteriormente en un segundo trabajo mediante un análisis genético. Utilizando un test ya comercializado (Oncotype) capaz de analizar simultáneamente 21 genes de riesgo de cáncer, revisaron retrospectivamente las muestras de 367 de las mujeres.
Aquellas con un bajo índice de recurrencia según los resultados de esta prueba eran las que menos se beneficiaron de añadir quimioterapia a las hormonas. Y de nuevo, esta falta de eficacia coincidía con las mujeres que tenían menos de tres ganglios afectados por las células tumorales.
Como destaca una de las autoras del trabajo, Kathy Albain, no sólo es importante identificar a las mujeres que se beneficiarán de la quimioterapia, sino también a aquellas que podrían evitarse los efectos secundarios y el coste de este tratamiento. "Esto significa que en un amplio número de mujeres, con sólo entre uno y tres ganglios afectados, podría obviarse la quimioterapia".
De esta manera, la investigación representa un gran avance, ya que podría ayudar a los doctores que tantas veces se ven sometidos a la duda de dar o no el tratamiento de quimioterapia. Además, de seguro será un beneficio y alivio para los mismos pacientes al saber que no tendrán que pasar por los desagradables y ya conocidos efectos secundarios de ese tratamiento.
