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27 Agosto 2007

Una muela devela uno de los grandes enigmas pendientes de la egiptología

Las autoridades egipcias confirmaron que la momia que se encontraba en el Museo Egipcio de El Cairo y sobre cuya identidad se dudaba es la faraona Hatshepsut. Se trata de una de las reinas más famosas del Egipto faraónico que vivió entre 1479 y 1458 antes de Cristo.

Luego de años descansando en el tercer sótano del Museo Egipcio de El Cairo y gracias a las pruebas de ADN y varios escáneres se pudo determinar que los restos de aquella momia correspondían a la reina Hatshepsut. La clave de este descubrimiento fue un molar encontrado en un vaso funerario que llevaba el nombre de la reina y que encajó a la perfección con la dentadura de la momia, a la que le falta precisamente esa pieza.

Hatshepsut, considerada hoy como la mayor sensación arqueológica después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, fue hija de Tutmosis I, esposa de Tutmosis II y madrastra de Tutmosis III. Si bien pudo haber sido simplemente una reina, gobernó como rey-faraón de la XVIII dinastía. Gobernó durante más tiempo en el Antiguo Egipto y llegó a tener más poder que Cleopatra o Nefertiti. Encomendó la construcción de obras de gran magnitud, incluyendo el segundo obelisco más grande del mundo y la primera tumba en el Valle de los Reyes.

Le robó el trono a su hijastro vestida como un hombre, luciendo una falsa barba propia de los reyes y haciéndose llamar “faraón” en lugar de reina. Su poder e influencia alcanzó todos los lugares de Egipto hasta que se desvaneció. No sólo murió rodeada de misterio sino que alguien borró todo rastro de su existencia: su nombre desapareció de los registros históricos y sus monumentos fueron derribados.

En 1903, el arqueólogo y egiptólogo británico Howard Carter, el mismo que se hizo famoso por descubrir, en 1923, la tumba de Tutankamón (Tut-Anj-Amón) en el Valle de los Reyes frente a Luxor en Egipto, halló dos momias femeninas en una pequeña tumba en el Valle de los Reyes. Se determinó que una de ellas era la nodriza de Hatchepsut, Sitra, y, más de cien años después, se comprobó que la otra, la de una mujer obesa de unos 50 años, era la propia reina.

La mujer más anciana presentaba la peculiaridad de tener el brazo izquierdo doblado en una posición claramente de reina. Fue entonces cuando se empezó a pensar que dicha momia pertenecía a Hatshepsut. En 1966 la arqueóloga alemana Elizabeth Thomas, sugirió que podría ser la Faraona, pero no dio pruebas.

En el templo mortuorio de Deir el Bahari se encontró una caja con el nombre de la soberana que contenía una serie de órganos que estaban acompañados por un molar. Un equipo de especialistas realizó una serie de análisis tomográficos y de ADN tanto en la momia como en la pieza dental.

Se realizaron varios análisis forenses que permitieron generar imágenes detalladas en 3D de las momias y con innovadoras pruebas de ADN ancestral se estudió a la familia real egipcia.