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24 Noviembre 2022

Toxina botulínica como tratamiento para la migraña

Esta neurotoxina puede mejorar la calidad de vida de los pacientes que presentan esta condición neurológica.

La migraña es una enfermedad crónica originada por la alteración en los canales iónicos a nivel cerebral. Ante estímulos inespecíficos (como estrés, ciertos alimentos o trastornos del sueño), el cerebro reacciona provocando dolor de cabeza asociado a náuseas y vómitos. 

Algunos también pueden presentar aura, un síntoma neurológico previo al cuadro que puede ser visual, sensitivo, motor o de lenguaje. Se trata de una patología hereditaria, más frecuente en mujeres y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una de las cuatro enfermedades más invalidantes, porque empeora la calidad de vida de los pacientes a nivel personal, social y laboral.

La farmacoterapia utilizada puede ser aguda para detener o revertir la progresión de la cefalea una vez que ésta ha comenzado, o preventiva para prevenir la aparición y disminuir la intensidad en caso de que aparezcan las crisis.

Actualmente, se está aplicando la onabotulinumtoxinA (OnabotA) para tratar esta condición, la cual fue aprobada por la Food and Drug Administration (FDA) en el 2010. Si bien no se trata de una cura, los pacientes reciben cada tres meses inyecciones de bótox de manera subcutánea en las regiones frontal temporal, occipital, suboccipital y en el músculo trapecio, que actúa como inhibidor neuromuscular.

“Desde el 2002, los médicos de la Clínica Mayo de Estados Unidos hemos brindado tratamiento con bótox (versión más popular) de forma eficaz y segura a miles de pacientes con migraña crónica”, explica el doctor Mark Whealy del Departamento de Neurología en Rochester, Minnesota.

Se desconocen los detalles específicos sobre cómo actúa este producto biológico para impedir las migrañas. “Es probable que el medicamento desactive los receptores de dolor y bloquee las señales que los nervios envían al cerebro”.

Es importante señalar que el dolor no desaparece de manera permanente. Tras varios meses, los nervios desarrollan nuevas fibras de dolencia y la migraña tiende a regresar. “Brindar tratamiento con bótox cada tres meses es una norma nacional, tal como lo recomienda la Sociedad Americana de Cefaleas. No se administra con mayor frecuencia, porque existe una pequeña posibilidad de desarrollar anticuerpos contra la toxina botulínica, los que -en teoría- podrían impedir que funcione con futuras inyecciones”, especifica el neurólogo. 

“El bótox puede ser peligroso si se administra de forma incorrecta. Por esta razón, es importante que un médico, un integrante del personal de enfermería u otro especialista con experiencia en su uso para dolores de cabeza crónicos administre esta medicina”.