La enfermedad de las arterias periféricas abarca las extremidades inferiores, pero se fundamenta en la ateroesclerosis. Esta causa el estrechamiento de las arterias, restringe la circulación y puede derivar en el desprendimiento de la placa y la formación de un coágulo sanguíneo. La mayoría de los pacientes llegará a tener enfermedad vascular en más de una zona definida, lo que aumenta la probabilidad de que afronten complicaciones graves.

Es una patología frecuente entre las personas mayores de 65 años, pero también afecta a la gente más joven con otros factores de riesgo, como diabetes, obesidad, presión arterial alta o que tiene el hábito de fumar.

No suele diagnosticarse de forma pronta y, a menudo, los personas no reciben tratamiento con las terapias más agresivas. Abordar el problema de concienciar e instruir es fundamental.

“Si se posee una afección polivascular, se corre un riesgo muy alto para ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, muerte o pérdida de alguna extremidad. Es necesario averiguar acerca de los síntomas, tratarlos con terapias médicas agresivas y darles un seguimiento más estrecho”, comenta la doctora Amy Pollak, cardióloga de Clínica Mayo de Jacksonville (Florida), en Estados Unidos.

Una exploración física puede revelar síntomas que el individuo ignora o atribuye a otra cosa. La especialista explica la importancia de quitar las medias para revisar las piernas y los pies de los pacientes que clasifica en esta descripción de riesgo, aunque sean jóvenes. Los profesionales clínicos deben preguntar qué tipo de actividades hacen sin dificultad a fin de identificar los problemas. Además, los análisis de sangre que revisan la presencia de diabetes y miden el colesterol también deben mantenerse al día.