Prevención contra el cáncer de piel
Según cifras de la OMS, es uno de los más comunes en el mundo, afectando a entre dos y tres millones de personas cada año.
El cáncer de piel ocurre cuando las células cutáneas comienzan a multiplicarse de manera descontrolada. La principal causa de esta enfermedad es la exposición excesiva a los rayos ultravioleta (UV), ya sea provenientes del sol, camas solares o lámparas de bronceado. Según Andrea Jessica Roca, docente de Medicina en la Universidad Franz Tamayo Unifranz, este proceso se origina por mutaciones en el ADN de las células de la piel, lo que desencadena su crecimiento anómalo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los tipos más frecuentes de cáncer de piel son el carcinoma basocelular, el carcinoma de células escamosas y el melanoma. Este último es el más agresivo, ya que puede extenderse a otras partes del cuerpo si no se detecta a tiempo. Aunque suele aparecer con mayor frecuencia en personas mayores de 40 años, el riesgo depende del nivel de exposición solar acumulado a lo largo de la vida. Además, factores genéticos pueden influir: si un padre ha padecido la enfermedad, el riesgo en los hijos aumenta. También existen otros elementos que pueden favorecer su desarrollo, como un sistema inmunológico debilitado o el contacto con sustancias tóxicas como el arsénico.
Este tipo de cáncer suele manifestarse en las áreas más expuestas al sol, tales como el cuero cabelludo, rostro, labios, orejas, cuello, pecho, brazos y las manos. Entre las señales de alerta se incluyen la aparición de nuevas manchas o lunares, cambios en el tamaño o la forma de los ya existentes, y la presencia de bultos en la piel, explica Roca.
La gravedad del cáncer de piel varía según el tipo y el momento en que se diagnostique. Los más comunes, el carcinoma basocelular y el carcinoma de células escamosas tienen un alto índice de tratamiento exitoso si se detectan a tiempo, lo que subraya la importancia de la prevención y la revisión médica periódica.
