Docente impulsa inclusión y es reconocida a nivel nacional
La doctora Miriam Bautista fue finalista de los Premios TOYP Bolivia 2025 por un proyecto que promueve el acceso a salud y educación para personas con discapacidad en zonas rurales.
Desde la carrera de medicina de la Universidad Franz Tamayo, la especialista lidera un proyecto comunitario que ha logrado visibilizar y atender a niños, niñas y adolescentes con discapacidad en contextos de alta vulnerabilidad. Obra que le valió ser finalista de los Premios TOYP Bolivia 2025, en la categoría Contribución a la niñez, a la paz y los derechos humanos.
El reconocimiento fue otorgado por la Junior Chamber International (JCI Bolivia) en una ceremonia realizada en La Paz, donde se destacó a jóvenes líderes cuyo trabajo genera un impacto social positivo.
"Este reconocimiento confirma que cuando se trabaja con amor, compromiso y empatía, los cambios son posibles", expresó la doctora Bautista. El proyecto, desarrollado junto a la Unidad de Discapacidad y Salud Mental (UDISAM) del Servicio Departamental de Salud de La Paz, ha reunido a autoridades locales, profesionales de la salud, psicólogos, nutricionistas, docentes, padres y estudiantes en una red que busca derribar las barreras que impiden el acceso equitativo a la atención médica y la educación inclusiva.
"La discapacidad no define a las personas; las verdaderas limitaciones están en la falta de oportunidades y comprensión social", enfatizó la académica. A través de diagnósticos, talleres formativos, acompañamiento emocional y trabajo con las comunidades, su equipo ha logrado detectar casos previamente invisibilizados, canalizar atención médica y promover políticas locales que fortalecen los derechos de las personas con discapacidad.
"Cada niño o adolescente identificado representa una oportunidad de esperanza. No es solo un diagnóstico, es el inicio de un cambio para toda una familia y su comunidad", añadió.
Más allá de los logros del proyecto, la docente destaca el valor del trabajo conjunto entre universidades e instituciones públicas. "La inclusión no debe ser un discurso, sino una práctica cotidiana", afirma. Su mirada parte de una convicción clara: la educación inclusiva y la empatía son pilares esenciales para construir paz y erradicar la discriminación.
"Este premio no es solo para mí, sino para todos los niños, adolescentes y familias que me enseñaron que el amor y la comprensión pueden derribar cualquier barrera”, concluyó.