Marzo fue escogido como el mes propicio para reforzar los principios y objetivos del Día Mundial de la Obesidad, a través de la unión de distintas organizaciones norteamericanas, europeas, latinoamericanas y asiáticas, junto a la Organización Mundial de la Salud.

El sobrepeso y la obesidad constituyen un problema de salud en el mundo entero, siendo una enfermedad crónica y multifactorial producida por la interacción de factores genéticos y ambientales que llevan a un aumento anormal del tejido adiposo.

Su prevalencia ha alcanzado horizontes alarmantes en todo el planeta. La OMS la califica como una epidemia, siendo la segunda causa de muerte a nivel global, cobrando la vida de más de 2,8 millones de personas.

“El sobrepeso y la obesidad son en gran medida prevenibles. Las políticas, los entornos, escuelas y comunidades son fundamentales, ya que condicionan las decisiones de los padres y niños, y pueden hacer que los alimentos más saludables y la actividad física regular sean la opción más sencilla previniendo, así, la obesidad”, explica el doctor Andrés Zapata médico internista con especialidad en nutrición clínica.

Esta fecha es una jornada de acción unificada que reclama una respuesta cohesionada e intersectorial a la crisis de la obesidad. El lema de este año convocado por la Federación Mundial de la Obesidad es “Todo el mundo tiene que actuar”, buscando aumentar la conciencia de esta enfermedad, fomentar la promoción, mejorar las políticas y compartir las experiencias.