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11 Abril 2022

Dr. Guillermo Cornejo Contreras:

"Los padres deben vigilar que la vuelta a clases sea segura"

La reapertura de escuelas y colegios plantea desafíos sanitarios. La COVID-19 aún representa una amenaza, pero no se debe descuidar la irrupción de otros patógenos respiratorios.

Los cambios en el comportamiento y dinámicas de las personas en la pandemia por COVID-19 impactaron sobre la circulación de otros virus respiratorios. Si bien, el SARS-CoV-2 es el más frecuente, durante 2022 se registra un tráfico bastante similar de influenza A y virus respiratorio sincicial lo que, en periodos epidémicos, genera importantes aumentos en las consultas de especialidad. “No olvidemos que incluso podría haber coinfecciones”, asegura el doctor Guillermo Cornejo Contreras, jefe del Programa de Salud de la Infancia del Servicio de Salud Ñuble ubicado en la región del Ñuble.

Debido a esto, explica el pediatra formado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, más que enfocarse en discriminar si un cuadro sospechoso puede ser coronavirus, gripe o alergia, padres y apoderados deben evaluar si requiere atención médica y gestionarla en el nivel correspondiente. 

“Si no es grave pueden solicitar horas en sus centros de salud. Si necesita una acción pronta, pero no reviste gravedad pueden asistir a dispositivos como los Servicio de Atención Primaria de Urgencia (SAPU) y Servicio Alta Resolutividad (SAR) reservando así las urgencias de alta complejidad para los eventos severos y de riesgo vital. Muchas veces estos servicios en los hospitales están saturados por una mezcla de factores, pero los más comunes son la atención de pacientes graves, lo que no toma poco tiempo, y una importante cantidad de consulta de baja complejidad que podría ser resuelta en otros dispositivos. El uso racional de las redes de salud y urgencia permitirá que todos puedan obtener una atención médica lo más pronto posible”.

- ¿Qué medidas de prevención deben tomar los padres frente a la reapertura total de escuelas y colegios? 

En todo el mundo la vuelta a clases presenciales ha sido una prioridad. Hay muchas habilidades y conocimientos que niños, niñas y adolescentes adquieren más allá de la teoría que se estudia en las aulas. Desde las edades más pequeñas la interacción con sus pares es un paso necesario para el desarrollo integral, pero esto no puede llevar a que los apoderados se descuiden. Deben ser los primeros vigilantes para que este proceso sea seguro. 

En primer lugar, hay una responsabilidad de ellos: no enviar a los menores a clases si están enfermos, por banal que parezca, porque suelen tener síntomas menos fuertes que los adultos. En ese caso deben ser llevados oportunamente a ser testeados, ya sea con PCR o test de antígeno. Es importante que se aseguren que en la escuela o colegio se cumplan los protocolos, lo que incluye una adecuada ventilación de ambientes, promover el uso de mascarilla, distanciamiento físico y el lavado frecuente de manos, ya sea con agua y jabón o alcohol gel, todo supervisado por adultos.

Por su parte, los responsables de estos establecimientos deben garantizar protocolos de limpieza e higiene y de ser posible llevar a cabo testeos frecuentes, sobre todo en caso de brotes. Además, realizar acciones de promoción para la vacunación de niños y niñas que puedan ser elegibles según los criterios del Ministerio de Salud y el Instituto de Salud Pública. En este proceso de vuelta a clases la vigilancia de los padres es fundamental.

- ¿Qué repercusiones ha tenido la pandemia sobre la salud infantil?

Esto a nivel país ha sido un gran tema. Desde su inicio se vieron afectadas muchas prestaciones, en todos los niveles de atención. No solo se suspendieron cirugías, si no también disminuyó la cantidad de controles de salud en la atención primaria. Esto fue multifactorial, dado que los establecimientos debieron adecuarse rápidamente a los requerimientos de la pandemia, adaptar espacios y el recurso humano debió reconvertirse, a lo que se sumaba el miedo de la población a salir de sus domicilios y sobre todo concurrir a un recinto de salud al ser visto inicialmente como un posible foco de contagio.

Ante este escenario se adoptaron medidas innovadoras, usando tecnología y realizando seguimientos remotos por videollamadas. Sin embargo, este acompañamiento no reemplaza el control de salud, donde se puede interactuar con el niño o niña, ver su estado y aspecto, determinar cómo se comporta en el medio y efectuar evaluaciones estandarizadas del desarrollo psicomotor. Incluso, desde temas tan básicos como pesar y medir para estimar la evolución nutricional.

Debemos considerar que es importante la relación que tienen los equipos de salud con las familias y el apoyo que pueden entregarles. Por ejemplo, es conocido el positivo impacto de la lactancia materna, la cual debería ser exclusiva hasta los seis meses de edad, lo que se apoya y sigue mediante las clínicas de lactancia favoreciendo el inicio y mantención de esta práctica.

Al pasar los meses, los equipos de salud se han ido encontrando nuevamente con las familias y han podido llevar a cabo acciones de rescate mediante todos los instrumentos necesarios para evaluar el desarrollo pediátrico y, en caso de detectar déficit o rezago, derivar a las salas de estimulación del programa Chile Crece Contigo o invitar a los padres a los talleres denominados “Nadie es perfecto”, donde se entrenan habilidades parentales para favorecer el desarrollo y la crianza. También los equipos han detectado casos de malnutrición por exceso, derivándose a nutricionista o al Programa Vida Sana de ser necesario. 

- Durante este 2022 se incorporan esquemas nuevos para la tres vírica y varicela…

Respecto a la vacuna tres vírica, el nuevo esquema considera la primera dosis a los 12 meses y luego a los 36 meses. Los argumentos esgrimidos por el Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización es lograr una temprana protección de la población infantil y disminuir la posibilidad de enfermedad, hospitalización, muerte o secuelas por causa del sarampión, rubeola o parotiditis. Estas patologías puede que no sean comunes en Chile, sobre todo el sarampión. Sin embargo, recordemos que no muchos años atrás se registraron casos debido a personas infectadas que proceden del extranjero, principalmente de países con menores coberturas y que desencadenan brotes en nuestra población. Por ello, es importante obtener esta protección a edades precoces. 

La incorporación de la vacuna contra la varicela considera un esquema de dos dosis: la primera a los 18 meses y la segunda a los 36. Esto es un gran paso para nuestro sistema de salud considerando que es una enfermedad que genera hospitalización y enferma gravemente a niños, niñas y población de riesgo. Es verdad que en la edad pediátrica la asociamos a la también llamada “peste cristal” que no suele tener grandes complicaciones, pero debemos considerar que este virus puede radicarse mucho tiempo en los ganglios nerviosos y reactivarse incluso varios años después como herpes zóster. Por tanto, es un agente que afecta durante todo el curso de vida. 

La OMS considera que este virus es un problema de salud pública, que afecta social y financieramente a los sistemas y recomienda su vacunación universal. Este nuevo esquema representa un paso de equidad para nuestra población, dado que anteriormente esta vacuna, al ser extraprogramática, solo podía ser adquirida por quienes tuvieran los medios para hacerlo. Mediante este cambio aseguramos que la condición económica de las familias no sea una limitante.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez