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02 Junio 2025

Dr. Alejandro Olguín:

"La retinopatía diabética representa una amenaza creciente para la salud visual"

La retinopatía diabética es la enfermedad ocular más prevalente en Bolivia, y pese a los avances en diagnóstico y cirugía, el acceso desigual y la falta de formación siguen siendo barreras críticas para su control.

Los trastornos retinianos -en especial la retinopatía diabética- representan una amenaza creciente para la salud visual de la población. Según datos del Ministerio de Salud boliviano, aproximadamente el 10% de los adultos vive con diabetes mellitus, y de ellos, entre un 20 y un 25% desarrolla algún grado de retinopatía diabética, una complicación silenciosa que puede llevar a la ceguera si no se detecta y trata a tiempo.

Pese a la modernización en el sector privado, el sistema público carece de equipos básicos como tomógrafos de coherencia óptica (OCT), lo que limita un diagnóstico precoz y eficiente. Además, el bajo nivel de adherencia terapéutica y la escasa educación sanitaria siguen siendo retos centrales. 

En esta entrevista, el doctor Alejandro Olguín, especialista en retina y organizador del próximo Congreso Boliviano de Retina, a realizarse en noviembre, nos ofrece una radiografía del estado actual de esta especialidad en el país.

- ¿Cuáles son las enfermedades retinianas más prevalentes en Bolivia?

Lo más frecuente, como en gran parte de Latinoamérica, es la retinopatía diabética. Afecta aproximadamente entre el 20 y el 25% de los pacientes diabéticos. Además, hay un aumento de casos de degeneración macular relacionada con la edad. Ambos cuadros están influenciados por una dieta poco saludable, falta de seguimiento médico y una alarmante carencia de equipos en el sector público.

- ¿Se están haciendo esfuerzos por mejorar el diagnóstico precoz?

Sí, definitivamente hemos avanzado. La detección temprana ha mejorado, pero aún hay deficiencias notorias en el sector público, sobre todo por la ausencia de tecnología esencial. Un ejemplo claro es que en muchos hospitales públicos no se cuenta siquiera con un OCT, que es un equipo básico. Y ya ni hablemos de angiografías o tecnología más avanzada.

- ¿Cómo evalúa el acceso al tratamiento y los avances terapéuticos en Bolivia?

En el ámbito privado estamos muy bien. Las clínicas están al nivel internacional: quirófanos con tecnología de punta, tomógrafos transquirúrgicos, todo. Antes los pacientes tenían que irse al extranjero. Ya no. En el eje troncal -La Paz, Cochabamba y Santa Cruz- tenemos una oferta médica muy completa, y afortunadamente muchos retinólogos están regresando al país y distribuyéndose también en otras regiones.

- ¿Qué ocurre con la adherencia al tratamiento?

Es muy variable. Tenemos una población grande que viene del área rural, y esos pacientes muchas veces abandonan el tratamiento, incluso en cuadros simples. En cirugía retiniana es crítico que sigan indicaciones posoperatorias, y muchos no regresan a sus controles. Eso complica el pronóstico.

- ¿Cuáles son los mayores desafíos clínicos frente a la retinopatía diabética avanzada?

Lo más difícil es que no depende solo del oftalmólogo. Si el paciente no controla su glucosa, el tratamiento oftalmológico sirve de poco. Es esencial trabajar en equipo, con el endocrinólogo y, sobre todo, con la familia. Necesitamos generar conciencia, porque muchas veces el paciente no consulta hasta que ya no ve. Y eso ya es tarde.

- ¿Qué expectativas tiene sobre el Congreso de Retina que se realizará en noviembre?

Queremos reforzar la formación en patología retiniana para todos los oftalmólogos. Habrá cirugías en vivo con equipos de última generación, weblabs para entrenar técnicas quirúrgicas ante complicaciones comunes y sesiones académicas con invitados de Europa y Estados Unidos, incluyendo expertos en terapia genética, que es el próximo gran paso en retina. Es una oportunidad para ponernos al día y proyectarnos a nivel internacional.

Por María Ignacia Meyerholz