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Este año cumplió cuatro décadas de recorrido profesional, pero dejar el trabajo no es algo que esté dentro de sus planes. Al contrario, se siente lleno de energía, motivado y dispuesto a compartir su experiencia, dirigiendo su clínica y continuando con su labor social.

“Me he dedicado a entregar mis servicios a la comunidad, así también mis conocimientos, con el objetivo de promover esta labor entre mis colegas y poder así combatir la ceguera”, comenta el doctor Joel Moya, ex director del Instituto Nacional de Oftalmología (INO).

Creó el Comité Nacional de Prevención de la Ceguera, fue director del INO durante 10 años y presidente de la Sociedad Boliviana de Oftalmología. Actualmente está enfocado en su Clínica Oftalmológica Moya Visión. 

Se ha caracterizado por practicar su profesión con alto contenido social y humanitario, gestionando y participando en innumerables campañas oftalmológicas gratuitas por todo el país.

- ¿Cómo describiría todo lo que ha vivido y cómo se siente actualmente ejerciendo?

Nací para ser médico oftalmólogo, no hay duda. He vivido muchas experiencias, tuve la suerte de ser recibido en el Hospital Federal de Minas Gerais en Belo Horizonte, Brasil, para especializarme en oftalmología y realizar un doctorado, ese lugar tiene la particularidad de recibir a seis brasileños y un latinoamericano, yo tuve la suerte de serlo y formarme con ellos.

Cuando retorné a Bolivia, no logré conseguir un trabajo en un instituto u hospital. Pero en esas circunstancias de la vida, tuve la inesperada oportunidad de tomar un cargo político que no había quien pudiese asumirlo y es que estaba destinado a los no videntes. 

Fue una linda experiencia ya que pude comprender ese estado de perder la vista. Con ellos pude identificar valores y hacer un buen trabajo, me terminaron de formar profesional, espiritual y moralmente, recién ahí comprendí lo que significa ser no vidente y oftalmólogo para combatir la ceguera.

Actualmente me siento muy bien, ante todo, agradecido por la formación y la oportunidad de servicio que tuve. 

- ¿Cuál es su principal motivación en su práctica diaria?

Si bien tengo mis años y no puedo negarlo, me siento joven. En mi clínica tengo pacientes que me visitan de todos lados y no son nada fáciles, cada uno es un desafío diferente y poder darle una solución y compensar esa esperanza es gratificante.

A mi consulta llega gente pobre y no puedo quedarme tranquilo, tengo las comodidades necesarias, por lo que optamos por operar gratis. En caso contrario, pero con la misma finalidad, llegan personas con dinero, esperanzadas en buscar una solución y lo logramos.

Creo que la entrega de servicio para mi se ha convertido en algo muy especial y lo puedo definir como amor y lo desarrollamos de la mejor manera.

Actualmente me siento en una etapa especial, mi hija oftalmóloga ha llegado y ya no estoy tan solo, ella es mi compañera. Voy a seguir haciendo lo que siempre he realizado y con mi fundación seguiré viajando por el país.

- Ha recibido múltiples reconocimientos, uno de los últimos es el de la cámara de senadores, ¿cómo toma estos agradecimientos?

Con mucho cariño. Cómo no querer y amar a las senadoras que ven lo bueno y positivo de nuestro país y lo reconocen. Cada institución tenía su público que aplaudía por los premios propios, pero cuando me lo entregaron a mí, todo mundo aplaudió, fue muy lindo ya que yo estaba solo. 

También el Colegio Médico de Bolivia ha creado los premios “Esculapios dorados” y nos han reconocido a cuatro profesionales como maestros de la medicina boliviana, estoy muy agradecido.

- ¿Qué mensaje enviaría a las nuevas generaciones de oftalmólogos?

Yo creo que el primer paso que deben tomar es sentir en su corazón que es lo que quieren hacer. Una vez que sepan hacia dónde quieren caminar, deberían visitar centros no videntes, conocer las causas de ceguera y como los rehabilitan sin depender de la vista. Teniendo esa conciencia, la oftalmología no será esfuerzo, sino una diversión.

- Y en sintonía con el último reconocimiento, ¿qué les diría a los estudiantes que se están formando en el área de la salud?

Todo quien quiera dedicarse a este campo, debería experimentar ser camillero, auxiliar de enfermería, limpiando y atendiendo, esas cosas a uno le llenan el alma e instan a ser mejor profesional. A todos esos futuros profesionales les pido que deben hacerlo con perseverancia, la carrera es larga, hay muchos problemas, pero hay que insistir y perseverar y sentir alegría del deber cumplido. El dinero llega, no podemos negarlo, pero los sentimientos de servicio no podemos dejarlos de lado. 

Por Camila Gutiérrez P.