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26 Febrero 2024

Dra. Karen Claros Espinoza:

“El principal objetivo de los fármacos contra la obesidad debe ser generar hartazgo”

En ocasiones, esta patología no puede abordarse solo con ejercicio y buena alimentación. En ese aspecto, las terapias farmacológicas han sido un apoyo para este tipo de pacientes.

La obesidad o sobrepeso está considerada como uno de los principales problemas de salud pública y se le ha llamado también como la epidemia del siglo XXI. Como cualquier padecimiento es gradual y puede avanzar si es que no se toman acciones para frenarlo a tiempo. Para ello, es necesario tomar medidas para revertir la tendencia mundial al alza y garantizar la salud y bienestar de la población.

En este sentido, la aparición de fármacos contra la obesidad ha contribuido a concientizar sobre la importancia de un tratamiento integral combinando diferentes estrategias para lograr resultados sostenibles a largo plazo. La disponibilidad de opciones farmacológicas puede ser útil para aquellas personas que han luchado durante mucho tiempo con su peso y que necesitan un soporte adicional para alcanzar sus objetivos.

Así lo entiende la doctora Karen Claros, endocrinóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuya experiencia se centra en el diagnóstico y manejo de trastornos endocrinos, con especial énfasis en el tratamiento avanzado de la diabetes.

- ¿Cómo es la situación de la obesidad en Bolivia?

La última versión del Atlas Mundial de la Obesidad predice que más de 4.000 millones de personas, es decir, el 51% de la población global, sufrirá de sobrepeso y obesidad para 2035. Bolivia no es la excepción, de hecho, la situación es grave y se espera que, para ese año, esta enfermedad afecte al 50% de nuestros ciudadanos.

Estas cifras tienen directa relación con los cambios en los estilos de vida y las elevadas tasas de sedentarismo. La mayor parte de los trabajos implican estar sentados durante muchas horas y la gente ya no gasta el nivel de energía necesario.

Por otra parte, la alimentación ultraprocesada es cada vez más común en el cotidiano de las personas y el impacto de estos factores (sedentarismo y mala alimentación), repercute de forma inmediata en nuestros genes que, tradicionalmente, estaban acostumbrados a vidas más activas y al consumo de alimentos saludables.

Una de las grandes preocupaciones que tenemos es la población infantojuvenil, donde ya existe casos de niños con resistencia a la insulina, hígado graso o que son prediabéticos. El problema es que mientras antes se tengan esas patologías, hay más tiempo para desarrollar complicaciones como neuropatías, nefropatías o retinopatías. Todo esto está muy relacionado con la calidad de vida. Hacer ejercicio y controlar el peso es una estrategia clave contra la diabetes.

- En ese aspecto, los fármacos juegan un rol importante.

Los medicamentos e intervenciones como la cirugía o balón gástrico están enfocados en disminuir el volumen de comida que consumimos y son las alternativas que consiguen mayor pérdida de peso en los pacientes.

Sin embargo, esto es temporal. Lo que queremos como profesionales de la salud es que las personas aprendan a mantener un estilo de vida saludable, pero también comprendemos que no es fácil de hacer y, en ese aspecto, los fármacos de última generación han sido un apoyo importante para las personas que necesitan herramientas extras para alcanzar los objetivos.

Esto, porque se han visto fallas en las vías que generan saciedad en personas con exceso de adiposidad, por lo tanto, el individuo necesita comer volúmenes más grandes de comida para alcanzar esa sensación. Es muy delicado que a los pacientes que no logran bajar de peso se les acuse de falta de voluntad, porque hay aspectos mucho más profundos. En ese sentido, el principal objetivo de los tratamientos farmacológicos contra la obesidad debe ser generar saciedad.

- La revista Science eligió a los análogos del GLP-1 como el avance científico del 2023.

Estos medicamentos se han creado, principalmente, para el tratamiento de la diabetes. Sin embargo, han demostrado ser una alternativa potente para el área de la obesidad, en el sentido de que provocan retardo del vaciamiento gástrico, por ende, saciedad, además de mejorar la acción de la insulina y disminuir la liberación de glucagón. Ciertamente ha sido un gran aporte a todo el arsenal de terapias disponibles.

- Ha habido polémica por su uso con fines estéticos más que terapéuticos.

No se pueden limitar los medicamentos y pensarlos para algo único y específico. Durante los estudios de aprobación se van encontrando efectos beneficiosos y otros no tanto. De hecho, me parece que desde 2008 todos los fármacos que se aprueban para diabetes deben contar, además, con un estudio de riesgo cardiovascular. Es decir, no le podemos pedir a un medicamento que no tenga beneficios extra y que los pacientes no puedan beneficiarse de ellos, sí es que pueden hacerlo.

Los agonistas de GLP-1, además de ser muy beneficiosos para controlar la diabetes, generan pérdidas de peso similares a las de la cirugía metabólica. Este tipo de terapias son conocidas como “Game Changers”, en el fondo, cambian las perspectivas que se tienen de un tratamiento y abren un abanico de posibilidades.

- Qué pasará con la diabetes y obesidad a futuro?

Algo que me parece muy positivo de las políticas de Chile, Argentina y México, es la modificación de la información de las etiquetas de los productos, en Bolivia recién se está trabajando en ello, por lo que, en la actualidad, es difícil para las personas tomar decisiones saludables.

Otro problema, es que no se puede imponer a la gente un estilo de vida saludable, antes, de cierto modo, la vida nos lo imponía por motivos geográficos, laborales, etcétera. Es poco probable que eso vuelva a suceder. Por lo tanto, de momento tenemos que ser insistentes en la importancia que tiene la alimentación y diabetes.

Por María Ignacia Meyerholz