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16 Mayo 2022

Dra. Verónica Rosado Cevallos:

"El cuidado de la tiroides está ligado a una vida saludable"

Las enfermedades que afectan a esta glándula son muy frecuentes y tienen efectos sobre todo el organismo. Se estima que alrededor de un 4% de la población las padece y son más frecuentes en mujeres.

La tiroides es una glándula situada en la cara anterior del cuello. Su función principal es la producción de las hormonas triyodotironina (T3) y tiroxina (T4), que activan múltiples procesos metabólicos. La deficiencia de estas provoca una disminución generalizada de la funcionalidad del organismo. 

Así lo explica la doctora Verónica Rosado Cevallos -médico endocrinóloga formada en la Universidad de Lleida en Cataluña, España. Las hormonas T3 y T4 ayudan al cuerpo a utilizar la energía manteniendo el metabolismo basal estable, lo que permite preservar la temperatura del organismo para que, cerebro, corazón, músculos y otros órganos funcionen en condiciones óptimas. Su cantidad está regulada por la hormona estimulante de la tiroides (TSH, por sus siglas en inglés), que es producida por la glándula hipofisaria.

- ¿Cuáles son las principales patologías tiroideas?

Están las enfermedades que afectan a su funcionamiento. Cuando la glándula produce menos hormonas de las que el organismo necesita hablamos de hipotiroidismo y en exceso, de hipertiroidismo. Otro grupo son las que se manifiestan a través de un aumento en el tamaño de la glándula: bocio, nódulos benignos y malignos (cáncer de tiroides) y tiroiditis. Si bien no contamos con datos precisos, por lo que vemos en la práctica diaria, cerca de un 60% de ellas se relacionan con hipotiroidismo. 

- ¿Por qué suelen ser más frecuentes en mujeres que hombres?

No hay una causa específica, pero sí una hipótesis que propone, en primer lugar, que es característico de ellas presentar variaciones hormonales en las concentraciones de estrógeno durante toda la vida y que estas las hacen más susceptible a modificaciones en su respuesta inmunológica. 

- ¿Qué tanto influye el antecedente familiar en su manifestación? 

Existe una cierta carga genética. Algunas formas de enfermedad tiroidea autoinmune (como hiper e hipotiroidismo) no son hereditarias como tal, pero sí hablamos de agregación familiar de padres, madres e hijos, incluso abuelos, dado que se ha demostrado un mayor riesgo de desarrollarlo en los familiares. Algo que no ocurre con respecto a nódulos o bocios. 

- Y el estilo de vida…

Mucho. Para un correcto funcionamiento de la tiroides es indispensable llevar un estilo de vida ordenado y saludable. Actualmente se conoce, por ejemplo, que la manifestación de nódulos tiroideos y bocio está directamente relacionada con un mayor índice de masa corporal (IMC) y peso de la paciente. Este vínculo existe para esta, como para otras enfermedades “primas” como diabetes, obesidad, hipertensión, entre otras. Por eso, debemos actuar desde la prevención. 

- ¿Qué pasa en el embarazo?

La patología tiroidea se puede manifestar antes y durante el proceso, pero también en el postparto. Resulta clave que una mujer que se está preparando para la maternidad evalúe la función de la glándula, porque de haber alguna alteración, es importante corregirla antes de la concepción, ya que si tenemos esa enfermedad de base no detectada es mucho más complejo el tratamiento y la evolución. 

Hay otras que, por los cambios hormonales en la mujer, se desarrollan durante el embarazo. Cuando eso pasa, nos apoyamos en nuestros compañeros ginecólogos, que ante cualquier alteración nos derivan oportunamente a esas pacientes. Debemos recordar que las hormonas tiroideas son cruciales para el desarrollo normal del cerebro y del sistema nervioso del bebé. Durante el primer trimestre, depende del suministro de ellas desde la placenta, por lo que debemos mantenerlas controladas. 

- ¿Cómo se maneja una patología que se gatilla durante el embarazo?

Va a depender de la enfermedad. Si nos encontramos frente a un hipotiroidismo, el tratamiento es más sencillo, porque es de reemplazo hormonal con levotiroxina, un medicamento económico y accesible en el mercado. Solo se necesita una buena adherencia por parte de la paciente. 

En el caso de hipertiroidismo, que afortunadamente es muy poco frecuente, el abordaje es más complejo, porque solo disponemos de un fármaco y se necesita de un acompañamiento constante.

Tanto el hiper como el hipotiroidismo pueden hacer que resulte difícil embarazarse. Esto porque los problemas con la hormona tiroidea pueden alterar el equilibrio de aquellas encargadas de la ovulación.

- El hipotiroidismo es uno de los cuadros clínicos más frecuentes. ¿Cuáles son los signos y síntomas de esta patología?

Su sintomatología es inespecífica. Existe el mito de que se presenta mucho cansancio, aumento de peso, caída del cabello, problemas en las uñas y resequedad en la piel, pero no necesariamente quiere decir estos signos sean producto de una disfunción de la glándula. Sin embargo, ese suele ser el principal motivo de consulta. Básicamente, uno de los síntomas que llama la atención y el cual siempre vamos a indagar, es la historia menstrual de la paciente. Cuando los ciclos comienzan a ser irregulares o ausentes, eso debe ser una alerta en la mujer en edad fértil.  En algunos pacientes esta enfermedad es asintomática. Por eso se habla de síntomas variados e inespecíficos, porque estas hormonas circulan por todo el organismo y pueden causar alteraciones en varios órganos. 

- En esa línea, ¿a qué signos deben estar atentos los médicos generales y de atención primaria para derivar oportunamente?

Todo va a depender de la población que ese profesional esté manejando. Habitualmente, el médico general ve a niños, mujeres en edad fértil y pacientes de la tercera edad. Entonces, por ejemplo, si un niño tiene una alteración en su crecimiento y desarrollo, es importante que dentro de todas las causas de ese retraso se descarte una patología tiroidea. Eso se puede hacer desde la atención primaria determinando niveles de TSH. En caso de alteración, tiene el apoyo del médico y endocrinólogo general o pediatra para realizar el tratamiento.

En la mujer que está buscando embarazo o aquella que está en el primer trimestre de gestación, es importante realizar la búsqueda de alteración de estas hormonas, porque como comentamos en el caso de hipotiroidismo, a veces, no hay presentación de síntomas. En cambio, en hipertiroidismo, las manifestaciones son muy evidentes: pacientes que pierden peso, ansiosas, con taquicardia y temblores en las extremidades. Esta paciente rápidamente consulta y suele hacerlo al médico general, es importante que ellos tengan presente que dentro del estudio de pérdida de peso brusca hay que descartar algún problema tiroideo. 

Otra causa de consulta común en atención primaria es porque los pacientes sienten la presencia de un bulto en el cuello. En esos casos es importante saber realizar un buen examen físico y basarse en la ecografía para, en función de esas características, derivar o no. 

-Y en la tercera edad…

En las personas de edad avanzada el hipotiroidismo no solo es muy frecuente, sino que además plantea más dificultades diagnósticas, porque al ser su sintomatología inespecífica, estos signos se cubren con los del envejecimiento normal por lo que con frecuencia pasan desapercibidos en el paciente mayor. En consecuencia, no se diagnostica oportunamente y, por tanto, no se beneficia de la mejoría del estado general que supone su tratamiento. Este grupo, así como la mujer embarazada, necesita de un abordaje especial. Para hipotiroidismo, las dosis de levotiroxina van calculadas con más sutileza, por las enfermedades de base que tienen. Además, los pacientes con hipertiroidismo en esta edad tienen muchísimo mayor riesgo cardiovascular y de muerte, por lo que su diagnóstico y tratamiento adecuado serán de gran importancia.

- En pacientes de larga evolución es posible la formación de nódulos o incluso cáncer. ¿Se pueden prevenir?

Es muy difícil. Ese es el problema. Actualmente, nos hemos encontrado con un aumento drástico de patología nodular y bocio, esto por un sobrediagnóstico ecográfico. En Ecuador, el paciente puede tomarse una ecografía sin una orden médica. En estos casos, la indicación de ella es para descartar cuando tocamos un nódulo en el examen físico o cuando el paciente viene a consulta y nos dice que tiene o que se ha detectado un pequeño bulto. Si cumpliéramos con eso, el reporte de casos sería mucho más bajo. Además, muchos de ellos son benignos. 

- Para terminar, ¿cuáles han sido los avances más destacables de la especialidad?

Además del desarrollo de terapias inmunomoduladoras, se ha avanzado mucho en el abordaje quirúrgico. Antes se operaba todo, ahora el tratamiento es más conservador. Muchas veces, le explicamos al paciente que se trata de un nódulo benigno, que se puede observar haciendo un seguimiento y también contamos con técnicas percutáneas que son menos invasivas. 

Cuando nos enfrentábamos a un cáncer de tiroides solíamos extraer la glándula entera y a todos se les suministraba radioyodo. Hoy, cuando nos encontramos con nódulos malignos pequeños, proponemos al paciente hacer una vigilancia activa con control ecográfico. 

En caso de cirugía, dependiendo del tipo de nódulo y de su localización, optamos por extraer la mitad de la glándula para que la otra mitad compense la función y el tratamiento con radioyodo es para un grupo específico de pacientes y en dosis más bajas, ya no es para todos. Los pasos a seguir se establecen con el paciente luego del estudio histopatológico.

Por Carolina Faraldo Portus