Diagnóstico de párkinson a partir de la respiración
Una inteligencia artificial es capaz de detectar la progresión de los movimientos inhalatorios nocturnos y con ello entregar un pronóstico.
La enfermedad de Parkinson es la de tipo neurológico de más rápido crecimiento en el mundo. Hasta el momento, ningún fármaco puede revertir o detener su progresión y una dificultad clave en el desarrollo del tratamiento es la falta de biomarcadore eficaces. Se suele diagnosticar basándose en los síntomas clínicos, relacionados principalmente con las funciones motoras, como el temblor y la rigidez.
Ya en 1817 se observó una relación entre esta afección y la respiración, en el trabajo de James Parkinson. Esta relación se reforzó en proyectos posteriores que informaron de la degeneración de las áreas del tronco cerebral que controlan la respiración, la debilidad de la función muscular respiratoria y los trastornos respiratorios del sueño. Además, estos síntomas suelen manifestarse años antes de los de tipo motor, lo que indica que los atributos respiratorios podrían ser prometedores para la evaluación del riesgo antes del diagnóstico clínico.
Un equipo del MIT ha desarrollado un dispositivo, similar a una caja Wi-Fi, que envía ondas de radio a la habitación de un paciente. Luego de eso, una inteligencia artificial similar a una red neuronal, analiza el reflejo de las ondas en el entorno y extrae datos sobre la respiración de la persona dormida. Así, puede controlar la respiración del paciente cada noche sin ni siquiera tocarlo.
El instrumento ha sido probado en más de 7.000 pacientes, incluidos 757 con la enfermedad de Parkinson, con un buen rendimiento diagnosticando la patología con una sensibilidad del 80,22% y una especificidad del 78,62% a partir de los datos recogidos durante una sola noche. Si se combinan varias noches de monitorización, el rendimiento aumenta en un 100%. La inteligencia artificial también fue capaz de diferenciar entre una persona con Parkinson y otra con la enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, la importancia de estos resultados es limitada. Aunque los datos recogidos por los científicos sugieren una fuerte asociación entre la respiración y la enfermedad de Parkinson -una asociación también observada en otros estudios-, el mecanismo biológico que la subyace es todavía poco conocido y requiere más investigación.
