Bienestar infantil prevé una buena salud cardiometabólica
La contención familiar y emocional junto con habilidades sociales en la niñez son predictoras de una salud óptima a finales de la adolescencia.
La evidencia muestra que el desarrollo de la enfermedad cardiometabólica puede comenzar temprano en la vida y que los factores de riesgo son acumulativos con el tiempo. Sin embargo, se sabe menos acerca de las vías protectoras que conducen hacia una salud satisfactoria. En este estudio, se utilizaron datos prospectivos para evaluar si los activos de la infancia tales como los recursos interpersonales (calidez de los padres) y competencias intrapersonales (regulación efectiva de las emociones) predicen una mayor probabilidad de adecuadas condiciones cardiometabólicas a los 17 años.
Los datos correspondieron a 3.074 participantes del Estudio Longitudinal Avon de Padres e Hijos (edad media = 17,8 años). Cuatro activos de la infancia fueron evaluados prospectivamente a través de pruebas cognitivas e informes de los padres cuando los niños tenían entre 8 y 10 años: fuertes habilidades de funcionamiento ejecutivo, comportamientos prosociales y bajos niveles de problemas de interiorización y externalización. El estado cardiometabólico se analizó a los 9 y 17 años mediante una puntuación compuesta de desregulación derivada de múltiples parámetros biológicos, incluyendo colesterol, presión arterial, proteína C reactiva, resistencia a la insulina e IMC. Finalmente, las asociaciones entre los activos y una salud favorable a los 17 años (es decir, una puntuación de desregulación de ≤ 1) fueron evaluadas mediante modelos de regresión de Poisson con variaciones de error robustas.
Después de controlar las covariables (incluyendo factores sociodemográficos, correlaciones de salud cardiometabólica y puntuaciones de desregulación a la edad de 9 años), los participantes con múltiples activos fueron 1,08 a 1,27 veces más propensos a tener un buen estado cardiometabólico a la edad de 17 años en comparación con aquellos con 0 o 1 activo. Cada activo adicional confería un 6% más de probabilidad de una salud óptima a lo largo del tiempo (riesgo relativo = 1,06 [IC del 95%: 1,01 a 1,11]).
En conclusión, los activos de la infancia predicen la salud cardiometabólica con impactos aparentemente acumulativos. La identificación temprana de tales habilidades puede proporcionar objetivos novedosos para la prevención y elucidar mecanismos para lograr una salud positiva en la adultez.
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