Asociación entre daño en la cabeza del nervio óptico y glaucoma
Los cambios anatómicos del ojo entregan información clínicamente útil y complementaria a las evaluaciones tradicionales que debe ser considerada para un mejor diagnóstico de neuropatías ópticas.
La cabeza del nervio óptico (ONH, por su sigla en inglés) es el principal lugar donde se daña el axón de las células ganglionares de la retina en el glaucoma. Su aspecto clínico en esta patología es único entre las neuropatías ópticas, manifestando un grado de "ahuecamiento" y "excavación" que resultan útiles para determinar la gravedad de la pérdida de visión y/o de axones, y se cree que son resultado de deformación y remodelación de los principales tejidos conectivos portadores de carga dentro y alrededor de la ONH. El aspecto clínico distintivo sirve como un importante signo de diagnóstico para diferenciarlo. Estos cambios de conformación existen a lo largo de todas las etapas de la enfermedad y suelen ser la base para considerar a algunos pacientes como sospechosos de parecer la patología. Antecedentes indican que el cambio longitudinal de la ONH hacia una apariencia cada vez más glaucomatosa es un factor de riesgo para una posterior pérdida del campo visual. Estudios de tomografía de coherencia óptica (TCO) han demostrado una alteración anatómica dentro de la retina de los ojos glaucomatosos, a veces varios milímetros de la ONH. Otros informan de casos en los que el tejido prelaminar de la ONH exhibe signos de esquisis o escisión en asociación con alteración anatómica de la retina en el glaucoma, como retinosquisis peripapilar y defectos paravasculares.
El equipo encabezado por Eugene Lowry (OHSU Hospital, Portland, Estados Unidos) propone que las fuerzas mecánicas que median la deformación y remodelación de la ONH, junto con los cambios conformacionales resultantes en sí mismos, ejercen un impacto en el tejido distante a través de los vasos sanguíneos de la retina, la membrana limitante interna y la macroglia (células de Müller).
Si bien es ventajoso determinar si existe una asociación entre anomalías de la retina y el signo de la esquisis prelaminar de la ONH, es más importante resolver si se produce con mayor frecuencia en los ojos glaucomatosos y si su presencia y/o aparente gravedad está asociada con el grado. Por lo tanto, el propósito de este estudio fue comparar la frecuencia de la esquisis prelaminar de la cabeza del nervio óptico mediante tomografía de coherencia óptica en ojos con glaucoma y ojos sospechosos de glaucoma (GL/S) frente a controles sanos (CS) y evaluar su relación con otros marcadores de gravedad para el glaucoma.
El estudio incluyó 298 ojos de 150 pacientes GL/S y 88 ojos de 44 CS que fueron analizados mediante OTC por SPECTRALIS (Heidelberg Engineering GmbH). La probabilidad de esquisis de ONH se comparó entre grupos y contra factores demográficos y oculares, incluidas las medidas estructurales y funcionales de la gravedad del glaucoma.
Los resultados indicaron que la frecuencia y la gravedad de la esquisis prelaminar de la ONH fueron mayores en GL/S que en CS. En el grupo de GL/S, 55,4% de los ojos no tenían esquisis visible (Grado 0), 23,8% tenían Grado 1, 15,4% tenían Grado 2 y 5,4% tenían Grado 3. Entre los ojos HC, 67,0% tenían Grado 0, 27,3% tenían Grado 1, 5,7% tenían Grado 2, ninguno tenía Grado 3. Además, fue más común en los ojos con un borde mínimo más delgado y una copa más profunda.
Los datos obtenidos permiten concluir que la esquisis prelaminar de la ONH puede ser un signo de deformación glaucomatosa y reflejar un daño patofisiológico continuo, afectando a la segmentación de la imagen de la TCO y a los parámetros de diagnóstico, lo que da lugar a una sobreestimación del verdadero grosor del tejido del borde y a una subestimación de la profundidad de la copa. Esta información es clínicamente útil para comprender mejor el espectro de cambios anatómicos y patológicos en el glaucoma, y reconocer cómo la esquisis prelaminar puede influir en la evaluación de la enfermedad mediante tomografía de coherencia óptica.
