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12 Enero 2004

Medicina preventiva

Una vida sedentaria en la juventud explicaría el desarrollo de factores de riesgo cardiovascular en la edad adulta

Mantener una buena forma cardiovascular cuando se es adulto joven tiene claros beneficios a largo plazo, ya que se minimizan las probabilidades de desarrollar hipertensión, diabetes y otros factores de riesgo cardíacos en edades más avanzadas.

Variadas investigaciones clínicas han establecido una fuerte asociación entre una baja capacidad cardiorrespiratoria y mortalidad. Las enfermedades cardiovasculares (ECV) explican una proporción considerable de muertes en adultos mayores de 45 años de edad. Numerosos factores de riesgo para la ECV, que incluyen la hipertensión, la diabetes y la hipercolesterolemia, estarían influenciados o mediados por la capacidad respiratoria, sin embargo, la anterior asociación es compleja porque esta aptitud modifica la masa corporal, la cual también está implicada en el desarrollo de factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular. Si bien, las investigaciones reconocen el impacto de estos factores de riesgo en la mortalidad, pocos trabajos han estudiado el papel de la capacidad física en el desarrollo de factores de riesgo en el futuro para la ECV en adultos sanos.

Médicos especialista en medicina preventiva de la Universidad de Northwestern, Chicago, Estados Unidos, investigaron si una mala forma física predice el desarrollo de factores de riesgo cardiovascular y si su mejoría se asocia con una reducción de dicho riesgo.

El estudio se realizó sobre una cohorte de hombres y mujeres con edades entre 18 y 30 años, provenientes del “Coronary Artery Risk Development in Young Adults (CARDIA) study”. Los participantes siguieron y completaron los ejercicios físicos según el protocolo de Balke desde los años 1985-1986 al 2000-2001. Un subgrupo de los participantes (n= 2478) repitió las pruebas de ejercicios durante 1992 y 1993. Los resultados principales a evaluar fueron la diabetes tipo 2, la hipertensión, el síndrome metabólico y la hipercolesterolemia (colesterol LDL > 160 mg/dL).

Durante un período de 15 años de estudio, la incidencia para la diabetes, la hipertensión, el síndrome metabólico y la hipercolesterolemia representaron un 2.8, un 13, un 10.2 y un 11.7 por cada 1000 personas y año, respectivamente. Después del ajuste para la edad, la raza, el sexo, el hábito de fumar y los antecedentes familiares de la diabetes, de la hipertensión o de infarto al miocardio, los participantes con una capacidad muy baja (< del 25%) eran 3 a 6 veces más propensos de desarrollar diabetes, hipertensión y síndrome metabólico que aquellas personas con buena forma física (> 60%). La mejoría del estado físico durante más de 7 años se asoció con un menor riesgo de diabetes y de síndrome metabólico, pero el significado de dichas asociaciones, se redujo tras tener en cuenta los cambios de peso.

Es así, como se concluye, que el no practicar ejercicios en la juventud estaría directamente relacionado con el subsecuente desarrollo de factores de riesgo cardiovascular. Estas asociaciones también implican a la obesidad, lo que podría ser modificado por el hábito de una adecuada actividad física.

Fuente bibliográfica

JAMA 2003 Dec; 290 (23): 3092-3100

Ciencia y Medicina

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