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09 Octubre 2008

Infectología

Alta incidencia de endocarditis y mortalidad en el paciente quemado

Los resultados de esta revisión coinciden con lo descrito en la literatura y apoyan el uso de la ecocardiografía transesofágica temprana en personas con quemaduras y bacteriemia persistente, sobre todo por S. aureus o P. aeruginosa de origen desconocido.

Los pacientes quemados se encuentran en alto riesgo de procedimientos invasivos, bacteriemias y otras complicaciones infecciosas. Las publicaciones al respecto han descrito una eleveda frecuencia, retraso en el diagnóstico y alta mortalidad por endocarditis en personas que han sufrido quemaduras, pero no han abordado el uso de criterios diagnósticos contemporáneos. Un análisis más detallado de la presentación clínica y el diagnóstico puede ayudar al reconocimiento temprano y a una reducción de la mortalidad por endocarditis.

Docentes del Brooke Army Medical Center, en Houston, Estados Unidos, presentaron una serie de casos y un análisis de la literatura en relación a la endocarditis y bacteriemias persistentes en individuos quemados. Durante el período comprendido entre el 1 de enero de 2003 y el 1 de agosto de 2006, fueron examinados cultivos de sangre, hospitalizaciones, ecocardiografías y autopsias. Además, los autores analizaron los casos publicados en inglés sobre quemaduras relacionadas con endocarditis bacteriana. Finalmente, se compararon los aspectos clínicos y diagnósticos de los casos identificados con los de la literatura.

Se observaron 90 episodios de bacteriemia persistente o fungemias en 56 de 1250 pacientes ingresados durante el período de estudio. La ecocardiografía fue realizada en 19, identificándose 4 casos de endocarditis. Un caso adicional fue identificado post-mortem. El tiempo hasta la ecocardiografía osciló entre 6 a 176 días después de la aparición de la bacteriemia. La edad varió de 31 a 64 años, y la superficie total quema oscilaba entre 34 a 80%. La enfermedad ocurrió en el 0,4% de los hospitalizados y el 8,9% de éstos presentaron bacteriemia persistente. Los sitios involucrados incluyeron la válvula mitral (3), válvula tricúspide (2), válvula aórtica (1) y válvula pulmonar (1). Los agentes patógenos más comunes fueron Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa y un caso de Enterococcus faecium. La revisión de la literatura reveló 17 publicaciones que describieron endocarditis bacteriana confirmada en pacientes quemados. Estos casos revelaron una predilección por S. aureus y P. aeruginosa, una relativa escasez de pistas diagnósticas antes de la muerte y una tendencia hacia el diagnóstico ante-mortem y el aumento de supervivencia con el uso de ecocardiografía de diagnóstico.

En conclusión, la incidencia y mortalidad por endocarditis en pacientes quemados siguen siendo elevadas. Las señales clínicas de la condición suelen ser mínimas y el diagnóstico puede retrasarse. Para los pacientes quemados con bacteremia persistente, especialmente por S. aureus o P. aeruginosa de origen desconocido, debería considerarse el diagnóstico mediante ecocardiografía.

Fuente bibliográfica

Burns. 2008 Aug; 34(5):610-6

Ciencia y Medicina

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