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directamente con el uso o abuso de la voz, como el hábito de fumar, el
consumo de alcohol y enfermedad por reflujo extraesofágico ácido.
De una muestra de 132 pacientes (4) con disfonía funcional, el 40% de
ellos demostraron ser usuarios profesionales de la voz y casi la mitad
presentaron algún tipo de lesión orgánica de cuerdas, con una mayor
incidencia en varones. En cuanto a la exposición de factores de riesgo,
no relacionados con el trabajo, se encontró un riesgo casi tres veces
superior de presentar lesiones benignas de cuerdas -entre los fumadores-
Por otra parte, el consumo de alcohol no tuvo relevancia en el desarrollo
de lesiones orgánicas. Es interesante destacar que ni este estudio y
ningún otro que conozcamos, ha investigado el efecto que produce en la
laringe el número de horas trabajadas, así como el efecto de los años de
antigüedad en puestos con este tipo de exigencia vocal. Aún así, como
conclusión, existe evidencia de que la exposición al uso continuado y/o
forzado de la voz es un factor de riesgo laboral en usuarios profesionales
de la voz, ya que se asocia a la aparición de lesiones benignas de cuerdas
vocales, lo que perpetua o agrava la discapacidad producida por la
disfonía.
Del análisis de lo anteriormente expuesto, se puede concluir que es
necesario que las instituciones encargadas de la prevención consideren
estas asociaciones y evalúen el riesgo laboral que entrañan, no sólo en
aquellas profesiones tradicionalmente expuestas a este daño, sino que
incorporen a todas aquellas profesiones en las que se exige una respuesta
satisfactoria a las actividades de comunicación oral.