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Jóvenes con conductas disociales, y/o inestables emocionalmente tienden a desorganizarse
frente a la angustia o frustración presentando cuadros deAP. Considerar que muchos presentan
además consumo frecuente de sustancias.
– Trastornos del ánimo
Son causa infrecuente deAP por si solos, pero si aumentan riesgo deAP como comorbilidad
de consumo de sustancia y en niños con predisposición previa (factores individuales y
ambientales) a la agresividad. Considerar que el trastorno bipolar en la infancia es de
presentación atípica y difícil de distinguir de un trastorno conductual en un episodio de AP.
– Retraso mental y trastornos generalizados del desarrollo
Estos pacientes son más vulnerables de sufrir episodios de agitación frente a los cambios
ambientales, estrés emocional o por enfermedades intercurrentes que generen dolor, o
malestar físico el cual les es difícil de expresar verbalmente. Por tanto siempre hay que
descartar enfermedad somática cuando presenten un cuadro de AP
Evaluación
Lo principal durante la evaluación es mantener la calma, tomar medidas de protección
tanto para el paciente como el personal y jerarquizar síntomas.
La evaluación se basa fundamentalmente en:
– Valoración de agresividad y violencia tanto actual como previa, incluyendo hacia quien va
dirigida (familiares, personal, indiscriminada, etc.), factores que desencadenaron el episodio
de AP, tiempo de duración y evolución (estable, progresiva, fluctuante)
– Examen físico, y neurológico
– Examen mental. Incluye indagar sobre alucinaciones, delirios e ideas paranoicas, sentimientos
nihilistas, angustia, ira, etc.
– Información que aportan los acompañantes del paciente
– Antecedentes médicos
– Antecedentes psiquiátricos
– Exámenes complementarios cuando corresponde
La AP suele progresar desde una fase verbal, pasando por inquietud psicomotora, hasta las
conductas de agresividad física hacia la propiedad y personas.
Por tanto hay que estar atento a los signos de violencia inminente: elevada tensión
muscular, hiperactividad con deambular continuo, habla grave, amenazante y vulgar, golpes
en los muebles
Manejo
No existen guías clínicas basadas en la evidencia para el manejo de la agitación
psicomotora, especialmente en niños, sin embargo la clave para la seguridad es intervenir
precozmente con objeto de prevenir la progresión de la agitación a agresión y violencia. La
medida principal junto con la protección es la contención del paciente
Medidas ambientales a considerar incluyen espacios adecuados sin elementos potencialmente
peligrosos con el mobiliario justo y necesario idealmente fijo al suelo o paredes, y la puerta de acceso
al alcance tanto del personal de salud como del paciente, una buena disposición del personal, control
de los estímulos visuales, auditivos y de desplazamientos. Se debe respetar la privacidad del paciente
en la medida de lo posible y sin correr riesgos innecesarios.
Formas de contención
– Contención emocional: Es la primera opción y tiene como objetivo tranquilizar y estimular
la confianza del paciente, a través del escuchar y persuadir.
Neurología y psiquiatría infanto-juvenil