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HIPERTENSIÓN / 2016 / VOL. 21

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CONCLUSIONES

Los estudios clínicos disponibles a la fecha no avalan la revascularización, quirúrgica o

endovascular, de los pacientes con estenosis ateroesclerótica de la arteria renal, pero dado a

limitaciones en sus diseños, no descartan su beneficio en grupos seleccionados, y el desafío radica

en una buena selección de aquellos potenciales candidatos a beneficiarse de la revascularización.

Desde un punto de vista clínico, la reducción del flujo sanguíneo renal “a veces” desencadena

hipertensión renovascular y/o deterioro de la filtración glomerular, que “a veces” puede ser curado

o mejorado después de restaurar la perfusión renal mediante revascularización.

Para determinar cuándo podría ser de beneficio una revascularización renal, se debe

evaluar y realizar un seguimiento cuidadoso de cada paciente. Una orientación general se muestra

en la Tabla 3. El desafío para el médico tratante es identificar a aquellos pacientes portadores de

EAAR con riesgo de progresión a oclusión, a tiempo para restaurar el flujo sanguíneo y mejorar los

resultados. Ésta sigue siendo una tarea difícil.

De cualquier manera, sea que se decida revascularizar o no, un paciente portador de una

estenosis ateroesclerótica de la arteria renal tiene un elevado riesgo cardiovascular y debe ser

tratado en forma integral, revirtiendo los factores de riesgo cardiovascular modificables, con estilos

de vida saludable, dieta adecuada y terapia farmacológica que incluya en lo posible inhibidores

de la enzima convertidora de la angiotensina o antagonistas de receptores de angiotensina 2, una

estatina y antiagregantes plaquetarios.

Recomendaciones para el manejo de EAAR

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Tabla Nº 3

Factores que favorecen el tratamiento médico más revascularización

Disminución progresiva de la filtración glomerular durante el tratamiento de la HTA.

Incapacidad de lograr un control adecuado de la presión arterial con tratamiento médico óptimo.

Disminución rápida o recurrente de la filtración glomerular en asociación con disminución de la presión arterial.

Disminución de la filtración glomerular durante el tratamiento con IECA o ARA-II

Insuficiencia cardiaca congestiva recurrente sin un sustrato cardiaco que lo explique.

Factores que favorecen el tratamiento médico y seguimiento

Presión arterial controlada con función renal estable.

EAAR estable, sin progresión en el seguimiento (ejemplo, con ecodoppler renal).

Edad avanzada o expectativa de vida limitada.

Revascularización riesgosa por comorbilidad.

Alto riesgo de ateroembolismo o antecedentes de ateroembolismo previo.

Presencia de otra enfermedad progresiva del parénquima renal (ejemplo nefropatía diabética).