

Neumol Pediatr 2015; 10 (4): 160 - 168
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Tuberculosis extrapulmonar en niños
La TB ósea se origina generalmente por diseminación
hematógena o linfática y alcanza de manera progresiva la
envoltura sinovial, la placa subcondral y el cartílago de conjunción;
se presentan abscesos fríos, y secuestros óseos (30). El pulmón
es el foco primario en cerca del 75% de los pacientes (sucede
luego de una primoinfección tuberculosa) (3,10). En pediatría
el compromiso articular usualmente se manifiesta como una
monoartritis insidiosa crónica, generalmente en cadera o
rodilla (3,10,35,36). La enfermedad esquelética multifocal es
infrecuentemente reportada en niños (37).
Los signos y síntomas son generalmente inespecíficos;
el dolor es la principal manifestación clínica; también puede
existir edema, inflamación localizada, fiebre, restricción de
movimientos, además se puede presentar deformidad y paraplejia
en el caso del compromiso vertebral (38,39). También se suele
acompañar de fiebre y compromiso respiratorio, antecediendo a
las manifestaciones osteoarticulares (3,10,35).
El diagnóstico se establece mediante la recuperación
del bacilo tuberculoso de fluidos corporales (aspirado gástrico,
esputo, líquido sinovial) y/o por la demostración de cambios
consistentes con TB en especímenes de biopsia sinovial u ósea.
Una historia de contacto positivo está presente en el 20% de
los casos. La prueba de tuberculina es positiva en la mayoría
de los pacientes (10). Los métodos de imágenes (radiografías
simples que evidencian zonas líticas, resonancia o ecografía
de articulaciones orientan el diagnóstico. También es útil la
determinación de PCR para mycobacterium tuberculosis en el
líquido articular (16).
El diagnóstico diferencial de la TB osteoarticular
se hace con artritis séptica, enfermedad de Perthes, sinovitis
transitoria, monoartritis reumática juvenil, brucelosis, espondilitis
aspergilar, metástasis tumoral (10,35).
Puede generar discapacidad funcional y su pronóstico depende
del diagnóstico y manejo oportunos, tanto médico como
quirúrgico en algunos casos (10).
TUBERCULOSIS ABDOMINAL
La tuberculosis abdominal es bastante rara en
niños, es más frecuente en pacientes inmunocomprometidos.
Generalmente las presentaciones intestinal, peritoneal, hepática,
esplénica, pancreática o biliar son una manifestación de una
tuberculosis miliar con siembras linfohematógenas, pero también
puede ser secundaria a una diseminación por ingesta de esputo
infectado con mycobacterium bovis o tuberculoso, reactivación
local de una infección latente o contaminación directa desde
otros órganos (3,5,40-43).
Habitualmente la TB no es considerada en el diagnóstico
diferencial de los cuadros abdominales, debido a su expresión
clínica variable e inespecífica. Se presenta con fiebre, anorexia,
ascitis, astenia, adinamia y pérdida de peso, con un laboratorio
inespecífico y en forma insidiosa con diarrea y estreñimiento
intermitentes o como abdomen agudo (apendicitis, peritonitis),
masa abdominal u oclusión intestinal (3,10,41). Los ganglios
abdominales no son los más frecuentemente afectados en la TB,
sin embargo el compromiso ganglionar es la manifestación más
frecuente de la TB abdominal (44). Si compromete el hígado o
las vías biliares, puede simular una hepato-colangitis (3).
El diagnóstico se realiza con base en la combinación
de la epidemiología, PPD, imágenes (radiografía simple de
abdomen, ecografía abdominal, TAC abdominal con contraste),
colonoscopia, cultivos de fluidos (paracentesis, materia fecal)
y tejidos, ADA de líquido peritoneal, PCR de tejidos o líquido
peritoneal, aspiración-biopsia y la anatomía patológica (3,16,42).
El tratamiento es médico con fármacos antifímicos
en la mayoría de los casos, con corticoides adyuvantes cuando
se sospecha obstrucción o riesgo de estenosis intestinal,
perforación y fístulas entéricas y médico quirúrgico en unos
pocos pacientes (3,42, 44).
TUBERCULOSIS CARDIACA
La forma más frecuente de TB cardiaca es la
pericarditis, que se desarrolla por invasión directa o drenaje
linfático desde nódulos caseosos subcarinales (10,31,32,45).
Los síntomas son usualmente no específicos tales como fiebre,
malestar general, anorexia, y menos frecuentemente dolor
torácico, dificultad respiratoria y un frote pericárdico o en casos
severos signos de taponamiento cardiaco. Puede desembocar en
una pericarditis constrictiva debido a la proliferación fibroblástica
secundaria. El diagnóstico es confirmado por la radiografía de
tórax (Figura 8), electrocardiograma, ecocardiograma, prueba
de tuberculina positiva, citoquímico, ADA, cultivo y PCR para
mycobacterium tuberculosis del líquido aspirado y en algunos
casos biopsia de pericardio (10,16,45).
Además del tratamiento antibiótico cuatro fármacos
antituberculosos, los esteroides parecen ser eficaces para
reducir la inflamación en la fase aguda y mejorar la evolución
(46).
TUBERCULOSIS GENITOURINARIA
Es muy rara en niños (3,5,10,47) y puede estar
afectando cualquier parte del sistema genitourinario.
Generalmente el compromiso renal se presenta luego de
un período de latencia largo como consecuencia de una
diseminación hematógena luego de una primoinfección (3,48).
Figura 8.
Pericarditis tuberculosa, granuloma lóbulo superior derecho.
Niño de 9 años. (Archivo personal del autor)