

HIPERTENSIÓN / 2017 / VOL. 22
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En la tabla 1 se señalan la dosis de estos tres antihipertensivos aprobadas en el embarazo.
Tabla Nº 1
Dosis orales aprobadas en el embarazo
Antihipertensivo
Dosis mínimas
Dosis Máximas
Hidralazina
25 mg cada 12 horas
50 mg cada 6 horas
Metildopa
125 mg cada 12 horas
500 mg cada 6 horas
Labetalol
50 mg cada 12 horas
400 mg cada 12 horas
2) Tratamiento de la hipertensión severa del embarazo:
Hipertensión severa del embarazo se define por cifras tensionales iguales o mayores a 160
y/o 110 mm Hg
(15-18,22,23)
.
Hidralazina es administrada por vía intravenosa (20 a 40 mg en 500 ml suero glucosado
5%), con una velocidad de goteo que permita el descenso de la presión diastólica bajo 110 mm
Hg. También se puede usar en dosis fraccionadas de 5 mg iv cada vez que la presión diastólica
se eleve sobre 110 mm Hg, que pueden incrementarse a 10 mg y que se repiten si es necesario
cada 20 min.
El labetalol es administrado por vía parenteral en dosis inicial de 20 mg. Si el efecto es
insuficiente, se aumenta a 40 mg hasta alcanzar 80 mg cada 10 min en sólo dos dosis adicionales.
Debe monitorizarse la frecuencia cardíaca fetal por el riesgo de bradicardia. En el recién nacido se
ha reportado mayor incidencia de hipotensión y bradicardia
(24)
.
Metas de presión arterial en el embarazo
A raíz de que los tres hipotensores revisados son ampliamente empleados en la hipertensión
de la embarazada creo conveniente mencionar un punto que hasta ahora había sido objeto de debate,
la meta de presión arterial del tratamiento oral a largo plazo. En 2015 el estudio multicéntrico CHIPS
(Control of Hypertension in Pregnancy Study)
randomizó a 981 hipertensas crónicas e hipertensas
no proteinúricas mayoritariamente tratadas con labetalol a dos grupos, uno de control tensional
más laxo (less tight control, diastólica 100 mm Hg) y otro más estricto
(tight control, 85 mm Hg)
.
Los grupos se diferenciaron en la mayor progresión hacia hipertensión severa del grupo más laxo
(40.6 versus 27.5%), lo que apoya esta modalidad de tratamiento. No se observaron diferencias
en recién nacidos de bajo peso, pérdidas fetales o neonatales ni en complicaciones neonatales.
En ambos grupos la preeclampsia sobreagregada se presentó en aproximadamente en la
mitad de las pacientes
(25)
.
En el caso de la preeclampsia aislada, o sobreagregada a hipertensión crónica, es necesario
tomar en cuenta que la respuesta adecuada a los antihipertensivos no es sinónimo de estabilidad
del compromiso multisistémico derivado de la placenta isquémica
(19)
; este se logra sólo después
de la extracción de la placenta. Sólo constituye una protección a las complicaciones cardíacas o
cerebrovasculares de la madre mientras el feto no deteriore su hemodinamia y permite una conducta
expectante para alcanzar la viabilidad del recién nacido. También hay que considerar que en el
2013 la
Task Force on Hypertension in Pregnancy of the American College of Obstetricians and
Gynecologists
definió que el diagnóstico de preeclampsia puede realizarse en ausencia de proteinuria,
siempre que la hipertensión coexista con signos de compromiso sistémico como trombocitopenia