

Anales Oftalmológicos
Tomo V Vol. V N˚2 2009 Santiago - Chile
El ejercicio de la oftalmología es un desafío constante a la proactividad. La investigación y el
desarrollo tecnológico asociado a la especialidad son vertiginosos. Esto nos obliga constantemente
a buscar información y aprender nuevas técnicas quirúrgicas y nuevas estrategias de tratamiento
médico.
Si esto lo vemos en el contexto de las subespecialidades se verá como algo lógico, necesario y
relativamente fácil de acceder. Tomando en cuenta que en las grandes capitales se concentra
la formación y el ejercicio de subespecialistas, se produce un círculo virtuoso del cual se puede
sacar gran provecho dado el contacto estrecho entre los colegas y sus experiencias.
En el lado opuesto estamos quienes ejercemos la oftalmología en provincia, especialmente
quienes estamos muy lejos de la capital. Sin embargo, ese “lado opuesto” tiene grandes ventajas
que se descubren cuando somos proactivos, personal y grupalmente. Esto se traduce en un
esfuerzo importante que trae como resultados la satisfacción personal de estar haciendo las
cosas bien y la gratitud de nuestros pacientes por resolver sus problemas de salud visual.
La actualización con respecto a los elementos diagnósticos y terapéuticos de última generación
se ha logrado satisfactoriamente. Hace algunos años podría verse lejano el contar con
facoemulsificadores de última generación, láser excimer, equipos como OCT de polo posterior
y anterior de alta resolución, ecógrafos A estandarizado, IOL Master, etc. Presentes algunos
en el área privada y otros en la pública. Éstos y otros más, son esenciales en el grado de
resolutividad al que aspiramos. Esta ambición que la perseguimos con convicción no es otra
cosa que llevar a la máxima expresión la buena praxis del ejercicio de la medicina, en este
caso de la oftalmología.
Con respecto a la resolución quirúrgica puedo nombrar las más de 400 cirugías anuales de
catarata públicas y privadas, de las cuales en un 98% fueron con facoemulsificación, algunas
complejas con necesidad de uso de anillos endocapsulares o iridoplastías, queratoplastias
penetrantes asistidas por colegas especialistas en córnea, una cirugía de rehabilitación de
superficie corneal en un causticado con membrana amniótica fresca e injerto de Stem cells,
cirugías de estrabismo con oblicuos inferiores, retina con exoimplantes, el control exhaustivo
de los RN prematuros y su derivación oportuna (últimamente realizamos el tratamiento con
fotocoagulación de un paciente por la imposibilidad del traslado inmediato), cirugía refractiva
con láser excimer, incisional corneal (IRL) y facorrefractiva con lentes tóricos y multifocales,
etc. Todos estos procedimientos y otros se han llevado a cabo con dedicación, tomando en
cuenta siempre la confianza depositada por los pacientes en su médico tratante y nosotros
preocupándonos de realizar lo mejor posible con el propósito de resolver el problema que
afecta al paciente que se encuentra muchas veces imposibilitado de salir de la región.
No cabe duda que el contacto que tenemos con los subespecialistas que se desenvuelven en la
capital es vital. La tecnología comunicacional que existe hoy en día lo ha facilitado mucho más.
La digitalización de la fotografía y los exámenes nos han permitido interconsultar en numerosas
oportunidades de casos clínicos complejos. Las opiniones recibidas siempre han sido útiles,
algunas veces sirviendo de confirmación y otras siendo decidoras en cuanto a la conducta a
tomar. Contamos, además, con la visita de colegas que nos ayudan a resolver localmente a
aquellos pacientes que no pueden trasladarse fuera de la ciudad y que evidentemente requieren
el manejo experto. Me refiero a especialistas en polo anterior para las queratoplastias, retinólogos
E D I T O R I A L
La oftalmología en provincia: una opción y un desafío